Imagen: El País / Concentración trans en la plaza del Ayuntamiento de Valencia |
Marcelino Gómez: “Los jóvenes demandan intervenciones menos agresivas”.
Xelo Gimeno | El País, 2017-07-31
https://elpais.com/ccaa/2017/07/31/valencia/1501500402_691672.html
Los efectos de la Ley integral del reconocimiento del derecho a la identidad y expresión de género en la Comunidad Valenciana, conocida como la ley Trans, aprobada el pasado 30 de marzo, empieza a tener efectos positivos entre el colectivo objeto de esta norma y en las unidades especializadas de la sanidad pública donde son atendidos.
Marcelino Gómez, endocrinólogo y responsable de la Unidad de Atención a la Transexualidad del Hospital Peset de Valencia (centro de referencia de la Comunidad Valenciana) junto con el sexólogo Felipe Hurtado, asegura que en los últimos tres años las consultas en el servicio se han incrementado “de una manera espectacular”. La ley ha reglado la asistencia y le ha dado un cauce legal a las prestaciones en cartera de servicios, “se hacía casi por uso compasivo y no nos gustaba, ha sido un gran alivio para mí”. La norma ha supuesto un avance importantísimo para una población “desamparada”, asegura. La sanidad pública ha ampliado la prestación de servicios en Castellón y dispone de unidad independiente de atención a la transexualidad en Alicante.
En 2014 se multiplicó por 4 el número de personas transexuales que demandaba asistencia, “por la mayor difusión mediática, la concienciación social y la actividad positiva de las asociaciones”, señala el endocrinólogo. Desde 2008, año en que comenzó a funcionar la unidad, han sido atendidas más de 400 pacientes. No todos reciben tratamiento, “muchos consultan pero no quieren cirugías ni tratamiento hormonal”. En estos momentos más del 50 %por cien de los atendidos son menores. “Es espectacular el incremento de menores de 18 años”, y añade,“ en este tiempo los menores han estado casi en la clandestinidad, en el ostracismo”. En estos primeros 6 meses de 2017, se han atendido en la unidad 42 pacientes nuevos, de los cuales, el 52 % son menores.
Otra observación que destaca el sexólogo Felipe Hurtado es que antes había más demanda de cambios de hombre a mujer que de mujer a hombre y ahora se “está equilibrando el proceso”. Su compañero, Marcelino Gómez, incide en esta cuestión. El experto lo atribuye a que, antes, “el chico trans no consultaba porque se cambiaba la ropa, se cortaba el pelo y se integraba en el grupo con más facilidad” y ahora necesita resolver sus dudas. También le sorprende el perfil de los nuevos casos, “clase media, media-alta, condición social que refleja claramente lo que es la sociedad valenciana, mientras que hace años era más marginal”.
En cuanto a los tratamientos, este experto asegura que la demanda es tan variada como las personas que acuden a la consulta ya que no se conoce qué causa esta divergencia física y de personalidad. La genética condiciona el exterior, la forma del cuerpo. Cuando las personas nacen se les asigna un sexo según sus genitales, pero no siempre se nace acorde a la identidad que se empieza a percibir a partir de los 4 años. Según el doctor Gómez, hay bastante más de dos sexos, “no todo es todo negro o blanco”. El endocrinólogo explica que cada vez atiende en su consulta más transexuales no binarios que rechazan cirugías castradoras, incluso el tratamiento hormonal. La aceptación del propio cuerpo se ve reflejado en el colectivo trans más joven que, “demandan intervenciones menos agresivas porque no rechazan sus genitales ni su cuerpo”.
La nueva ley ha regulado la situación de este colectivo en materia educativa y sanitaria, pero sigue existiendo cierta desconfianza a la reacción social. Carla (nombre ficticio) nos pide que su nombre actual no aparezca en el artículo. La joven trans de 16 años reconoce que la aprobación de la ley ha facilitado los trámites administrativos en los colegios. Hace unas semanas tuvo que trasladar el expediente académico desde su antigua escuela al instituto y el nuevo marco legal ha sido “de gran ayuda”. Uno de los obstáculos que tiene que sortear Carla es que el nombre del DNI no se corresponde con el de su actual identidad.
