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A diez años de aprobarse la Ley de Igualdad, Ministerio de Educación y Comunidades Autónomas no han avanzado en visibilizar el papel de las mujeres, lo que "potencia la brecha salarial, la discriminación y la violencia de género".
Marisa Kohan | Público, 2017-03-19
http://www.publico.es/sociedad/igualdad-responsable-borrar-mujeres-libros.html
"¿Sabe qué papel ocupaban las mujeres en las Olimpiadas griegas? ¿Y cuántas mujeres hay entre los primeros cien jugadores de ajedrez? Se lo diré: ninguna", espetó el eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke hace unos días a la parlamentaria española Iratxe García para justificar que las mujeres ganaran menos salario porque son “más débiles, más pequeñas y menos inteligentes”.
El comportamiento del eurodiputado neonazi generó estupefacción a lo largo y ancho de Europa. Probablemente Korwin-Mikke no conozca a ninguna mujer que haya hecho algo de provecho en la historia, pero la triste realidad es que los jóvenes españoles que acaban la enseñanza obligatoria tampoco podrían nombrar demasiadas. ¿De quién es la culpa?
Cuando se cumplen diez años de la aprobación de la Ley de Igualdad y tras varios cambios en las leyes educativas que establecen la obligación de no discriminar a las mujeres, ni el Ministerio de Educación ni las Comunidades Autónomas han dado los pasos necesarios para garantizar la presencia de mujeres en los libros de historia, matemáticas, física o filosofía. Peor aún: ni siquiera creen que sea su responsabilidad. En un curioso caso de incompetencia compartida, Gobierno y Comunidades se pasan la pelota unos a otros repitiendo que este asunto escapa a sus atribuciones y culpando a las editoriales que elaboran los libros de texto de la escasa presencia femenina en los manuales. Una invisibilidad que, según todos los expertos consultados, incide de manera directa en la discriminación de la mujer que se perpetúa de generación en generación.
Pocas, y en ocasiones ninguna, son las referencias que aparecen de mujeres en los libros de texto de nuestros escolares. Según un reciente estudio publicado por Ana López-Navajas, investigadora de la Universidad de Valencia, las referencias a mujeres en los libros de texto de secundaria es de apenas el 7%, cifra que disminuye hasta el 5 o el 1% en materias como las ciencias o las tecnologías, respectivamente. Además de su escasa presencia, los textos siguen primando los roles 'feminizados' de las mujeres: son madres, enfermeras, reinas, santas... pero raramente científicas, pensadoras, ingenieras, astronautas, matemáticas o actoras de transformación social.
¿Quién pone a las mujeres en los libros de texto?
Las leyes indican que decidir los contenidos de los libros escolares es una responsabilidad compartida del Ministerio de Educación y las Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas. Sin embargo, cuando indagamos sobre este punto ambas administraciones escurren el bulto y vuelcan la responsabilidad final en las editoriales.
"Este asunto es competencia de las Comunidades Autónomas y de las Editoriales, que son con las que tienen acuerdos las propias administraciones regionales", es la respuesta que nos dio el Ministerio de Educación, tras pedirles durante varios días explicaciones sobre qué pasos ha dado el Gobierno para garantizar que la Ley de Igualdad se aplica en los libros de texto.
Cuando insistimos al Ministerio para que sea más específico acerca de su responsabilidad sobre los contenidos de los manuales escolares y de hacer cumplir las leyes de igualdad, su respuesta apunta a que son las editoriales las encargadas de interpretar las leyes y trasladarlas a los manuales. "La edición y adopción de los libros de texto y demás materiales no requerirán la previa autorización de la Administración educativa. En todo caso, éstos deberán adaptarse al rigor científico adecuado a las edades de los alumnos y al currículo aprobado por cada Administración educativa. Asimismo, deberán reflejar y fomentar el respeto a los principios, valores, libertades, derechos y deberes constitucionales, así como a los principios y valores recogidos en la presente Ley y en la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, a los que ha de ajustarse toda la actividad educativa", explican en un mail, sin acceder a que hablemos con un responsable.
