Imagen: El País / Jónína Leósdóttir y Jóhanna Sigurdardóttir en visita oficial a China, 2013 |
La islandesa Jóhanna Sigurdardóttir cree que “hay razones" para que los LGTB se preocupen por el presidente de Estados Unidos.
Carlos Córdoba | El País, 2017-07-22
https://elpais.com/elpais/2017/07/04/viva_la_diva/1499189849_145713.html
Antes de convertirse en la primera persona abiertamente homosexual en presidir un Gobierno, la ex primera ministra de Islandia vivió 18 años con su primer marido. Fue hasta que la autora y dramaturga Jónína Leósdóttir se cruzó en su camino y juntas iniciaron una relación que hoy continúa. Ambas contrajeron matrimonio en 2010, el mismo día en que entró en vigor la ley promovida por el Gobierno de Sigurðardóttir (Reikiavik, 1942). La ex primera ministra, galardonada recientemente en Arona (Tenerife) en el festival ARN Culture & Business Pride con uno de los premios Alan Turing, por sus aportaciones a la comunidad LGTBIQ, ha respondido por correo electrónico a las preguntas de El País.
Pregunta. ¿Por qué sigue siendo tan complicado encontrar a un político gay que hable abiertamente sobre su homosexualidad? El festival canario le ha premiado precisamente por ello.
Respuesta. Depende de en qué país se resida y de las actitudes que tenga la sociedad hacia los LGTBIQ. Es diferente en cada lugar. Puedo entender que tanto los políticos como otras personalidades públicas quieran que se sitúe el foco en sus trabajos y no en sus vidas privadas. Esa fue la razón por la que decidí no hablar demasiado sobre mi vida privada hasta que me retiré de la política.
P. ¿Se ha sentido alguna vez discriminada por su opción sexual?
R. Mi relación sentimental con Jónína, con quien ahora estoy casada, permaneció en el armario durante 15 años, de 1985 al año 2000. Temía que hacer pública mi vida privada pudiera ser difícil para nuestros tres hijos y para mi carrera política. Afortunadamente, la situación para los LGTBIQ en Islandia ha cambiado por completo en los últimos 32 años en los que Jónína y yo hemos estado juntas. Nuestra sociedad es ahora muy abierta y acepta esta realidad, por lo que ahora la gente no tiene que estar en el armario, sin importar cuál es su carrera. Ha sido un cambio enorme.
P. ¿Qué le hizo decidirse a salir del armario como homosexual?
R. Me llevó demasiado tiempo ser consciente de que una relación romántica no puede disfrutarse por completo si se mantiene secreta. Jónína hubiese deseado haberlo hecho público mucho antes y ahora yo misma desearía haber accedido a hacerlo. Pero no llegué a entenderlo del todo hasta que comenzamos a vivir juntas en el año 2000. Entonces comprendí la libertad que uno puede llegar a disfrutar cuando se comporta de manera natural sobre quién es. Perdimos muchos años por mi resistencia a salir del armario.
P. ¿Teme que la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos pueda suponer un retroceso en la lucha de los derechos ya adquiridos por el colectivo gay?
R. Sí, lo temo. Y teniendo en cuenta algunas de las afirmaciones que Trump ha formulado (sobre el colectivo LGTBIQ), tenemos razones para estar preocupados.
P. Viendo las dificultades de la Unión Europea (UE) para hacer frente de manera conjunta a la crisis de los refugiados o al Brexit, ¿deberían compartir los países miembros la misma posición respecto a los derechos LGTBIQ?
R. Sí, absolutamente. Pero el compromiso a largo plazo debería ser que todos los individuos LGTBIQ en todos y cada uno de los países del mundo tenga los mismos derechos y reciban el mismo respeto. Los derechos LGTBIQ no deberían ser un asunto local sino global porque afectan a derechos humanos básicos.
P. ¿Echa de menos una actitud más proactiva de la UE respecto a la situación que sufren los homosexuales en Rusia o Chechenia?
R. Ciertamente sí. Y no solo debería ser más activa la Unión Europea, sino también Naciones Unidas y las organizaciones de defensa de los derechos humanos. No es suficiente con mostrar preocupación y lanzar comunicados. La situación en Chechenia (país sobre el que pesa la acusación de albergar centros de detención irregular para ciudadanos LGTBIQ) es completamente intolerable y debe ser frenada.
P. ¿Podría la actual crisis de la Unión Europea hacer que la lucha por los derechos de los ciudadanos LGTB quede relegada?