En un primer momento, asegura la joven, la dirección del centro nuevo se mostró reacia a hacer constar en el expediente educativo un nombre diferente del documento oficial. “Mis padres fueron con la ley en la mano y al final mi nombre actual constará en todos los listados, menos en las notas”, señala. La modificación del documento nacional de identidad sigue pendiente, “lo presenté hace un año y el informe está en Madrid sin resolver”. En general, y a pesar de estos inconvenientes, el sexólogo Felipe Hurtado percibe entre sus pacientes una mejoría de la calidad de vida y una mayor aceptación social, “ incluso en colegios religiosos está siendo muy buena”.
Carla también aprecia que algo está cambiando en la sociedad. La joven vive su transexualidad desde pequeña. “Percibes que te pasa algo, pero mis padres me regalaban lo que pedía”, recuerda. El mayor problema lo encontró entre sus compañeros de colegio, “se metían conmigo porque decían que un chico no se podía comportar como yo lo hacia”. A los 14 años comentó su situación abiertamente en casa, “nunca te esperas que te pase algo así y no sabíamos a quién acudir”. A través de las asociaciones de personas trans y sus familiares, como Chrysallis y colectivos como Lambda, Carla encontró campamentos de adolescentes con más diversidad de género y empezó a desenvolverse como mujer.
“En mi instituto he sido el primer caso”, señala Carla, “no me pusieron ninguna pega y la gente que se metía conmigo me pidió perdón”. Los avances en la aceptación y el respeto por la diversidad de género ha recibido un gran espaldarazo desde 2016 con la aprobación de la ley y la repercusión en los medios de comunicación. Antes los padres escondían a sus niños ahora no, “se ha apoyado mucho a los trans y hemos podido llegar muy alto”, reflexiona Carla.
La joven es atendida en la Unidad del Hospital Peset. Es consciente de que va a tener que medicarse la mayor parte de su vida. “A los 40 eliminan el tratamiento para que tu cuerpo tenga una especie de menopausia”, explica. Hoy su máxima preocupación se centra en sus estudios “me he presentado a enfermería y a farmacia para cursar un ciclo medio, ese es mi futuro”, concluye.
Marcelino Gómez, endocrinólogo y responsable de la Unidad de Atención a la Transexualidad del Hospital Peset de Valencia (centro de referencia de la Comunidad Valenciana) junto con el sexólogo Felipe Hurtado, asegura que en los últimos tres años las consultas en el servicio se han incrementado “de una manera espectacular”. La ley ha reglado la asistencia y le ha dado un cauce legal a las prestaciones en cartera de servicios, “se hacía casi por uso compasivo y no nos gustaba, ha sido un gran alivio para mí”. La norma ha supuesto un avance importantísimo para una población “desamparada”, asegura. La sanidad pública ha ampliado la prestación de servicios en Castellón y dispone de unidad independiente de atención a la transexualidad en Alicante.
En 2014 se multiplicó por 4 el número de personas transexuales que demandaba asistencia, “por la mayor difusión mediática, la concienciación social y la actividad positiva de las asociaciones”, señala el endocrinólogo. Desde 2008, año en que comenzó a funcionar la unidad, han sido atendidas más de 400 pacientes. No todos reciben tratamiento, “muchos consultan pero no quieren cirugías ni tratamiento hormonal”. En estos momentos más del 50 %por cien de los atendidos son menores. “Es espectacular el incremento de menores de 18 años”, y añade,“ en este tiempo los menores han estado casi en la clandestinidad, en el ostracismo”. En estos primeros 6 meses de 2017, se han atendido en la unidad 42 pacientes nuevos, de los cuales, el 52 % son menores.