La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid responde citando el decreto 48/2015 de educación secundaria, que especifica que se "fomentará el desarrollo de los valores que potencien la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y la prevención de la violencia de género, y de los valores inherentes al principio de igualdad de trato y no discriminación por cualquier condición o circunstancia personal o social".
Según advierten los expertos en igualdad, parte del problema está en que para las autoridades educativas potenciar la "igualdad efectiva" es simplemente una cuestión de no utilizar un lenguaje sexista ni publicar viñetas en las que se promueva abiertamente la violencia contra la mujer. Y poco más.
Montserrat Soriano, subdirectora de Ordenación Académica de dicha Consejería, reconoce que esta administración no incorpora ninguna ampliación al currículo de las materias troncales que dicta el Ministerio, aunque tiene potestad para ello. "Vamos a intentar sacar este año un área relacionada con la igualdad y los colectivos más vulnerables", aunque será de carácter opcional. Según nos explica Soriano, esta institución no tiene relación directa con las editoriales que elaboran los libros de texto y la supervisión de los contenidos corresponde a la inspección educativa.
¿Estamos simplemente ante un caso clamoroso de desafección de las Administraciones gobernadas por el Partido Popular (Gobierno y comunidad de Madrid) ante una ley aprobada por un Gobierno socialista? Pues parece que no. O al menos no solo sucede en las comunidades regidas por el Partido Popular. Los responsables de la Junta de Andalucía, quienes tienen a gala ser la primera Comunidad en aprobar un plan de coeducación en sus aulas, también reconocen que no hay directrices específicas por parte del legislativo de esta Comunidad Autónoma que obligue a las editoriales a incluir más nombres de mujeres en los libros de texto.
"La Consejería de Igualdad, en colaboración con el departamento de Educación, marca ciertas pautas y recomendaciones para que los planes de estudios se aborden desde una perspectiva de género, con un lenguaje no sexista". Desde esta consejería matizan que "el diseño curricular de cada asignatura no depende en última instancia de las empresas que hacen los libros de texto, sino de la autonomía pedagógica de cada colegio y de la libertad de cátedra de cada profesor”.
Transversal e invisible
Hay tres mantras que esta redactora ha escuchado hasta la saciedad a lo largo de la última semana de llamadas a distintos Ministerios, administraciones autonómicas y expertos: "no es nuestra competencia", "los temas de educación están transferidos" y "la igualdad de género es un tema transversal". "Tan transversal es el tema de la igualdad, que en los currículos del Ministerio no lo ves en ningún lado, más allá que en un párrafo de intenciones", afirma MariLuz González Rodríguez responsable de Mujeres de la Confederación Interseccional del Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza (STES).
"Es el Ministerio de Educación quién tiene la responsabilidad de los contenidos curriculares. Si introdujera en el capítulo de metas la aportación de las mujeres en áreas como química u otras asignaturas, las editoriales estarían obligadas a incluirlas", afirma Mario Bedera, profesor de la Universidad de Valladolid y ex-secretario de Estado de Educación con el PSOE.
"Modificar los currículos no es tarea fácil, pero se podría haber aprovechado el cambio de ley a la LOMCE para hacerlo e integrar una mayor perspectiva de género en ellos", añade Bedera.
Los currículos que elabora el Ministerio son muy generales y las editoriales tienen una total libertad a la hora de enfocar los temas y a quién se los encarga. Además son empresas que tienen fuertes intereses económicos e ideológicos detrás", concluye Bedera.
"No hay prácticamente diferencia entre las editoriales. Las que no están en manos de la iglesia, o cuyo capital no pertenece prioritariamente a la iglesia católica, son inmovilistas y siguen haciendo los libros de texto como toda la vida. El currículum no es neutro y está determinado por una cierta ideología", afirma José Luis Pazos, presidente de la Confederación de Española de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (CEAPA)".