R. Hay un riesgo cierto de que los derechos de la comunidad gay no sean considerados suficientemente importantes en comparación con otros problemas apremiantes a los que tiene que hacer frente la Unión. De cualquier forma, la UE no puede ignorar las violaciones de derechos humanos y el retroceso que está teniendo lugar entre algunos de sus países miembros, especialmente en el este de Europa. Si la UE quiere ser tomada en serio respecto a la defensa de los derechos humanos, simplemente debe hacer algo sobre esta situación entre sus países miembros.
P. ¿Pueden hacer más los países y las regiones para prevenir el acoso escolar? Estoy pensando en los niños que sufren ese acoso en el colegio por ser homosexuales.
R. Debería ser responsabilidad de todas las escuelas garantizar que sus estudiantes no sufran acoso por ser LGBTIQ ni por cualquier otra razón. La clave está en proporcionar a los niños la información correcta sobe los LGBTIQ, porque mucha parte de ese acoso obedece a la ignorancia. Y la ignorancia crea prejuicios. Desafortunadamente, puede ser difícil para los profesores encargarse de todo esto solos. Si los niños reciben en casa prejuicios hacia los homosexuales, trasladan esas mismas actitudes al colegio. Es muy importante intentar luchar contra el acoso escolar entre los adolescentes que acaban de descubrir quiénes son; pueden llegar a ser muy vulnerables.
P. ¿Cuál es su opinión sobre la subrogación, de la que están haciendo uso muchas parejas homosexuales que desean ser padres?; ¿deberían los miembros de la UE compartir también una misma política a este respecto?
R. Es una cuestión extremadamente difícil, especialmente porque tengo mucha cercanía con personas que no pueden tener familias, como hombres homosexuales, mujeres transexuales, etc… Al mismo tiempo, también es importante proteger a las mujeres que, por razones de pobreza, acepten un dinero a cambio de ser portadoras de unos bebés con los que puede que no vuelven a tener ningún otro contacto una vez hayan nacido. Situaciones así pueden causar problemas muy complicados de resolver.
P. Han pasado 17 años desde que su país aprobó el matrimonio homosexual, como después hicieron países como España. ¿Qué nuevos asuntos deberían ocupar la agenda de reivindicaciones LGTB en los próximos años?
R. Las uniones civiles son legales en Islandia desde 1996, y desde 2010 lo son también los matrimonios homosexuales, así que hemos avanzado mucho. Pero ahora es necesario permanecer vigilantes respecto a los derechos humanos de los ciudadanos. Nunca debemos pensar que está todo conseguido, que no queda nada por hacer. Siempre existe el riesgo de un retroceso en esos derechos, como hemos visto en otros países, y sería extremadamente triste ver una marcha atrás después del largo sufrimiento que ha supuesto alcanzar los derechos para los homosexuales.
Pregunta. ¿Por qué sigue siendo tan complicado encontrar a un político gay que hable abiertamente sobre su homosexualidad? El festival canario le ha premiado precisamente por ello.
Respuesta. Depende de en qué país se resida y de las actitudes que tenga la sociedad hacia los LGTBIQ. Es diferente en cada lugar. Puedo entender que tanto los políticos como otras personalidades públicas quieran que se sitúe el foco en sus trabajos y no en sus vidas privadas. Esa fue la razón por la que decidí no hablar demasiado sobre mi vida privada hasta que me retiré de la política.
P. ¿Se ha sentido alguna vez discriminada por su opción sexual?
R. Mi relación sentimental con Jónína, con quien ahora estoy casada, permaneció en el armario durante 15 años, de 1985 al año 2000. Temía que hacer pública mi vida privada pudiera ser difícil para nuestros tres hijos y para mi carrera política. Afortunadamente, la situación para los LGTBIQ en Islandia ha cambiado por completo en los últimos 32 años en los que Jónína y yo hemos estado juntas. Nuestra sociedad es ahora muy abierta y acepta esta realidad, por lo que ahora la gente no tiene que estar en el armario, sin importar cuál es su carrera. Ha sido un cambio enorme.
P. ¿Qué le hizo decidirse a salir del armario como homosexual?
R. Me llevó demasiado tiempo ser consciente de que una relación romántica no puede disfrutarse por completo si se mantiene secreta. Jónína hubiese deseado haberlo hecho público mucho antes y ahora yo misma desearía haber accedido a hacerlo. Pero no llegué a entenderlo del todo hasta que comenzamos a vivir juntas en el año 2000. Entonces comprendí la libertad que uno puede llegar a disfrutar cuando se comporta de manera natural sobre quién es. Perdimos muchos años por mi resistencia a salir del armario.
