Imagen. El Mundo / Juan Avellaneda |
Anna R. Alós | LOC, El Mundo, 2019-11-01
https://www.elmundo.es/loc/famosos/2019/11/01/5dbaf37afdddfff5708b460d.html
Diseñador de moda puesto a cocinero ocasional, a Juan Avellaneda (37) le va la marcha y se acerca a todo aquello que le obliga a abandonar su zona de confort. Después de muchos años trabajando, la televisión le ha dado popularidad. Primero con el programa ‘Cámbiame’ y después con ‘MasterChef Celebrity’. Es, con Manolo Blanik y Alexander Wang, diseñador de un bolso Bulgari entre todos sus proyectos.
P. ¿Le paran por la calle?
R. Bastante, pero quien se acerca es siempre gente educada.
P. Llegó a la moda masculina después de un largo camino.
R. Sí, estudiaba Ingeniería Informática y trabajaba en banca, en comunicación. Por las noches dibujaba y pensaba diseños, era mi pasión. Cada domingo por la noche me ponía enfermo de pensar que tenía que ir a trabajar el lunes, un martirio. Yo quería dedicarme a la moda.
P. Y un día se lanzó al vacío.
R. Sí, y lo cierto es que el haber estudiado Ingeniería me ayudó a centrarme, a no volar más de lo necesario. Me centró. Busqué talleres pequeños para mi producción, también pequeña, y así empecé.
P. Diseña colecciones cápsula cuando el mercado de la moda exige dos colecciones al año.
R. Eso no es sostenible ni justo con el medio ambiente. Hay que hacerse una pregunta frente a la moda: ¿necesito una pieza concreta o lo planifico de acuerdo a lo que veo? La moda es necesidad y capricho, pero dos colecciones al año es algo obsoleto.
P. Usted tiene las dos líneas, la de necesidad y la de capricho. Si nos centramos en la de capricho, que es la que más le identifica, no se ven hombres vestidos como usted, con americanas de flores y trajes de color rosa.
R. Cierto, es una cuestión de género, de condición sexual. En España hay un problema de miedo al qué dirán. De todos modos ya se va educando visualmente. El grupo de 35 años máximo es más lanzado, tiene superado lo del género y se atreve con todo. Los que pertenecen a la franja superior tiene miedos, falta mucho todavía para que se suelten. ¿Ese es menos hombre por vestir un traje rosa?
P. ¿Qué pasa con el protocolo?
R. Cuando leo que hay que ir a una recepción con traje negro, pienso que no pone nada de flores, así es que voy de negro pero estampado de flores. La masculinidad no está en llevar flores o colores que llaman femeninos y la gente joven lo tiene claro.
P. ¿No cree que la cuestión es que la mayoría de los hombres no se divierte con el vestir?
R. Eso también, el hombre suele vestirse por obligación, no por placer como la mujer.
P. Hace seis meses que diseña para mujer.
R. Sí, porque el dos piezas no tiene género.
P. Ropa de mujer masculina.
R. Lo de ropa masculina o femenina ¿qué significa? Hay que superar eso. Hemos de borrar las etiquetas que nos vienen de serie.
P. ¿Diseña solo lo que se pondría usted?
R. Sí, y cuando diseño para mujer pienso en mi amiga Nieves Álvarez.
P. Pues estamos listas las de medidas más allá.
R. La belleza es equilibrio y proporción, no las medidas, y la moda es arquitectura que hay que adaptar a cada cuerpo. La elegancia es la actitud, la mirada, el movimiento, las palabras. No pienso en la mujer en centímetros, pienso en su actitud..
P. En el programa MasterChef Celebrity le hemos visto en la cocina con prendas insuperables.
R. ¡Qué duro es eso de cocinar! Carmen Lomana me lo advirtió y se quedó corta. Aguanté porque soy perfeccionista y por amor propio.
P. Usted ni idea de cocina.
R. Ni idea es poco. Firmé tres semanas antes de comenzar el programa y pedí ayuda al chef Nandu Jubay. Entre él, la escuela Hofmann y el chef Oriol Castro aprendí algo. Me enteré de que en mi cocina no había horno cuando quise probar en casa. La vitro no funcionaba y llevaba 10 años con ella. He cambiado de casa y ahora no me falta ni un aparato. Lo que más me gusta es cocinar postres.
P. Del programa le ha quedado una buena amiga, Tamara Falcó.
R. Tamara es un gran descubrimiento, es alguien puro, transparente, es sincera con la gente y consigo misma. Su conexión con la religión la ha llevado a proyectar paz, yo lo recibo así. Tuvo su momento espiritual y gracias a eso es como es, carece de maldad y creo que la prensa ha sido muy cruel con ella. Cada día me fascina con sus comentarios y es generosa, me invitó a su casa para practicar para que pudiera quedarme en Madrid.
P. Entonces, conoció a Isabel Preysler, porque Tamara vive con ella.
R. Sí, y me parece una gran señora, la educación en persona. Tamara me dio una gran frase que aprendió de su madre: La moda es un hobby muy caro.
P. Últimamente la está vistiendo. A Tamara.
R. Si, y ella sabe muy bien lo que ha de llevar. Y estamos organizando juntos un proyecto.
P. ¿Gastronómico?
R. No lo tenemos aún claro. Yo sí me he metido en un tema gastronómico porque diversificar riesgos me parece una buena medida. Se trata de una central de producción, L' Avocaterie, desde donde vía online se sirve comida sana con el aguacate como base.