De hecho, varias de las editoriales más conocidas han sido creadas por congregaciones religiosas o están en sus manos. Es el caso de la Editorial SM (iniciales de Sociedad de María), fundada por los maristas en 1918 y que hoy en día es accionista mayoritaria de la editorial religiosa Promoción Popular Cristiana y tiene presencia en nueve países de América Latina. La Editorial Edelvives pertenece al Instituto de los Hermanos Maristas y mediante su editorial fomentan lo que ellos denominan “humanismo cristiano”. Por su parte la editorial Bruño, fue constituida por los Hermanos de La Salle que fue vendida al grupo Hachette Livre, aunque manteniendo participación en el negocio. La editorial EDEBÉ fue creada por padres salesianos y posee hoy una importante presencia en varios países de América Latina. Sin embargo, como apuntan varios expertos consultados, a la hora de colocar a las mujeres en los libros, las editoriales no tienen grandes diferencias.
"Aunque hay algunas que han mostrado cierta sensibilidad (como el caso de SM o Santillana), la realidad es que lo que hacen todas es trasladar la cultura masculina como si fuera la universal. De hecho, los materiales de las editoriales no cumplen con la ley, porque uno de los objetivos en secundaria (por ejemplo), es proporcionar los elementos, los referentes básicos de la cultura, la ciencia, las humanidades... y si no se tienen en cuenta las producciones de las mujeres, los únicos referentes básicos que transmiten son los masculinos", afirma López-Navajas.
"Tenemos una de las leyes más pioneras en materia de Igualdad, pero no se aplica ni se ha desarrollado. Por eso no hay lenguaje inclusivo y se sigue invisibilizando a la mujer mientras se deja a las editoriales hacer lo que quieran", comenta MariLuz González.
Por este motivo, su área elabora desde 2005 un calendario anual resaltando la aportación de las mujeres en distintas áreas como la filosofía, la ciencia, las creadoras de opinión, las activistas... para que se utilice como material coeducativo. Contienen 365 mujeres (una por cada día del año).
Pero el profesorado tiene también responsabilidad, porque la libertad de cátedra le permite incluir a las historias de mujeres y ya existe gran cantidad de material a su disposición. "El problema es que la calidad de la educación de los profesores es muy mala y no se incluye ninguna materia sobre perspectiva de género. En secundaria a los licenciados de cualquier rama les basta hacer un máster de un año para estar preparados para dar clases", afirma González.
Todos los expertos coinciden en la importancia que tienen los libros de texto en la educación, porque enseñan una visión del mundo y son un referente de cómo se forma el pensamiento y de cómo entendemos el pasado y el presente.
"El machismo utiliza la ignorancia para perpetuarse y las mujeres están interesadamente invisibilizadas. Las consecuencias de esto son terribles, porque a largo plazo influye en la creación de la brecha salarial, en la perpetuación de la violencia de género y en la pérdida ingente del potencial intelectual. La educación no las empodera para aprovechar su talento, sino que les niega referentes en los que mirarse y las encasilla en comportamientos y carreras 'feminizadas', afirma Luz Martínez Ten Responsable de Mujere y Políticas de Igualdad de la Federación de Empleados públicos de UGT.
Hubo mujeres excepcionales a lo largo de la historia, pero el hecho de que sigamos así, ignorándolas, es porque además de tener un marco legal tiene que existir voluntad política. Las leyes si no, no sirven para nada, añade Martinez Ten.
Recientemente Ciudadanos presentó en el Congreso de los Diputados una Proposición No de Ley (PNDL) en la que pedía al Gobierno medidas para aumentar la presencia de mujeres en los libros de texto y reconocer su papel en la Historia.
En su escrito, la formación naranja afirma que "los libros de texto sirven para transmitir conocimientos, modelos, valores y patrones de comportamiento. Pero, ¿cuál es el papel que juegan en ellos las mujeres? A pesar de que la legislación educativa aboga por la igualdad, muchos materiales didácticos siguen transmitiendo estereotipos sexistas y relegando a las mujeres a un clarísimo segundo plano".
Según Ciudadanos, la solución no pasa de hacer distribuciones paritarias de la cantidad de personajes sino de incluir a las mujeres en el discurso histórico. "La ausencia de la mujer en el lenguaje, en las imágenes y en los temas de los que es protagonista no solo es un hecho, sino que es asumida como normal. Cuando aparecen, es como un añadido, un pegote o «cuota», que no tiene que coordinarse con el resto del texto. Y a veces ni siquiera aparecen. La aportación de las mujeres a la sociedad se considera anecdótica y no importante para la explicación que se desarrolla".
