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Elvira Lindo y Daniela Fejerman · Directoras de 'Alguien que cuide de mí': "Las mujeres que contrajeron el VIH en los 80 han sido invisibilizadas durante años"
'Alguien que cuide de mí’ es el debut en la dirección de cine de la escritora Elvira Lindo, que comparte responsabilidad con Daniela Fejerman. La película, rodada en parte en Pamplona, ya está en salas.
Ana Oliveira Lizarribar | Noticias de Navarra, 2023-04-30
https://www.noticiasdenavarra.com/cultura/2023/04/30/mujeres-contrajeron-vih-80-han-6744090.html
Tres generaciones de mujeres de la misma familia. Abuela, hija, nieta. Las tres actrices de distinta época y estilo. Las tres con dificultades para relacionarse entre sí. Comparten reproches, secretos, dolores... Y también amor, aunque a veces no lo parezca. Magüi Mira, Emma Suárez y Aura Garrido dan vida a estas tres mujeres que protagonizan ‘Alguien que cuide de mí’, en la que también podemos ver a Pedro Mari Sánchez, Víctor Clavijo y Francesc Garrido como tres personajes cruciales en la historia.
La música de esta cinta producida por Tornasol corre a cargo de la pamplonesa Paula Olaz, que también acaba de estrenar ‘Las buenas compañías’, de Silvia Munt. Asimismo, en pantalla aparecen varias actrices y actores navarras/os, además de localizaciones como el Teatro Gayarre y la Escuela Navarra de Teatro, entre otras.
Ha participado en varias películas como guionista e incluso ha aparecido como actriz en algunos títulos, ¿por qué Elvira Lindo decide dar el paso y dirigir en este momento?
Elvira Lindo: –Ha sido particularmente por esta historia. No es que haya decidido dar un paso, es más, a lo mejor este paso después no conlleva otro. Esta era una historia especial para mí y el hecho de que Daniela y yo colaboráramos tan estrechamente en el guión hizo que igual que yo le propuse a ella que dirigiera la película, ella me propuso que la codirigiera. Pasó así, de una manera natural. Esto no va a cambiar mi vida.
¿No va a iniciar una etapa como directora?
E: –No, no. Sinceramente, creo que estas cosas hay que empezarlas más joven (ríe). Hay veces que tienes proyectos puntuales como este y te involucras, nada más.
¿Cómo ha sido la experiencia, qué es lo que más le ha sorprendido, gustado o disgustado? ¿Las repeticiones, las esperas...?
E: –Eso ya lo sabía. Había estado en suficientes rodajes como para conocer lo de las esperas, las repeticiones, la necesidad de trabajar la paciencia... Quizá sí me ha sorprendido mi capacidad de resistencia, de estar ahí trabajando tanto tiempo tan intensamente. Los horarios, el trabajo físico, tomar tantas decisiones, el trabajo colectivo de más de 50 personas coordinadas en todo momento... Creo que hay que tener mucho temple para no perder los nervios y para saber elegir en un momento dado.
¿Qué opina Daniela? ¿La clave para dirigir es tener mano izquierda, es decir, comunicar de una determinada manera?
Daniela Fejerman: –Creo que la clave está en comunicar de manera clara al principio qué historia estamos contando. Porque cuando todo el mundo lo sabe, cada equipo empieza a trabajar creativamente y a dar lo mejor. Y tengo que decir que lo del temple está bien, pero es propio de un estilo de dirección, que es el nuestro, porque luego hay directores que hacen todo lo contrario y su estilo es más autoritario.
¿Cómo ha sido la experiencia de dirigir ‘a dos cabezas’?
E: –Diría que muy natural y con la capacidad para entender, si había que tomar una decisión, quién tomaba la correcta o la que venía mejor. Cuando no tienes un ego patológico que te impide ver que lo que se le ocurre al de al lado es mejor que lo que se te ocurre a ti, es fácil ir en la misma dirección. A mí me parece que ha sido así...
D: –Totalmente.
Este es un proyecto de mujeres, con dos directoras, dos guionistas, tres actrices protagonistas...
E: –Y la autora de la música, del vestuario, la script...
¿Eso se nota?