Una buena medida, grasa vegetal sin colesterol y la llamada mantequilla de los veganos. Un negocio, sin duda, con mirada de futuro.
P. ¿Le paran por la calle?
R. Bastante, pero quien se acerca es siempre gente educada.
P. Llegó a la moda masculina después de un largo camino.
R. Sí, estudiaba Ingeniería Informática y trabajaba en banca, en comunicación. Por las noches dibujaba y pensaba diseños, era mi pasión. Cada domingo por la noche me ponía enfermo de pensar que tenía que ir a trabajar el lunes, un martirio. Yo quería dedicarme a la moda.
P. Y un día se lanzó al vacío.
R. Sí, y lo cierto es que el haber estudiado Ingeniería me ayudó a centrarme, a no volar más de lo necesario. Me centró. Busqué talleres pequeños para mi producción, también pequeña, y así empecé.
P. Diseña colecciones cápsula cuando el mercado de la moda exige dos colecciones al año.
R. Eso no es sostenible ni justo con el medio ambiente. Hay que hacerse una pregunta frente a la moda: ¿necesito una pieza concreta o lo planifico de acuerdo a lo que veo? La moda es necesidad y capricho, pero dos colecciones al año es algo obsoleto.
P. Usted tiene las dos líneas, la de necesidad y la de capricho. Si nos centramos en la de capricho, que es la que más le identifica, no se ven hombres vestidos como usted, con americanas de flores y trajes de color rosa.
R. Cierto, es una cuestión de género, de condición sexual. En España hay un problema de miedo al qué dirán. De todos modos ya se va educando visualmente. El grupo de 35 años máximo es más lanzado, tiene superado lo del género y se atreve con todo. Los que pertenecen a la franja superior tiene miedos, falta mucho todavía para que se suelten. ¿Ese es menos hombre por vestir un traje rosa?
P. ¿Qué pasa con el protocolo?
R. Cuando leo que hay que ir a una recepción con traje negro, pienso que no pone nada de flores, así es que voy de negro pero estampado de flores. La masculinidad no está en llevar flores o colores que llaman femeninos y la gente joven lo tiene claro.
P. ¿No cree que la cuestión es que la mayoría de los hombres no se divierte con el vestir?
R. Eso también, el hombre suele vestirse por obligación, no por placer como la mujer.
P. Hace seis meses que diseña para mujer.
R. Sí, porque el dos piezas no tiene género.
P. Ropa de mujer masculina.
R. Lo de ropa masculina o femenina ¿qué significa? Hay que superar eso. Hemos de borrar las etiquetas que nos vienen de serie.
P. ¿Diseña solo lo que se pondría usted?
R. Sí, y cuando diseño para mujer pienso en mi amiga Nieves Álvarez.
P. Pues estamos listas las de medidas más allá.
R. La belleza es equilibrio y proporción, no las medidas, y la moda es arquitectura que hay que adaptar a cada cuerpo. La elegancia es la actitud, la mirada, el movimiento, las palabras. No pienso en la mujer en centímetros, pienso en su actitud..
P. En el programa MasterChef Celebrity le hemos visto en la cocina con prendas insuperables.
R. ¡Qué duro es eso de cocinar! Carmen Lomana me lo advirtió y se quedó corta. Aguanté porque soy perfeccionista y por amor propio.
P. Usted ni idea de cocina.
R. Ni idea es poco. Firmé tres semanas antes de comenzar el programa y pedí ayuda al chef Nandu Jubay. Entre él, la escuela Hofmann y el chef Oriol Castro aprendí algo. Me enteré de que en mi cocina no había horno cuando quise probar en casa. La vitro no funcionaba y llevaba 10 años con ella. He cambiado de casa y ahora no me falta ni un aparato. Lo que más me gusta es cocinar postres.
P. Del programa le ha quedado una buena amiga, Tamara Falcó.
R. Tamara es un gran descubrimiento, es alguien puro, transparente, es sincera con la gente y consigo misma. Su conexión con la religión la ha llevado a proyectar paz, yo lo recibo así. Tuvo su momento espiritual y gracias a eso es como es, carece de maldad y creo que la prensa ha sido muy cruel con ella. Cada día me fascina con sus comentarios y es generosa, me invitó a su casa para practicar para que pudiera quedarme en Madrid.
P. Entonces, conoció a Isabel Preysler, porque Tamara vive con ella.
R. Sí, y me parece una gran señora, la educación en persona. Tamara me dio una gran frase que aprendió de su madre: La moda es un hobby muy caro.
P. Últimamente la está vistiendo. A Tamara.
R. Si, y ella sabe muy bien lo que ha de llevar. Y estamos organizando juntos un proyecto.
P. ¿Gastronómico?
R. No lo tenemos aún claro. Yo sí me he metido en un tema gastronómico porque diversificar riesgos me parece una buena medida. Se trata de una central de producción, L' Avocaterie, desde donde vía online se sirve comida sana con el aguacate como base.
Una buena medida, grasa vegetal sin colesterol y la llamada mantequilla de los veganos. Un negocio, sin duda, con mirada de futuro.
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