jueves, 22 de marzo de 2018

#hemeroteca #queer | Barcelona King Kong

Imagen: El Mundo / José Pons Bertrán, Virginie Despentes y Paul B. Preciado en Barcelona, 2007
Barcelona King Kong.
Leticia Blanco | El Mundo, 2018-03-22
http://www.elmundo.es/cataluna/2018/03/22/5ab4041cca47410b258b460d.html

Una se ha convertido en escritora de éxito que ha vendido más de 150.000 ejemplares de su última novela en Francia. Otro es profesor en La Sorbona y columnista en 'Libération'. Otra, directora de comunicación en el Ayuntamiento de Barcelona. Fueron protagonistas de la Barcelona del postporno desde los márgenes del 'underground'. Más de una década después, la nueva oleada feminista les ha dado la razón.

Corría 2006 cuando Virginie Despentes escribió ‘Teoría King Kong’, un breve, ultrahonesto y demoledor ensayo en el que la francesa se abría en canal y hablaba sin tapujos sobre su sexualidad, la cultura de la violación, la prostitución, el feminismo, la pornografía, la represión del deseo, el consentimiento y el machismo en la sociedad. Despentes venía de estar en el ojo del huracán tras estrenar ‘Fóllame’, que había causado un escándalo mayúsculo en Francia, y en ‘Teoría King Kong’ volcó toda esa rabia en un libro explosivo, mezcla de memorias punk y tratado feminista urgente. Han pasado 12 años desde que el libro vio la luz, pero parece que fue escrito ayer. Su frescura y cólera permanecen intactas. Quizá por ello este otoño han aparecido una nueva edición en castellano (Literatura Random House) y, por primera vez, una traducción al catalán (L'Altra Editorial). Los lectores que lo descubran ahora se encontrarán con un texto feroz, ‘cambia-vidas’ y sospechosamente actual.

‘Teoría King Kong’ está irremediablemente ligado a Barcelona. No sólo porque el libro influyó de una forma poderosa en todo el movimiento ‘queer’ y postporno (una respuesta al porno tradicional desde una mirada feminista y subversiva) que en aquel momento eclosionó en la ciudad. También porque Despentes se mudó a Barcelona con su pareja de entonces, Paul (entonces Beatriz) Preciado, nada más escribirlo. Aquí, ambos se convirtieron en una especie de ‘power couple’ idolatrada por todo el activismo.

«Yo las conocía y admiraba profundamente», recuerda Águeda Bañón, hoy jefa de comunicación en el Ayuntamiento de Barcelona. «Fueron años muy activos, alegres y desenfadados, pero también leíamos mucho. A Judith Butler, Donna Haraway... El libro de Virginie nos impactó porque recogía esa disidencia feminista en un lenguaje directo, de una gran franqueza y honestidad», resume.

Preciado y Despentes se habían conocido en el año 2000 en los actos de apoyo a ‘Fóllame’, censurada en Francia. Cinco años después iniciaron una relación sentimental. «Nuestro reencuentro fue un detonante para los dos», recuerda Preciado. «Ella escribió ‘Teoría King Kong’, acercándose más al campo teórico que hasta entonces no era el suyo. Virginie leyó entonces toda mi biblioteca feminista y ‘queer’ y la digirió de una manera absolutamente nueva, traduciéndola en un lenguaje que no era el de la universidad, sino el de la calle y el de la ficción. Yo escribí al mismo tiempo ‘Testo Yonqui’. Sin Virginie nunca hubiera podido escribirlo, no solamente porque el libro narra, en parte, nuestra relación, sino sobre todo porque Virginie me autorizó a salir del lenguaje universitario, del circuito cerrado de la filosofía para transitar hacia algo que no era exactamente ficción, pero tampoco era exclusivamente teoría política o historia sexual», rememora Preciado.

La pareja vivía entre París y Nueva York, pero también pasaba mucho tiempo recluida escribiendo, en el sur de Francia y la Bretaña. «Allí escribimos ella ‘King Kong’ y yo ‘Testo Yonqui’. Leyéndonos el manuscrito cada día y comentándolo. Fue una experiencia extraordinaria. Pero es cierto que la visibilidad pública que la polémica de ‘Fóllame’ había dado a Virginie en Francia era difícil de soportar en la vida cotidiana. Cualquiera se creía con derecho a abordarnos y opinar sobre nuestra vida en la calle. Así que decidimos mudarnos un par de años a Barcelona».

En Barcelona, el hoy columnista de ‘Libération’ empezó a trabajar en el Macba, convirtiéndolo en «un foro de agitación social feminista y queer». Preciado organizó allí la primera maratón postporno en 2003, que contó con la presencia de una de las ideólogas del movimiento, Annie Sprinkle, y su mítica ‘performance’ ‘The Public Cervicx Announcement’, en la que Sprinkle invita al público a explorar su vagina con un espéculo.

«Era maravilloso. En Barcelona empezamos a vivir realmente con lo que entonces llamábamos la manada, el grupo de amigos con quien habíamos empezado el postporno. Nuestra vida no era tan radical como la suya: nosotros no bebíamos y no podíamos drogarnos ni follar con tanta gente distinta porque teníamos otro calendario de trabajo. Pero la energía vital estaba allí», recuerda el que fuera discípulo de Derrida, hoy profesor en La Sorbona.