El texto insta al Gobierno a aumentar los contenidos del currículo escolar a fin de dar a conocer figuras femeninas relevantes en la Historia. y a trabajar en colaboración con las Comunidades Autónomas para que las mujeres tengan una mayor presencia en las asignaturas escolares a fin de promover el papel de éstas y contribuir a su reconocimiento en los avances científicos e históricos.
El comportamiento del eurodiputado neonazi generó estupefacción a lo largo y ancho de Europa. Probablemente Korwin-Mikke no conozca a ninguna mujer que haya hecho algo de provecho en la historia, pero la triste realidad es que los jóvenes españoles que acaban la enseñanza obligatoria tampoco podrían nombrar demasiadas. ¿De quién es la culpa?
Cuando se cumplen diez años de la aprobación de la Ley de Igualdad y tras varios cambios en las leyes educativas que establecen la obligación de no discriminar a las mujeres, ni el Ministerio de Educación ni las Comunidades Autónomas han dado los pasos necesarios para garantizar la presencia de mujeres en los libros de historia, matemáticas, física o filosofía. Peor aún: ni siquiera creen que sea su responsabilidad. En un curioso caso de incompetencia compartida, Gobierno y Comunidades se pasan la pelota unos a otros repitiendo que este asunto escapa a sus atribuciones y culpando a las editoriales que elaboran los libros de texto de la escasa presencia femenina en los manuales. Una invisibilidad que, según todos los expertos consultados, incide de manera directa en la discriminación de la mujer que se perpetúa de generación en generación.
Pocas, y en ocasiones ninguna, son las referencias que aparecen de mujeres en los libros de texto de nuestros escolares. Según un reciente estudio publicado por Ana López-Navajas, investigadora de la Universidad de Valencia, las referencias a mujeres en los libros de texto de secundaria es de apenas el 7%, cifra que disminuye hasta el 5 o el 1% en materias como las ciencias o las tecnologías, respectivamente. Además de su escasa presencia, los textos siguen primando los roles 'feminizados' de las mujeres: son madres, enfermeras, reinas, santas... pero raramente científicas, pensadoras, ingenieras, astronautas, matemáticas o actoras de transformación social.
¿Quién pone a las mujeres en los libros de texto?
Las leyes indican que decidir los contenidos de los libros escolares es una responsabilidad compartida del Ministerio de Educación y las Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas. Sin embargo, cuando indagamos sobre este punto ambas administraciones escurren el bulto y vuelcan la responsabilidad final en las editoriales.
"Este asunto es competencia de las Comunidades Autónomas y de las Editoriales, que son con las que tienen acuerdos las propias administraciones regionales", es la respuesta que nos dio el Ministerio de Educación, tras pedirles durante varios días explicaciones sobre qué pasos ha dado el Gobierno para garantizar que la Ley de Igualdad se aplica en los libros de texto.
Cuando insistimos al Ministerio para que sea más específico acerca de su responsabilidad sobre los contenidos de los manuales escolares y de hacer cumplir las leyes de igualdad, su respuesta apunta a que son las editoriales las encargadas de interpretar las leyes y trasladarlas a los manuales. "La edición y adopción de los libros de texto y demás materiales no requerirán la previa autorización de la Administración educativa. En todo caso, éstos deberán adaptarse al rigor científico adecuado a las edades de los alumnos y al currículo aprobado por cada Administración educativa. Asimismo, deberán reflejar y fomentar el respeto a los principios, valores, libertades, derechos y deberes constitucionales, así como a los principios y valores recogidos en la presente Ley y en la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, a los que ha de ajustarse toda la actividad educativa", explican en un mail, sin acceder a que hablemos con un responsable.
La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid responde citando el decreto 48/2015 de educación secundaria, que especifica que se "fomentará el desarrollo de los valores que potencien la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y la prevención de la violencia de género, y de los valores inherentes al principio de igualdad de trato y no discriminación por cualquier condición o circunstancia personal o social".
Según advierten los expertos en igualdad, parte del problema está en que para las autoridades educativas potenciar la "igualdad efectiva" es simplemente una cuestión de no utilizar un lenguaje sexista ni publicar viñetas en las que se promueva abiertamente la violencia contra la mujer. Y poco más.