P. ¿Teme que la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos pueda suponer un retroceso en la lucha de los derechos ya adquiridos por el colectivo gay?
R. Sí, lo temo. Y teniendo en cuenta algunas de las afirmaciones que Trump ha formulado (sobre el colectivo LGTBIQ), tenemos razones para estar preocupados.
P. Viendo las dificultades de la Unión Europea (UE) para hacer frente de manera conjunta a la crisis de los refugiados o al Brexit, ¿deberían compartir los países miembros la misma posición respecto a los derechos LGTBIQ?
R. Sí, absolutamente. Pero el compromiso a largo plazo debería ser que todos los individuos LGTBIQ en todos y cada uno de los países del mundo tenga los mismos derechos y reciban el mismo respeto. Los derechos LGTBIQ no deberían ser un asunto local sino global porque afectan a derechos humanos básicos.
P. ¿Echa de menos una actitud más proactiva de la UE respecto a la situación que sufren los homosexuales en Rusia o Chechenia?
R. Ciertamente sí. Y no solo debería ser más activa la Unión Europea, sino también Naciones Unidas y las organizaciones de defensa de los derechos humanos. No es suficiente con mostrar preocupación y lanzar comunicados. La situación en Chechenia (país sobre el que pesa la acusación de albergar centros de detención irregular para ciudadanos LGTBIQ) es completamente intolerable y debe ser frenada.
P. ¿Podría la actual crisis de la Unión Europea hacer que la lucha por los derechos de los ciudadanos LGTB quede relegada?
R. Hay un riesgo cierto de que los derechos de la comunidad gay no sean considerados suficientemente importantes en comparación con otros problemas apremiantes a los que tiene que hacer frente la Unión. De cualquier forma, la UE no puede ignorar las violaciones de derechos humanos y el retroceso que está teniendo lugar entre algunos de sus países miembros, especialmente en el este de Europa. Si la UE quiere ser tomada en serio respecto a la defensa de los derechos humanos, simplemente debe hacer algo sobre esta situación entre sus países miembros.
P. ¿Pueden hacer más los países y las regiones para prevenir el acoso escolar? Estoy pensando en los niños que sufren ese acoso en el colegio por ser homosexuales.
R. Debería ser responsabilidad de todas las escuelas garantizar que sus estudiantes no sufran acoso por ser LGBTIQ ni por cualquier otra razón. La clave está en proporcionar a los niños la información correcta sobe los LGBTIQ, porque mucha parte de ese acoso obedece a la ignorancia. Y la ignorancia crea prejuicios. Desafortunadamente, puede ser difícil para los profesores encargarse de todo esto solos. Si los niños reciben en casa prejuicios hacia los homosexuales, trasladan esas mismas actitudes al colegio. Es muy importante intentar luchar contra el acoso escolar entre los adolescentes que acaban de descubrir quiénes son; pueden llegar a ser muy vulnerables.
P. ¿Cuál es su opinión sobre la subrogación, de la que están haciendo uso muchas parejas homosexuales que desean ser padres?; ¿deberían los miembros de la UE compartir también una misma política a este respecto?
R. Es una cuestión extremadamente difícil, especialmente porque tengo mucha cercanía con personas que no pueden tener familias, como hombres homosexuales, mujeres transexuales, etc… Al mismo tiempo, también es importante proteger a las mujeres que, por razones de pobreza, acepten un dinero a cambio de ser portadoras de unos bebés con los que puede que no vuelven a tener ningún otro contacto una vez hayan nacido. Situaciones así pueden causar problemas muy complicados de resolver.
P. Han pasado 17 años desde que su país aprobó el matrimonio homosexual, como después hicieron países como España. ¿Qué nuevos asuntos deberían ocupar la agenda de reivindicaciones LGTB en los próximos años?
R. Las uniones civiles son legales en Islandia desde 1996, y desde 2010 lo son también los matrimonios homosexuales, así que hemos avanzado mucho. Pero ahora es necesario permanecer vigilantes respecto a los derechos humanos de los ciudadanos. Nunca debemos pensar que está todo conseguido, que no queda nada por hacer. Siempre existe el riesgo de un retroceso en esos derechos, como hemos visto en otros países, y sería extremadamente triste ver una marcha atrás después del largo sufrimiento que ha supuesto alcanzar los derechos para los homosexuales.
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