sábado, 13 de junio de 2015

#hemeroteca #transexualidad | "Lo importante no es si soy transexual, sino si soy buena persona"


"Lo importante no es si soy transexual, sino si soy buena persona"
La historia de Álvaro Martín, un hombre de 29 años que nació en un cuerpo de mujer que no le correspondía. Tras año y medio con testosterona se somete en unos días a una mastectomía. "No ha sido un camino fácil".
Loreto R. Manso | Canarias en hora, 2015-06-13
http://canariasenhora.com/#!/lo-importante-no-es-si-soy-transexual-sino-si-soy-buena-persona

Ya lo pregonaban Alaska y Dinarama en 1986 con su popular himno a la igualdad y a la independencia individual de las personas. Su “¿A quién le importa?” ha servido de estandarte para que miles de personas perdieran el miedo a dar un paso al frente y se mostraran tal y como son. Una de ellas es Álvaro Martín, a quien sus padres llamaron Judit. Él siempre fue un hombre, sentía y pensaba como un hombre, actuaba como un hombre y lo más importante, deseaba con todas su fuerzas que su anatomía estuviese en armonía con el sexo con el que siempre se ha identificado, con el de un hombre. Tras consultar con psicólogos, psiquiatras, endocrinos y cirujanos, tras vencer la batalla al miedo, al qué dirán, a los prejuicios y convencionalismos, comienza a hormonarse. Este lunes 15 de junio se someterá a una mastectomía. Arranca así el sueño de Álvaro.

"Quizá la culpa es mía por no seguir la norma, ya es demasiado tarde para cambiar ahora. Me mantendré firme en mis convicciones, reportaré mis posiciones. Mi destino es el que yo decido, el que yo elijo para mi. "¿A quién le importa lo que yo haga? ¿A quién le importa lo que yo diga? Yo soy así, y así seguiré, nunca cambiaré".

Así de sencillo lo ve Olvido Gara, artísticamente conocida como Alaska, y así debería de ser. "Lo que importa es si eres buena persona, si eres un trabajador responsable, si eres respetuoso y generoso, la calidad humana es lo que debe prevalecer por encima de otras cuestiones". Álvaro Martín lo ve claro. Este chico de 29 años perdió el miedo a ser quien es hace dos. Tras un largo periodo de confusión, de dudas y de interrogantes en el que ni él ni su familia sabían qué es lo que ocurría, la respuestas al por qué vivía encerrado en un cuerpo de mujer cuando realmente él era un hombre, aparecieron como por arte de magia.

"Cuando eres pequeño no tienes conocimiento de nada, te educan en unos valores en los que te enseñan lo que es un hombre y una mujer, y eres lo que te tocó. Atraverse a situaciones que no entendía y que ahora comprendo. Yo veía a mi padre afeitarse y yo lloraba. En ese momento no sabía por qué. Ahora entiendo que es porque me quería afeitar. Yo le pedía las colonias a mi padre y rehusaba jugar con los juegos de niñas. Lo que quería era jugar con coches, con balones. Mi madre logicamente no estaba informada sobre esto, ni yo tampoco. Al final jugaba a cosas intermedias como los puzzles. Pero lo que realmente quería era jugar al fútbol con los amigos, de hecho mi amistad con las chicas no era buena, no compartíamos las misma sensaciones, ni pensábamos igual. Conforme fue pasando el tiempo me sentía más cómodo con los chicos. Hormonalmente, me empezaron a gustar las chicas muchísimo, y yo no entendía por qué me gustaban las mujeres cuando yo supuestamente era una mujer. Primero pensé que era una cuestión de orientación, pero aun así no me sentía lleno, no me sentía yo. Ya no solo existía el tabú de que yo era una persona transexual sino que además, me gustaban las chicas", relata Álvaro Martín.

El joven explica que la adolescencia para una persona transexual puede ser especialmente dura. "Yo no quería verme etiquetado y en un principio intenté luchar contra todo eso. Intenté tener relaciones con chicos y estar bien, pero no funcionaba. En una conversación con mi familia creímos entender entonces que yo era lesbiana porque me gustaban las chicas, pero yo no me sentía bien. Pasé por problemas de inseguridad y de autoestima, dejé de hacer las cosas que quería y pensaba, porque mi problema era que no estaba siendo realmente yo. Hubo un momento en que mis parejas me decían que yo actúaba como un hombre. Los amigos desde siempre me decían que yo tenía personalidad de hombre, pero me resistía a verlo así, porque empecé a pensar en lo que me venía por delante. No sabía sí lograría ser un hombre por completo a nivel anatómico. Cuando con 19 años se te pasa todo esto por la mente, lo desheché y pensé en resignarme", confiesa el joven.

Al cumplir los 27 años y madurar, la vida le regaló la valentía que le hacía falta. "Te das cuenta de que en la vida tienes que estar a gusto y ser feliz contigo mismo, y yo no lo era. Abrí los ojos un día en mi casa, cuando viendo un vídeo en You Tube aparecían unas imágenes de una persona que llevaba un año con testosterona. Era un chico de Estados Unidos que mostraba su cambio en un año y visionando las imágenes y su posterior operación de mastectomía, me emocioné. Lloré muchísimo y pensé que yo también podría lograrlo. Me informé y me llegaron casos similares de personas que estaban logrando su sueño en Andalucía, Navarra, Pamplona, Barcelona o Gran Canaria. En ese momento comenzó mi sueño y decidí ser valiente. Si los demás pueden, ¿por qué no puedo yo?, me dije. Lo primero que hice fue acudir a la consulta de un psicólogo y de un psiquiatra, hablé con varios cirujanos y finalmente, decidí que comenzaba mi transformación de Judit a Álvaro, aunque siempre en mi fuero interno fui Álvaro", destaca el joven grancanario.