Montserrat Soriano, subdirectora de Ordenación Académica de dicha Consejería, reconoce que esta administración no incorpora ninguna ampliación al currículo de las materias troncales que dicta el Ministerio, aunque tiene potestad para ello. "Vamos a intentar sacar este año un área relacionada con la igualdad y los colectivos más vulnerables", aunque será de carácter opcional. Según nos explica Soriano, esta institución no tiene relación directa con las editoriales que elaboran los libros de texto y la supervisión de los contenidos corresponde a la inspección educativa.
¿Estamos simplemente ante un caso clamoroso de desafección de las Administraciones gobernadas por el Partido Popular (Gobierno y comunidad de Madrid) ante una ley aprobada por un Gobierno socialista? Pues parece que no. O al menos no solo sucede en las comunidades regidas por el Partido Popular. Los responsables de la Junta de Andalucía, quienes tienen a gala ser la primera Comunidad en aprobar un plan de coeducación en sus aulas, también reconocen que no hay directrices específicas por parte del legislativo de esta Comunidad Autónoma que obligue a las editoriales a incluir más nombres de mujeres en los libros de texto.
"La Consejería de Igualdad, en colaboración con el departamento de Educación, marca ciertas pautas y recomendaciones para que los planes de estudios se aborden desde una perspectiva de género, con un lenguaje no sexista". Desde esta consejería matizan que "el diseño curricular de cada asignatura no depende en última instancia de las empresas que hacen los libros de texto, sino de la autonomía pedagógica de cada colegio y de la libertad de cátedra de cada profesor”.
Transversal e invisible
Hay tres mantras que esta redactora ha escuchado hasta la saciedad a lo largo de la última semana de llamadas a distintos Ministerios, administraciones autonómicas y expertos: "no es nuestra competencia", "los temas de educación están transferidos" y "la igualdad de género es un tema transversal". "Tan transversal es el tema de la igualdad, que en los currículos del Ministerio no lo ves en ningún lado, más allá que en un párrafo de intenciones", afirma MariLuz González Rodríguez responsable de Mujeres de la Confederación Interseccional del Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza (STES).
"Es el Ministerio de Educación quién tiene la responsabilidad de los contenidos curriculares. Si introdujera en el capítulo de metas la aportación de las mujeres en áreas como química u otras asignaturas, las editoriales estarían obligadas a incluirlas", afirma Mario Bedera, profesor de la Universidad de Valladolid y ex-secretario de Estado de Educación con el PSOE.
"Modificar los currículos no es tarea fácil, pero se podría haber aprovechado el cambio de ley a la LOMCE para hacerlo e integrar una mayor perspectiva de género en ellos", añade Bedera.
Los currículos que elabora el Ministerio son muy generales y las editoriales tienen una total libertad a la hora de enfocar los temas y a quién se los encarga. Además son empresas que tienen fuertes intereses económicos e ideológicos detrás", concluye Bedera.
"No hay prácticamente diferencia entre las editoriales. Las que no están en manos de la iglesia, o cuyo capital no pertenece prioritariamente a la iglesia católica, son inmovilistas y siguen haciendo los libros de texto como toda la vida. El currículum no es neutro y está determinado por una cierta ideología", afirma José Luis Pazos, presidente de la Confederación de Española de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (CEAPA)".
De hecho, varias de las editoriales más conocidas han sido creadas por congregaciones religiosas o están en sus manos. Es el caso de la Editorial SM (iniciales de Sociedad de María), fundada por los maristas en 1918 y que hoy en día es accionista mayoritaria de la editorial religiosa Promoción Popular Cristiana y tiene presencia en nueve países de América Latina. La Editorial Edelvives pertenece al Instituto de los Hermanos Maristas y mediante su editorial fomentan lo que ellos denominan “humanismo cristiano”. Por su parte la editorial Bruño, fue constituida por los Hermanos de La Salle que fue vendida al grupo Hachette Livre, aunque manteniendo participación en el negocio. La editorial EDEBÉ fue creada por padres salesianos y posee hoy una importante presencia en varios países de América Latina. Sin embargo, como apuntan varios expertos consultados, a la hora de colocar a las mujeres en los libros, las editoriales no tienen grandes diferencias.