E: –No sabría cómo decirlo... Tal vez hasta ahora vivíamos una profesión que era muy, muy masculina y ahora se está abriendo a que participen las mujeres desde muy distintos ámbitos, tanto técnicos y creativos. Y está claro que el hecho de que seamos dos mujeres las autoras del guión y las directoras supone que aportamos un punto de vista que tiene algo que ver con nuestra condición, pero creo que una vez que estás metida en un proyecto tienes que colaborar con todo el mundo y ya está.
D: –Cierto. Una cosa es que nos parezca bien y defendamos que los oficios del cine dejen de estar tan masculinizados y entren compositoras, directoras de arte, de fotografía... y la presencia de las mujeres no se limite al vestuario, al maquillaje a la peluquería. Pero más allá de esto, lo que le da una mirada particular a esta historia es que haya una señora que decidió fijarse en un asunto del que no se había hablado, y es qué pasa con las mujeres que en los años 80 contrajeron el VIH.
¿Es ahí donde está la mirada femenina?
E: –Eso es. Como decimos, es justo que las mujeres entren en todos los oficios del cine, eso está claro, pero, en este caso, donde está el punto de vista femenino es en fijarte concretamente en una mujer que vivió intensamente los 80, que ha tenido que pagar las consecuencias de una vida disipada y que al cabo de los años descubre que tiene VIH. Y nosotras nos detenemos ahí porque estas mujeres han sido invisibilizadas durante años, ya que se atendió mucho más a lo que les ocurría a los hombres. Y sí que creo que esto tiene que ver con que somos dos mujeres las que hemos hecho este trabajo.
Es una historia que Elvira tenía escrita, pero no publicada. ¿Era un asunto pendiente?
E: –Siempre pensé en hacer algo sobre una mujer que había contraído el VIH. Yo empecé a trabajar en la radio a los 19 años y me acuerdo perfectamente que a los 20 escuché por primera vez una noticia sobre el virus. Creo que llegó de Estados Unidos y decían que la enfermedad afectaba sobre todo a los homosexuales. Luego se conocieron los primeros casos en España y con llegó ellos el estigma. Si tenías el VIH, o eras drogodependiente o eras gay. Entonces, se relacionaba con el sexo y el vicio y con ese tipo de vida en la que la gente se lanzaba a vivir las experiencias sin ninguna clase de protección. He conocido a gente que ha muerto y gente que ha sobrevivido, y las personas que probablemente no han contado lo que les pasaba por el estigma, la vergüenza son las mujeres.
En la película, Emma Suárez da vida a esta mujer que, además, está inmersa en una relación muy difícil con su madre (Magüi Mira) y con su hija (Aura Garrido). ¿Por qué decidieron que las tres fueran actrices?
D: –En el planteamiento de Elvira ya estaba no solo que fueran actrices, sino también que cada una perteneciera a una época diferente. La abuela había tenido su momento de gloria en el pasado y se siente satisfecha y sin cuentas pendientes en ese sentido. La hija, a la que da vida Emma, ejerció la profesión en unos años, los 80, en los que vivió su juventud a tope, rompiendo la tradición familiar del teatro burgués de repertorio. Ella era muy macarra, salvaje y cañera e hizo cabaret, apostó por los espectáculos provocadores. Y su hija decidió retomar la tradición, aunque con el baño de la modernidad, de manera que el personaje de Emma se queda algo descolgado y le cuesta encontrar su lugar.
E: –Y el hecho de que sean actrices quiere decir que son personas expuestas continuamente al juicio del público. Cualquier profesión creativa lo está, pero en el caso de las actrices esto es mucho más exagerado porque ponen su cuerpo para que las alaben, para que las juzguen o para que las critiquen. Y todo eso genera sus propias ilusiones, fracasos, neurosis y las convierte en interesantes como personajes.
D: –Si todas las mujeres decimos que nos volvemos invisibles a partir de determinada edad, imagínate en el caso de una actriz, que siente que rechazan su cara y su cuerpo.
A la hora de hacer el casting, seleccionaron a tres mujeres de tres generaciones con gran relevancia en sus respectivos momentos.