Otra observación que destaca el sexólogo Felipe Hurtado es que antes había más demanda de cambios de hombre a mujer que de mujer a hombre y ahora se “está equilibrando el proceso”. Su compañero, Marcelino Gómez, incide en esta cuestión. El experto lo atribuye a que, antes, “el chico trans no consultaba porque se cambiaba la ropa, se cortaba el pelo y se integraba en el grupo con más facilidad” y ahora necesita resolver sus dudas. También le sorprende el perfil de los nuevos casos, “clase media, media-alta, condición social que refleja claramente lo que es la sociedad valenciana, mientras que hace años era más marginal”.
En cuanto a los tratamientos, este experto asegura que la demanda es tan variada como las personas que acuden a la consulta ya que no se conoce qué causa esta divergencia física y de personalidad. La genética condiciona el exterior, la forma del cuerpo. Cuando las personas nacen se les asigna un sexo según sus genitales, pero no siempre se nace acorde a la identidad que se empieza a percibir a partir de los 4 años. Según el doctor Gómez, hay bastante más de dos sexos, “no todo es todo negro o blanco”. El endocrinólogo explica que cada vez atiende en su consulta más transexuales no binarios que rechazan cirugías castradoras, incluso el tratamiento hormonal. La aceptación del propio cuerpo se ve reflejado en el colectivo trans más joven que, “demandan intervenciones menos agresivas porque no rechazan sus genitales ni su cuerpo”.
La nueva ley ha regulado la situación de este colectivo en materia educativa y sanitaria, pero sigue existiendo cierta desconfianza a la reacción social. Carla (nombre ficticio) nos pide que su nombre actual no aparezca en el artículo. La joven trans de 16 años reconoce que la aprobación de la ley ha facilitado los trámites administrativos en los colegios. Hace unas semanas tuvo que trasladar el expediente académico desde su antigua escuela al instituto y el nuevo marco legal ha sido “de gran ayuda”. Uno de los obstáculos que tiene que sortear Carla es que el nombre del DNI no se corresponde con el de su actual identidad.
En un primer momento, asegura la joven, la dirección del centro nuevo se mostró reacia a hacer constar en el expediente educativo un nombre diferente del documento oficial. “Mis padres fueron con la ley en la mano y al final mi nombre actual constará en todos los listados, menos en las notas”, señala. La modificación del documento nacional de identidad sigue pendiente, “lo presenté hace un año y el informe está en Madrid sin resolver”. En general, y a pesar de estos inconvenientes, el sexólogo Felipe Hurtado percibe entre sus pacientes una mejoría de la calidad de vida y una mayor aceptación social, “ incluso en colegios religiosos está siendo muy buena”.
Carla también aprecia que algo está cambiando en la sociedad. La joven vive su transexualidad desde pequeña. “Percibes que te pasa algo, pero mis padres me regalaban lo que pedía”, recuerda. El mayor problema lo encontró entre sus compañeros de colegio, “se metían conmigo porque decían que un chico no se podía comportar como yo lo hacia”. A los 14 años comentó su situación abiertamente en casa, “nunca te esperas que te pase algo así y no sabíamos a quién acudir”. A través de las asociaciones de personas trans y sus familiares, como Chrysallis y colectivos como Lambda, Carla encontró campamentos de adolescentes con más diversidad de género y empezó a desenvolverse como mujer.
“En mi instituto he sido el primer caso”, señala Carla, “no me pusieron ninguna pega y la gente que se metía conmigo me pidió perdón”. Los avances en la aceptación y el respeto por la diversidad de género ha recibido un gran espaldarazo desde 2016 con la aprobación de la ley y la repercusión en los medios de comunicación. Antes los padres escondían a sus niños ahora no, “se ha apoyado mucho a los trans y hemos podido llegar muy alto”, reflexiona Carla.
La joven es atendida en la Unidad del Hospital Peset. Es consciente de que va a tener que medicarse la mayor parte de su vida. “A los 40 eliminan el tratamiento para que tu cuerpo tenga una especie de menopausia”, explica. Hoy su máxima preocupación se centra en sus estudios “me he presentado a enfermería y a farmacia para cursar un ciclo medio, ese es mi futuro”, concluye.
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