miércoles, 30 de diciembre de 2015

#hemeroteca #transfobia | Camarada Alan


Imagen: Idem / Concentración en recuerdo de Alan, Barcelona, 2015-12-27
Camarada Alan.
Miquel Missé | Idem, 2015-12-30

http://www.idemtv.com/es/2015/12/30/camarada-alan/

Casi te conozco, Alan. Me habían propuesto visitarte hace un par de semanas para animarte un poco. Para contarte lo mucho que se liga cuando eres un chico trans, o que el mejor remedio contra el bullying son las amigas, o que en Barcelona hay un estupendo grupo de Joves Trans que se te iban a comer a besos y te iban a enseñar a hablar el lenguaje no-binario, o que te vinieras a ver una peli algún viernes de Espai Trans y te trajeras a la mama contigo para que se tomará un café con el resto de mamis-militantes del Grupo de Familias Trans en la sala de al lado, o que te asomaras a algún evento de la gran familia de Generem o que te vinieras a un concierto de Viruta FtM. Muchos espacios en los que hubieras sido muy bien recibido, en los que te hubieras sentido algo menos solo, pero a los que nunca llegaste. Desde luego, si hay alguien que podía entenderte éramos tus iguales, las decenas de chicos y chicas trans que ayer nos agolpábamos en una concentración para recordarte. Los que, como tú, hicimos carreras de obstáculos para sobrevivir al instituto, con serias dudas de conseguirlo. Los que nos inventamos cada día mil estratagemas para pasar desapercibidos en espacios hostiles, o contando milongas para no enseñar nuestra documentación. Los que sabemos los mil y un agujeros negros en los que es fácil caer cuando uno empieza a construir una identidad de chico sin saber por dónde empezar.

Casi te conozco, y a la vez es casi como si te conociera.

Estos días muchas personas se preguntan cómo ha podido suceder. Se llevan las manos a la cabeza. Yo lo que pienso es cómo no pasa más a menudo. Es más, la pregunta debería ser: porqué no debería pasar. Seguramente esta reflexión la deben compartir muchas compañeras y compañeros que trabajan dando charlas y talleres en cientos de institutos sobre diversidad sexual y de género y que cada día descubren como hay quien literalmente sobrevive en su clase. El acoso escolar por tener una expresión o identidad de género distinta está a la orden del día. Y no hace falta esforzarse mucho para encontrarlo en patios, pasillos, vestuarios. No es ningún misterio. La mayoría de personas LGTB adultas cuentan historias de discriminación en su adolescencia. Se han escrito decenas de informes para decirlo pero aun así, todavía hay quien se sorprende. Más que ingenuidad, es una terrible hipocresía. Tu muerte volverá a llevar el debate del acoso escolar a la primera línea mediática, sin duda. Lo que no tengo claro es si se desarrollarán políticas para transformar este escenario.

Hoy es muy fácil decir #YoTambienSoyAlan. A eso se apunta todo el mundo. Pero lo difícil es ser Raquel, Sara, Nico, Claudia, Paul…que siguen con vida. Luchando algunos días entre mantas para no ir a clase o buscando un nuevo instituto. Resistiendo con terapias o con alguna que otra pastilla para calmarles el malestar generado en parte por muchos chicos y chicas que ejercen violencia para demostrar que ellos han triunfado en la reproducción de los roles de género hegemónicos pero que al final también son víctimas disfrazadas de verdugos. Sobreviviendo con remedios como parches que sólo buscan como readaptarl*s como si eso dependiera de ell*s, escondiendo nuestra responsabilidad colectiva. Y teniendo escuchar cada día como un mantra que el entorno es TAN difícil de cambiar, la realidad asfixiante y binaria está TAN enraizada… Tratando así de implantarnos la derrota.

Pero pesar de todo este ruido, Raquel, Sara, Nico, Claudia, Paul …todavía siguen vivas.

Todavía recuerdo no hace ni siquiera un año, cuando lanzamos el proyecto OASIS, unas colonias de verano para adolescentes LGTB en Barcelona, haber tenido que tener que escuchar por parte de algunas administraciones públicas que el acoso escolar hacia jóvenes LGTB no era para tanto, que al final la gente se espabila, que no hay que dramatizar…En fin. También te habría llevado al OASIS.

Que no nos ciegue toda esta tristeza que estos días nos inunda. Que esta tristeza nos devuelva la rabia contra un sistema para el que tu muerte es un daño colateral. Como lo son las mujeres que enterramos cada mes, como lo son los maricones de mierda grafiteados en las puertas de un baño. Tu muerte como el mejor ejemplo de que nuestra cultura está anclada en que sólo hay hombres y mujeres, chicos y chicas, niños y niñas. Con sus dos cuerpos opuestos, sus cerebros binarios, sus comportamientos polarizados, sus deseos heterosexuales. Tu muerte como el mejor ejemplo de un desastre estructural: el sexismo.

Que los chicos y chicas trans no tengan que ocultar nunca su identidad en sus clases, ese será el éxito. Que puedan ser gente trans de su instituto, colegas trans de sus amigos y amigas, alumnado trans de sus profes. Sin que haya que guardar ningún secreto. Y para llegar a eso, para que los jóvenes trans puedan sentirse seguros, hacen falta referentes, cultura y mucho orgullo trans.

Que nadie crea que esto se resuelve con cambiar nuestros nombres en el DNI, ni siquiera cambiando nuestros cuerpos. Eso nos ayudará a vivir mejor, pero no terminará con el sistema que te ha llevado a la muerte. La respuesta está en dejar de centrarnos en todo lo que la gente trans tendríamos que cambiar, y empezar a cambiar este sistema social que, para empezar, patologiza nuestra experiencia exigiéndonos a cada paso un certificado de trastorno mental.

Que tu sonrisa rebelde con la que nos martirizan los medios nos sirva para traspasar el llanto y mantenernos en lucha. Que nos sirva para mantener viva tu memoria desde la más profunda rabia trans. Porque camarada es aquel del que, sin llegarlo a conocer, podemos conocer sus luchas diarias y cotidianas, así como sus grandes batallas, compartirlas y amarlas.

Casi te conozco, camarada Alan. Pero desde ahora no vamos a olvidarte.

Y TAMBIÉN…
La transfobia mata.
Idem, 2015-12-28

http://www.idemtv.com/es/2015/12/28/la-transfobia-mata/

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