E: –Con ellas tardamos un poco más porque queríamos que de verdad representaran lo que queríamos mostrar. Magüi representa a esa mujer por un lado burguesa y por otro, excéntrica. Emma conoce perfectamente esa época de explosión de las libertades porque lleva trabajando desde los 15 años. Y en el caso de Aura encarna muy bien a ese tipo de actriz joven, muy solvente y con una preparación más completa. Dicho todo esto, no hay que olvidar que no aflorarían los conflictos que hay entre ellas de no ser por los tres hombres que hay en la historia.
¿Cuál es su peso en la historia?
E: –Tienen mucho peso. A Emma la conocemos porque conocemos al personaje de Pedro Mari Sánchez; a Aura, a través del de Víctor Clavijo, y Francesc Garrido también interviene en la historia de una manera decisiva.
D: –Curiosamente, su parte la escribimos pensando en estos actores en concreto. Y luego tuvimos algunas sorpresas. Por ejemplo, el papel de Pedro Mari Sánchez lo pensamos para él, pero no sabíamos que él había hecho ‘La Gaviota’ de jovencito, que es la obra que Francesc, Aura y Víctor están ensayando en el presente, ¡y tenía una grabación! En general metimos cosas que sabíamos de ellos, como que Víctor tocaba el piano...
E: –Pero no sabíamos que Aura lo tocaba, y resulta que tiene una formación clásica musical. La verdad es que nos hemos encontrado con actores y actrices con muchas capacidades y muy buenos. Y eso ha facilitado mucho las cosas, porque la historia tiene muchos diálogos, muy intensos y muy emocionales y no los podía hacer cualquiera.
¿Y qué me cuentan de la presencia del teatro en la película?
E: –Que el teatro fuera una manera de contar la personalidad y los conflictos de estos personajes era algo muy buscado. Y nos gustaba mucho rodar de esta forma tan pura donde lo que estás viendo es el interior de las personas. Estamos muy satisfechas con esta decisión.
La película llegó el pasado viernes, 28 de abril, a las salas. Es el momento en que sueltan la criatura y la ponen en manos del público. ¿Qué esperan y desean?
D: –Una de verdad lo que desea es que a los primeros que vayan a verla les guste, les emocione, les llegue al corazón, ría, llore y se vayan a casa con la historia dándole vueltas en la cabeza. Y que eso les lleve a hablar de ella. Porque lo que pasa ahora en el cine es que los tiempos de esta cosa tan bonita del boca a boca se han reducido muchísimo. Todo va muy rápido y si el primer fin de semana no va mucho público, fuera.
E: –Las películas se acaban viendo en plataformas, en la tele, pero esperamos que se viva la experiencia en una pantalla grande.
D: –Como espectadores, todos sabemos íntimamente que no es lo mismo ver una película en una sala que en una pantalla de televisión o de ordenador.
E: –¡O de teléfono!
D: –Cuántas veces habremos oído la frase ‘es que esto si yo lo veo en casa, igual no lo acabo’. Porque en casa no tienes la atención ni la concentración necesarias. Puedes parar, levantarte...
E: –Así que lo que esperamos es que tengamos en nuestros primeros espectadores a los prescriptores que lleven a otras personas a las salas de cine. De cualquier manera, las experiencias de tres pases multitudinarios con público que ya hemos tenido han sido muy enriquecedoras y satisfactorias.
D: –La posibilidad de hablar con el público es una experiencia especial y muy bonita.
Elvira, está a la vez con la promoción de su nueva novela, ‘En la boca del lobo’. ¿Cómo hace para compaginar ambas campañas?
–No lo sé (ríe). Desde luego, cuando me concentro en algo pongo toda mi atención ahí y no pienso en la otra. Lo más difícil es que estoy todo el rato con una maleta de aquí para allá. Y hay días en que no sé ni qué ponerme (ríe), me pregunto si habré metido el cepillo de dientes... Son cosas muy prosaicas, pero muy agotadoras, porque es estar como una viajante de tu propia obra.
En la novela también aborda la relación entre una madre y una hija.
–Sí, pero no tiene nada que ver con las relaciones que se ven en la película. Claro, si todo lo categorizamos como relaciones familiares, pues sí, pero es que es la misma vida de los seres humanos. Es como si habláramos de los animales y mencionáramos las camadas. La novela tiende a la fantasía para explicar la realidad y en la película tendemos al teatro, que es otro tipo de fantasía.