Hace un año y medio comenzó con la hormonación. Lo primero que hizo fue cambiar su nombre y no eligió uno cualquiera. Con cariño escogió uno con gran significado para sus padres, el de un hermano que nunca llegó a nacer. Álvaro recuerda la emoción con la que tras meses de espera su cara se llenaba de barba. "Empecé a sentirme yo mismo", cuenta con una sonrisa.

Su familia siempre ha estado a su lado. En un principio, no todo fue de color de rosa. Sus padres y hermana no acaban de comprender lo que ocurría en la cabeza y en el corazón de su hijo y hermano, pero tenían claro que lo importante era que él fuese feliz y se sintiese realizado a nivel personal. "Siempre han estado a mi lado y son mi mayor apoyo. Imagínate una mañana cualquiera. Suena el despertador e intentas apagarlo, pero no puedes. No tienes manos, ni dedos, tienes patas. Intentas gritar pero no te sale la voz. Solo puedes ladrar. Te despiertas en un cuerpo que no es el tuyo, es el de un perro, o un gato, o el de un ser con el que no te identificas. Así me siento yo, en un cuerpo que no es el mío", cuenta con desgarro el joven.

Paradojas de la vida, no por registrar tu persona con otro nombre, se te reconoce como tal. Dos años después de comenzar con el cambio, en su DNI figura el nombre de Judit pero lo firma 'Álvaro'. "En el DNI se ve mi foto actual pero figura mi antiguo nombre y el sexo femenino, con el cual no me siento identificado. ¿Por qué tengo que esperar? ¿No lo entiendo? En otros países ya han accedido a poner sexo neutro o a cambiarlo. A la hora de pasar por el cambio de sexo hay que pasar muchos exámenes psiquiátricos y psicológicos. Hay informes que determinan que soy un hombre, ¿entonces? ¿qué más quieren para que yo pueda ser yo mismo? Este un problema de información y de respeto. Ser un hombre o una mujer transexual no es malo, es una diversidad, una realidad diferente. ¿Por qué lo diferente tiene que ser malo? Lo malo es llevar la transexualidad como una carga negativa, pero a mí me da igual que la gente sepa que soy así, porque eso no es lo que importa dentro mi entorno, lo que importa es si soy buena persona. Esos son lo valores que son importantes en una personas, y no tu orientación o tu identidad, además de que eso pertenece a tu intimidad", indica.

El realizador audiovisual advierte que la ley estatal vigente no ampara al colectivo de transexuales. Ahora hay una ley que se ha aprobado gracias a los colectivos canarios, sobre todo a Gamá (Asociación de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Gran Canaria), y que ampara los derechos de los transexuales, no solo en mayores de edad, también en menores, a los que en ámbitos como la Educación se les da libertad de no vestir un uniforme con el que no se vean identificados o ir al baño que les corresponde. En el caso de las intervenciones, Gamá está luchando para que se cubran las operaciones y podamos terminar nuestro proceso", asevera.

Ahora la Seguridad Social solo cubre la hormonación, pero si alguien necesita operarse no puede hacerlo. En unos días Álvaro se someterá a su primera intervención quirúrgica, una mastectomía. Tendrá que costearse los más de 5.000 euros para desprenderse del pecho. "Desde que comenzó a crecerme yo me quería morir. Me miro al espejo y pienso, ¿pero que hace esto aquí?". Cuando me lo extirpen van a ser las cicatrices de mi cuerpo que más voy a querer. Por fin podré ir a la playa sin camiseta", dice casi suspirando.

Tras la mastectomía y el periodo necesario de recuperación llegará la Histerectomía, una operación en la que el médico le extirpará el útero, las trompas de Falopio y los ovarios. Al estar bajo hormonación, los ovarios de Álvaro no funcionan y se necrosan llegando a padecer un dolor insoportable. El joven, de 29 años, aún no ha pensado en la última y definitiva operación, la Faloplastia. "No es necesario operarse por completo, eso depende de cada persona.Ser transexual es no identificarse con el género que te ha tocado y el operarse, o no, depende de cada uno. Yo soy Álvaro, soy un hombre, y las operaciones que quiera o no quiera hacerme dependen de mí y no tengo que dar explicaciones a nadie. Lo mismo ocurre con las personas que quieran ponerse o quitarse de su cuerpo algo que les sobre o falte. Debería de ser un derecho de todos. El mundo y nuestro país está atrasado. En otros países hay libertad y derechos para que una persona obtenga la identidad y orientación que desea y sienta. Hay que recalcar que no es lo mismo la orientación, que puede variar, a la identidad, qué es lo que uno es. Y yo he sido y seré un hombre siempre a pesar de que haya nacido con un cuerpo que para la sociedad es de mujer. Estamos retrocediendo y hemos perdido valores y respeto", subraya.

Lo más importante es que seamos quienes queremos ser y quienes sentimos que somos. Este es el mensaje que lanza al mundo un grancanario que no se considera ni héroe ni víctima. "No soy héroe porque esa palabra la dedico para aquellos que luchan contra enfermedades terminales o contra duras adversidades, o quienes salvan vidas en los quirófanos. Tampoco soy víctima, porque no quiero serlo. Yo salgo adelante. Soy un hombre con un sueño y un deseo. Lo que si soy, es un luchador, como tantos otros", concluye.

Un joven que se resiste a conformarse, como el ave Fénix, que según cuenta la leyenda, tuvo que morir para renacer con toda su gloria. Ese, es Álvaro, y como él, miles de personas que se sienten encerradas en un cuerpo que no es el suyo, pero que tienen muy clara cuál es su identidad y su elección: la de ser libres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.