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| Imagen: dvx digital |
El Príncipe lila | dvx digital, 2015-06-13
http://dvxdigital.com/?p=1025
Cuando comenzamos nuestra andadura, solo escribíamos sobre bisexualidad masculina. Es la orientación sexual más minoritaria, ya que la bisexualidad en los hombres tiene sus complicaciones. Todas hemos visto a amigas besándose, disfrutando de una noche de pijamas e incluso manteniendo tríos sin que sea gran problema. En cuanto a los hombres …
Explicitar nuestro deseo hacia otros hombres, o solo el hecho de mencionar que nos gusta estéticamente un compañero nos lanza al abismo homosexual, a las afueras del grupo de amigos y a la desconfianza. No podemos comentar qué hombre nos parece guapo, y mucho menos fantasías como la de un trío con una mujer y otro hombre. ¿Por qué?
En muchas ocasiones, lo masculino se define como la ausencia de lo femenino. La heterosexualidad se define como ausencia de atracción hacia el mismo sexo o la ocultación de esta si la hubiere. Por lo tanto, cualquier conducta catalogada como femenina, una mirada indebida o la intuición de una atracción hacia personas del mismo sexo, lleva consecuentemente a la homosexualidad y a dificultar la pertenencia al grupo.
Lo que une a algunos grupos de amigos es una masculinidad a veces, mal entendida. Un amigo que se cuestione su sexualidad, o que sea abiertamente bisexual puede hacer que nos planteeemos nuestros deseos, aparezca el miedo a que le atraigamos y al fin, plantearnos nuestra heterosexualidad que es el centro de nuestra identidad y parte importante de lo que nos constituye como persona. ¿Y si me gusta alguna persona de mi mismo sexo?
La bisexualidad también conlleva cierta dificultad en las relaciones afectivas. A los hombres bisexuales les es más complicado ligar con hombres homosexuales porque “están indecisos”, “es una etapa”, o “tienen novia y solo quieren disfrutar”. Y les es más difícil ligar con mujeres porque “me va a ser infiel con un hombre” o “no le voy a poder dar lo que necesita y me va a abandonar”. El caso de las mujeres bisexuales no es que sea mejor, debido a la hipersexualización que la bisexualidad femenina conlleva y a las invitaciones a tríos constantes que pueden llegar a recibir.
Por todo esto, y más cuestiones que harían extenso este artículo, la bisexualidad es diferente a la homosexualidad, y la discriminación y opresión que sufren las personas bisexuales no puede catalogarse como homofobia. El cuestionamiento constante de la estabilidad y existencia de la orientación bisexual, tanto por parte de personas homosexuales como heterosexuales vuelve complicado disfrutar abiertamente de la bisexualidad.
Explicitar nuestro deseo hacia otros hombres, o solo el hecho de mencionar que nos gusta estéticamente un compañero nos lanza al abismo homosexual, a las afueras del grupo de amigos y a la desconfianza. No podemos comentar qué hombre nos parece guapo, y mucho menos fantasías como la de un trío con una mujer y otro hombre. ¿Por qué?
En muchas ocasiones, lo masculino se define como la ausencia de lo femenino. La heterosexualidad se define como ausencia de atracción hacia el mismo sexo o la ocultación de esta si la hubiere. Por lo tanto, cualquier conducta catalogada como femenina, una mirada indebida o la intuición de una atracción hacia personas del mismo sexo, lleva consecuentemente a la homosexualidad y a dificultar la pertenencia al grupo.
Lo que une a algunos grupos de amigos es una masculinidad a veces, mal entendida. Un amigo que se cuestione su sexualidad, o que sea abiertamente bisexual puede hacer que nos planteeemos nuestros deseos, aparezca el miedo a que le atraigamos y al fin, plantearnos nuestra heterosexualidad que es el centro de nuestra identidad y parte importante de lo que nos constituye como persona. ¿Y si me gusta alguna persona de mi mismo sexo?
La bisexualidad también conlleva cierta dificultad en las relaciones afectivas. A los hombres bisexuales les es más complicado ligar con hombres homosexuales porque “están indecisos”, “es una etapa”, o “tienen novia y solo quieren disfrutar”. Y les es más difícil ligar con mujeres porque “me va a ser infiel con un hombre” o “no le voy a poder dar lo que necesita y me va a abandonar”. El caso de las mujeres bisexuales no es que sea mejor, debido a la hipersexualización que la bisexualidad femenina conlleva y a las invitaciones a tríos constantes que pueden llegar a recibir.
Por todo esto, y más cuestiones que harían extenso este artículo, la bisexualidad es diferente a la homosexualidad, y la discriminación y opresión que sufren las personas bisexuales no puede catalogarse como homofobia. El cuestionamiento constante de la estabilidad y existencia de la orientación bisexual, tanto por parte de personas homosexuales como heterosexuales vuelve complicado disfrutar abiertamente de la bisexualidad.
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