«Mi intuición de la maratón surgió del trabajo de Virginie y del de Annie Sprinkle. Cuando lo organicé, el museo decía que no había público para eso. Pero de repente vinieron más de 300 personas. A los talleres más específicos aparecieron unas 30 personas increíbles, como Itziar Ziga, Maria Llopis, Helena Torres, Las PostOp... Lo curioso es que todas ellas ya estaban ‘viviendo’ una vida postporno, pero no había lenguaje, no había gramáticas para hablar de ello. Eso es lo que la maratón cambió y para lo que la obra de Virginie ha sido crucial. Empezamos a construir una gramática colectiva. Sin ‘Fóllame’ y la polémica que surgió de ahí en torno a la violación, el derecho de autorepresentación de la sexualidad femenina y lesbiana, las cuestiones de migración y sexualidad, de trabajo sexual... no habría habido postporno», reflexiona Preciado.

Para María Llopis -autora del blog que fue referente del movimiento, ‘Girls who like porno’, junto a Bañón-, el ensayo de Despentes es una «obra maestra». Llopis publicó ‘El postporno era esto’ en 2010 y ‘Maternidades subversivas’ en 2015, del que hay un documental en marcha. Hoy se alegra de que el feminismo esté «de moda, por fin».

El feminismo no es lo único que se ha puesto de moda en los últimos tiempos. Muchos de los temas que por aquel entonces se debatían y experimentaban en espacios de libertad como La Bata de Boatiné o el primer Hangar (liderado por Pedro Soler, otro gran catalizador de la escena), han pasado a formar parte de la conversación ‘mainstream’: la identidad de género, lo queer, lo trans, el desafío a lo heteronormativo, el debate sobre la cultura de la violación son temas prácticamente cotidianos.

De hecho, Preciado parece tener una especie de imán para adelantarse años a los temas más candentes: antes del reciente episodio de autocensura en Arco (y de la condena por injurias al rey del rapero Valtonyc), experimentó una situación similar en el Macba con la escultura de Ines Doujak que mostraba al Rey emérito siendo sodomizado. Y hace tres meses, el pasado enero, la revista ‘Playboy’ cerró, clausurando una época que Preciado había diseccionado ocho años antes en ‘Pornotopía’, que le valió el Premio Anagrama de Ensayo en 2010.

‘Teoría King Kong’ apareció en 2006 en Melusina, una pequeña editorial barcelonesa capitaneada por José Pons Bertrán. «Yo tenía interés en publicar a la persona que entonces, hará unos doce o trece años, firmaba como Beatriz Preciado y hoy se llama Paul Preciado», recuerda el editor. «Como nuestra correspondencia por correo electrónico no acababa de cuajar en ningún proyecto, decidí coger un avión e ir a verla en París. Almorzamos juntos y Preciado sugirió que publicara ‘Teoría King Kong. Yo apenas conocía la obra de Virginie, salvo por el escándalo que había supuesto ‘Fóllame’. Preciado me dijo que había vendido muy bien en Francia y que era objeto de una gran polémica», cuenta el editor. «Unos meses después, y cuando el proyecto ya estaba en marcha, las dos recalaron en Barcelona porque estaban un poco cansadas del clima de crispación en París y yo les ayudé a instalarse».

¿Cuál fue la reacción tras su publicación? «Tuvo una incidencia inmediata. No hubo una controversia como en Francia porque ya sabemos que España es un país culturalmente intervenido». ¿Vendió mucho? «El libro ha vendido muy bien. No es el que más ha vendido de Melusina, pero me ha dado muchas alegrías, en particular, durante la crisis del ladrillo, cuando el mercado editorial se desplomó».

Preciado también recuerda aquella visita de Pons a París. «Yo le dije que había que traducir ‘Teoría King Kong’. Y que había que publicar los libros de Itziar Ziga, Helena Torres y María Llopis. Era como registrar la erupción de un volcán sexual y político en directo. El problema es que José es un mafioso de la edición: nunca nos ha pagado por la publicación. Ha venido miles de libros y nunca hemos visto un sólo cheque suyo. Por eso cuando acabó el contrato cambiamos de editor», matiza.

Pese a lo efervescente de aquellos años, Bañón no tiene un recuerdo especialmente idealizado de la época. «Barcelona era durísima entonces. La Ordenanza Cívica acababa de aprobarse y empezó un periodo de represión en el espacio público contra el movimiento antiglobalización. El 4-F [los hechos retratados en ‘Ciutat Morta’, el encarcelamiento y posterior suicidio de la activista Patricia Heras] fue muy duro», asegura. Preciado tampoco es nostálgico: «Barcelona era un absoluto muermo. Una ciudad totalmente vendida al turismo, destrozada por salvajes políticas urbanas privatizadas, muy segmentada en términos de clase y de raza. Una ciudad en el fondo extremadamente burguesa, donde la vida fluye sólo en los márgenes charnegos y migrantes. Y ahí estaba el postporno».

¿Ha vuelto Barcelona a generar algo tan radicalmente libre y nuevo? «Hay una Barcelona hermosísima, que es la de las chicas del trap y del twerk», lanza Bañón. «Ahora ese discurso es muy políticamente incorrecto, pero de alguna manera, ellas también están rompiendo los códigos para defender su poder, su sexualidad y su independencia desde otro lugar, un poco como sucedía con el postporno en su día. Creo que si ahora fuera joven, eso es lo que me interesaría», dice.

¿Y qué opina acerca de la nueva oleada feminista? «Pues me recuerda un poco al 15-M, ese momento de ingenuidad en el que hay una toma de conciencia colectiva y piensas: claro, si es que teníamos razón. Hay que verlo como una fiesta y aprovechar la ola para transmitir esas ideas a los que acaban de llegar. Es el hilo de la historia, las nuevas generaciones. Yo estoy flipando».

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