Imagen: Shangay / 'Evelin, La Palmera. Santiago', fotografía de Paz Errázuriz |
La Fundación Mapfre de Madrid exhibe hasta el 28 de febrero el trabajo de la fotógrafa Paz Errázuriz, que a mediados de los 80 retrató durante varios años a la comunidad transexual y gay de Chile diezmada por el sida, la precariedad económica y la persecución policial.
Andrea Miotto | Shangay, 2015-12-23
http://shangay.com/aquellos-transexuales-de-la-d%C3%A9cada-de-los-80
Paz Errázuriz (Santiago de Chile, 1944) es unas de las fotógrafas chilenas de mayor reconocimiento internacional, especialmente interesada en los entornos y personajes más marginales de la sociedad chilena, con los que la fotógrafa ha llegado a convivir para lograr el mayor grado de intimidad posible con sus retratos. Hasta el 28 de febrero, la Fundación Mapfre presenta en su sede de Madrid la primera gran retrospectiva de su trabajo que se celebra en nuestro país, con una serie que recoge, entre otras, su relación con la comunidad transexual y gay de Chile a mediados de los 80.
Errázuriz inició su carrera de forma autodidacta en los difíciles años 70, una década marcada por la llegada de la dictadura de Pinochet y la fuerte represión. Ese hecho marcará su obra artística, centrada en temas como la lucha y la resistencia, el feminismo, la privación de libertades, las edades extremas –niñez y vejez– y la sexualidad. Sus primeros pasos están marcados por la situación de incertidumbre y riesgo de quienes no apoyaron el golpe de estado. Salir a la calle a hacer fotografías era, muchas veces, una actividad de riesgo, más en el caso de una mujer.
En aquella época, Errázuriz posó su mirada en los individuos que pasaban sus días a la intemperie, durmiendo sobre el suelo, malviviendo y sumidos en la indigencia en la serie ‘Los dormidos’. No sería la única vez que se interesara por los márgenes de la sociedad, otras series como ‘El infarto del alma’, ‘Antesala de un desnudo’ o ‘Mujeres de Chile’ muestran una mirada diferente de los diversos estratos de la sociedad chilena.
Entre 1982 y 1987, Errázuriz dedicó gran parte de su tiempo a frecuentar a un grupo de hombres que se travestían y prostituían en distintos burdeles de Santiago de Chile y Talca. El resultado fue una serie de fotos en blanco y negro llamada ‘La manzana de Adán’, así como textos y entrevistas realizados a los integrantes de una comunidad que en nada encajaba con el modelo burgués al uso. Una gran familia heterodoxa que rompía moldes y que se vio diezmada por el sida, la precariedad económica y la persecución policial. Son imágenes de la calle, de los preparativos de la noche y de las diferentes habitaciones en donde posan en la cama como odaliscas.
Antes de iniciar este proyecto, Errázuriz ya había conocido a algunas trabajadoras del sexo. Su interés continuó en distintos burdeles de Curanilahue y Valparaíso en la serie ‘Prostíbulos’, donde destaca, sin ningún tipo de glamour, el grado de complicidad entre las mujeres y los clientes. Más adelante, en 2014, una incursión en el norte de Chile le condujo a un prostíbulo perdido en el que pudo desarrollar la serie en color denominada ‘Muñecas, Frontera Chile-Perú’. Ahí sí, las prostitutas se dejaban captar por la cámara sin el menor recato.
Errázuriz inició su carrera de forma autodidacta en los difíciles años 70, una década marcada por la llegada de la dictadura de Pinochet y la fuerte represión. Ese hecho marcará su obra artística, centrada en temas como la lucha y la resistencia, el feminismo, la privación de libertades, las edades extremas –niñez y vejez– y la sexualidad. Sus primeros pasos están marcados por la situación de incertidumbre y riesgo de quienes no apoyaron el golpe de estado. Salir a la calle a hacer fotografías era, muchas veces, una actividad de riesgo, más en el caso de una mujer.
En aquella época, Errázuriz posó su mirada en los individuos que pasaban sus días a la intemperie, durmiendo sobre el suelo, malviviendo y sumidos en la indigencia en la serie ‘Los dormidos’. No sería la única vez que se interesara por los márgenes de la sociedad, otras series como ‘El infarto del alma’, ‘Antesala de un desnudo’ o ‘Mujeres de Chile’ muestran una mirada diferente de los diversos estratos de la sociedad chilena.
Entre 1982 y 1987, Errázuriz dedicó gran parte de su tiempo a frecuentar a un grupo de hombres que se travestían y prostituían en distintos burdeles de Santiago de Chile y Talca. El resultado fue una serie de fotos en blanco y negro llamada ‘La manzana de Adán’, así como textos y entrevistas realizados a los integrantes de una comunidad que en nada encajaba con el modelo burgués al uso. Una gran familia heterodoxa que rompía moldes y que se vio diezmada por el sida, la precariedad económica y la persecución policial. Son imágenes de la calle, de los preparativos de la noche y de las diferentes habitaciones en donde posan en la cama como odaliscas.
Antes de iniciar este proyecto, Errázuriz ya había conocido a algunas trabajadoras del sexo. Su interés continuó en distintos burdeles de Curanilahue y Valparaíso en la serie ‘Prostíbulos’, donde destaca, sin ningún tipo de glamour, el grado de complicidad entre las mujeres y los clientes. Más adelante, en 2014, una incursión en el norte de Chile le condujo a un prostíbulo perdido en el que pudo desarrollar la serie en color denominada ‘Muñecas, Frontera Chile-Perú’. Ahí sí, las prostitutas se dejaban captar por la cámara sin el menor recato.
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