"Aunque hay algunas que han mostrado cierta sensibilidad (como el caso de SM o Santillana), la realidad es que lo que hacen todas es trasladar la cultura masculina como si fuera la universal. De hecho, los materiales de las editoriales no cumplen con la ley, porque uno de los objetivos en secundaria (por ejemplo), es proporcionar los elementos, los referentes básicos de la cultura, la ciencia, las humanidades... y si no se tienen en cuenta las producciones de las mujeres, los únicos referentes básicos que transmiten son los masculinos", afirma López-Navajas.
"Tenemos una de las leyes más pioneras en materia de Igualdad, pero no se aplica ni se ha desarrollado. Por eso no hay lenguaje inclusivo y se sigue invisibilizando a la mujer mientras se deja a las editoriales hacer lo que quieran", comenta MariLuz González.
Por este motivo, su área elabora desde 2005 un calendario anual resaltando la aportación de las mujeres en distintas áreas como la filosofía, la ciencia, las creadoras de opinión, las activistas... para que se utilice como material coeducativo. Contienen 365 mujeres (una por cada día del año).
Pero el profesorado tiene también responsabilidad, porque la libertad de cátedra le permite incluir a las historias de mujeres y ya existe gran cantidad de material a su disposición. "El problema es que la calidad de la educación de los profesores es muy mala y no se incluye ninguna materia sobre perspectiva de género. En secundaria a los licenciados de cualquier rama les basta hacer un máster de un año para estar preparados para dar clases", afirma González.
Todos los expertos coinciden en la importancia que tienen los libros de texto en la educación, porque enseñan una visión del mundo y son un referente de cómo se forma el pensamiento y de cómo entendemos el pasado y el presente.
"El machismo utiliza la ignorancia para perpetuarse y las mujeres están interesadamente invisibilizadas. Las consecuencias de esto son terribles, porque a largo plazo influye en la creación de la brecha salarial, en la perpetuación de la violencia de género y en la pérdida ingente del potencial intelectual. La educación no las empodera para aprovechar su talento, sino que les niega referentes en los que mirarse y las encasilla en comportamientos y carreras 'feminizadas', afirma Luz Martínez Ten Responsable de Mujere y Políticas de Igualdad de la Federación de Empleados públicos de UGT.
Hubo mujeres excepcionales a lo largo de la historia, pero el hecho de que sigamos así, ignorándolas, es porque además de tener un marco legal tiene que existir voluntad política. Las leyes si no, no sirven para nada, añade Martinez Ten.
Recientemente Ciudadanos presentó en el Congreso de los Diputados una Proposición No de Ley (PNDL) en la que pedía al Gobierno medidas para aumentar la presencia de mujeres en los libros de texto y reconocer su papel en la Historia.
En su escrito, la formación naranja afirma que "los libros de texto sirven para transmitir conocimientos, modelos, valores y patrones de comportamiento. Pero, ¿cuál es el papel que juegan en ellos las mujeres? A pesar de que la legislación educativa aboga por la igualdad, muchos materiales didácticos siguen transmitiendo estereotipos sexistas y relegando a las mujeres a un clarísimo segundo plano".
Según Ciudadanos, la solución no pasa de hacer distribuciones paritarias de la cantidad de personajes sino de incluir a las mujeres en el discurso histórico. "La ausencia de la mujer en el lenguaje, en las imágenes y en los temas de los que es protagonista no solo es un hecho, sino que es asumida como normal. Cuando aparecen, es como un añadido, un pegote o «cuota», que no tiene que coordinarse con el resto del texto. Y a veces ni siquiera aparecen. La aportación de las mujeres a la sociedad se considera anecdótica y no importante para la explicación que se desarrolla".
El texto insta al Gobierno a aumentar los contenidos del currículo escolar a fin de dar a conocer figuras femeninas relevantes en la Historia. y a trabajar en colaboración con las Comunidades Autónomas para que las mujeres tengan una mayor presencia en las asignaturas escolares a fin de promover el papel de éstas y contribuir a su reconocimiento en los avances científicos e históricos.
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