'Vanity Fair' consigue la cabecera más efectiva e icónica del año 2015.
Begoña Gómez Urzaiz | El País, 2015-12-21
http://elpais.com/elpais/2015/12/18/estilo/1450456818_781315.html
Cada año por estas fechas, la revista Adweek compila su lista sobre las portadas más y menos efectivas, las que consiguieron vender más ejemplares y las que se estrellaron. El informe sirve indirectamente para comprobar qué personajes están al alza y cuáles van de capa caída.
En 2015 hay poca discusión: el titular del año es sin duda ese “Llamadme Caitlyn” con el que se daba a conocer Caitlyn Jenner, antes Bruce, tras salir del armario como mujer transexual. Vanity Fair trabajó esa portada del mes de julio en el máximo secreto, en ordenadores sin conexión a internet, y la mantuvo oculta incluso de los empleados de la revista, que estuvieron trabajando en una portada falsa hasta el último minuto. El esfuerzo valió la pena. Vendieron más de 400.000 ejemplares de ese número, muy por encima de su media habitual, que está en torno a los 165.000. Aunque también bastante por debajo de lo que conseguían sus bombazos de hace una década. La primera entrevista que dio Jennifer Aniston en 2005 hablando de su divorcio con Brad Pitt, acompañada de una portada en la que la actriz de Friends llevaba solo una camisa blanca entreabierta, colocó más de 730.000 copias. Un año después, el reportaje que Annie Leibovitz dedicó a la que era la pareja del momento, Tom Cruise y Katie Holmes, presentando a su pequeña Suri, también rebasó las 700.000.
Caitlyn y su penúltima hija, la modelo Kendall Kendall, demostraron tener más tirón en 2015 que la supuesta estrella de su clan, Kim Kardashian. Las portadas que protagonizó la esposa de Kanye West en el tabloide Life & Style están entre las peor vendidas de esa publicación. Tampoco funcionó bien Sarah Jessica Parker, que lleva años sin tener un éxito en el cine o la televisión. Sus dos portadas para Harper’s Bazaar y Cosmopolitan (ediciones estadounidenses) bajaron la media de venta de ambas cabeceras.
Según Adweek, las actrices que pasan de los 40 años vendieron pocas revistas en el segmento más amarillista. Sandra Bullock encabezó los números menos exitosos de Star y Life&Style, mientras que Sofia Vergara y Cameron Diaz estaban en la portada menos efectiva de Ok! La regla tiene tan solo dos excepciones: Angelina Jolie y Jennifer Aniston, quienes al parecer siguen cautivando igual que hace diez años.
El informe sirve también para conocer los gustos de los lectores de cada publicación. Si a veces se bromea con que nada le gusta tanto al comprador de Vanity Fair estadounidense como un Kennedy muerto —los números lo corroboran: en el pasado se han marcado tantos con John, Jackie, John John y Carolyn Bessette— también está claro que los seguidores de Rolling Stone prefieren a estrellas de antaño que a cualquiera que cope ahora las listas de éxitos. Stevie Nicks y John Belushi le dieron a la cabecera sus portadas más efectivas de 2015, por encima de Nicki Minaj o Katy Perry.
La histórica portada de Caitlyn Jenner en Vanity Fair lidera también otra lista, la que elabora Time con las mejores portadas del año, no en términos comerciales sino gráficos y periodísticos. Para el editor de la revista de Condé Nast, Graydon Carter, el éxito de esa rotunda cabecera se debe a tres cosas: “Un personaje conocido, una sorpresa mayúscula y un giro cultural que despunta”.
En 2015 hay poca discusión: el titular del año es sin duda ese “Llamadme Caitlyn” con el que se daba a conocer Caitlyn Jenner, antes Bruce, tras salir del armario como mujer transexual. Vanity Fair trabajó esa portada del mes de julio en el máximo secreto, en ordenadores sin conexión a internet, y la mantuvo oculta incluso de los empleados de la revista, que estuvieron trabajando en una portada falsa hasta el último minuto. El esfuerzo valió la pena. Vendieron más de 400.000 ejemplares de ese número, muy por encima de su media habitual, que está en torno a los 165.000. Aunque también bastante por debajo de lo que conseguían sus bombazos de hace una década. La primera entrevista que dio Jennifer Aniston en 2005 hablando de su divorcio con Brad Pitt, acompañada de una portada en la que la actriz de Friends llevaba solo una camisa blanca entreabierta, colocó más de 730.000 copias. Un año después, el reportaje que Annie Leibovitz dedicó a la que era la pareja del momento, Tom Cruise y Katie Holmes, presentando a su pequeña Suri, también rebasó las 700.000.
Caitlyn y su penúltima hija, la modelo Kendall Kendall, demostraron tener más tirón en 2015 que la supuesta estrella de su clan, Kim Kardashian. Las portadas que protagonizó la esposa de Kanye West en el tabloide Life & Style están entre las peor vendidas de esa publicación. Tampoco funcionó bien Sarah Jessica Parker, que lleva años sin tener un éxito en el cine o la televisión. Sus dos portadas para Harper’s Bazaar y Cosmopolitan (ediciones estadounidenses) bajaron la media de venta de ambas cabeceras.
Según Adweek, las actrices que pasan de los 40 años vendieron pocas revistas en el segmento más amarillista. Sandra Bullock encabezó los números menos exitosos de Star y Life&Style, mientras que Sofia Vergara y Cameron Diaz estaban en la portada menos efectiva de Ok! La regla tiene tan solo dos excepciones: Angelina Jolie y Jennifer Aniston, quienes al parecer siguen cautivando igual que hace diez años.
El informe sirve también para conocer los gustos de los lectores de cada publicación. Si a veces se bromea con que nada le gusta tanto al comprador de Vanity Fair estadounidense como un Kennedy muerto —los números lo corroboran: en el pasado se han marcado tantos con John, Jackie, John John y Carolyn Bessette— también está claro que los seguidores de Rolling Stone prefieren a estrellas de antaño que a cualquiera que cope ahora las listas de éxitos. Stevie Nicks y John Belushi le dieron a la cabecera sus portadas más efectivas de 2015, por encima de Nicki Minaj o Katy Perry.
La histórica portada de Caitlyn Jenner en Vanity Fair lidera también otra lista, la que elabora Time con las mejores portadas del año, no en términos comerciales sino gráficos y periodísticos. Para el editor de la revista de Condé Nast, Graydon Carter, el éxito de esa rotunda cabecera se debe a tres cosas: “Un personaje conocido, una sorpresa mayúscula y un giro cultural que despunta”.
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