Imagen: El País / CIE de Aluche, Madrid |
Los fallos en los controles de internamiento provocan que por estos complejos pasen víctimas de trata y menores.
J. J. Gálvez | El País, 2017-03-24
http://politica.elpais.com/politica/2017/03/23/actualidad/1490297256_312942.html
Si alguien sabe cómo fallan los filtros de control de los CIE, esa es Catherine. Ni la policía, ni la fiscalía, ni el juez evitaron que esta camerunesa, que había llegado a Motril (Granada) tras atravesar en patera el Mediterráneo, acabara en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche (Madrid). Allí la metieron. Pese a que era menor de edad. Y pese a que la Cruz Roja ya había detectado que se trataba de una víctima de trata. "Un caso sangrante", en boca de Santiago Yerga, del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), que sirve para ejemplificar como en estos complejos, que funcionan como auténticas cárceles, acaban encerradas personas en situación de vulnerabilidad. Algunas de ellas, mujeres trasladadas hasta la Península para prostituirlas. Para convertirlas en esclavas sexuales.
"Es preocupante la presencia de niñas, potenciales víctimas de trata, en los CIE tras haber sido incorrectamente consideradas como adultas en Motril o Almería", ha denunciado el Defensor del Pueblo en uno de sus últimos informes. "En estas instalaciones nos encontramos dos perfiles. El primero, mujeres que ya están siendo explotadas en España y que, por ejemplo, son detenidas en polígonos y encerradas. Y, el segundo, las que acaban de llegar en patera de mano de las redes y son recluidas", continúa Yerga. Según los datos del Gobierno, 455 mujeres fueron encerradas en los CIE en 2015. De ellas, solo se expulsó al 23%, un porcentaje más bajo que la media de ese año (41%).
Interior asegura que no cuenta con estadísticas sobre el número de víctimas que pasaron por los CIE porque, según el ministerio, sus aplicaciones informáticas "no recogen el lugar donde fueron identificadas" como tales. Pero las alarmas hace años que saltaron en las ONG. "En estos centros, hemos detectado una sobrerrepresentación de mujeres que ejercen la prostitución. Sabemos, por tanto, que hay muchas probabilidades de que sean víctimas de trata. Y, más aún, en los casos de las paraguayas, brasileñas y nigerianas", apunta SOS Racismo.
"En la mayoría de los casos pasan inadvertidas por el CIE. Sin que nadie se percate de que se hallan en situaciones extremas. Hablamos de mujeres violadas, ultrajadas, vendidas y marcadas por profundos traumas", añade Margarita Martínez Escamilla, catedrática de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en su informe ‘Mujeres en el CIE: Género, inmigración e internamiento’.
En este sentido, el Defensor del Pueblo ha denunciado la "insuficiencia de mecanismos" para detectar a las víctimas. Y, además, ha reprochado a las autoridades que descarten que muchas inmigrantes lo sean porque, al llegar a la Península, niegan que se encuentran en manos de estas mafias: "La experiencia muestra que un número significativo de ellas acaban siendo nuevamente identificadas como víctimas en un momento posterior".
Fue el caso de Catherine (nombre ficticio). Pese a que la Cruz Roja alertó de su situación, acabó en el CIE de Aluche. Allí, tras ponerse en contacto con el SJM, ratificaron que tenía menos de 18 años y la trasladaron a un centro de menores. De allí, desapareció a las pocas semanas. "Había vuelto a caer en manos de la red de trata", relata Yerga, que cuenta cómo la camerunesa, meses después, volvió a contactar con la ONG desde París. "Nos pidió ayuda", afirma el integrante del Servicio Jesuita de Migrantes, que explica cómo alertaron a la policía y a la fiscalía. Pero ya no volvieron a dar con ella. Se esfumó de nuevo.
"Es preocupante la presencia de niñas, potenciales víctimas de trata, en los CIE tras haber sido incorrectamente consideradas como adultas en Motril o Almería", ha denunciado el Defensor del Pueblo en uno de sus últimos informes. "En estas instalaciones nos encontramos dos perfiles. El primero, mujeres que ya están siendo explotadas en España y que, por ejemplo, son detenidas en polígonos y encerradas. Y, el segundo, las que acaban de llegar en patera de mano de las redes y son recluidas", continúa Yerga. Según los datos del Gobierno, 455 mujeres fueron encerradas en los CIE en 2015. De ellas, solo se expulsó al 23%, un porcentaje más bajo que la media de ese año (41%).
Interior asegura que no cuenta con estadísticas sobre el número de víctimas que pasaron por los CIE porque, según el ministerio, sus aplicaciones informáticas "no recogen el lugar donde fueron identificadas" como tales. Pero las alarmas hace años que saltaron en las ONG. "En estos centros, hemos detectado una sobrerrepresentación de mujeres que ejercen la prostitución. Sabemos, por tanto, que hay muchas probabilidades de que sean víctimas de trata. Y, más aún, en los casos de las paraguayas, brasileñas y nigerianas", apunta SOS Racismo.
"En la mayoría de los casos pasan inadvertidas por el CIE. Sin que nadie se percate de que se hallan en situaciones extremas. Hablamos de mujeres violadas, ultrajadas, vendidas y marcadas por profundos traumas", añade Margarita Martínez Escamilla, catedrática de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en su informe ‘Mujeres en el CIE: Género, inmigración e internamiento’.
En este sentido, el Defensor del Pueblo ha denunciado la "insuficiencia de mecanismos" para detectar a las víctimas. Y, además, ha reprochado a las autoridades que descarten que muchas inmigrantes lo sean porque, al llegar a la Península, niegan que se encuentran en manos de estas mafias: "La experiencia muestra que un número significativo de ellas acaban siendo nuevamente identificadas como víctimas en un momento posterior".
Fue el caso de Catherine (nombre ficticio). Pese a que la Cruz Roja alertó de su situación, acabó en el CIE de Aluche. Allí, tras ponerse en contacto con el SJM, ratificaron que tenía menos de 18 años y la trasladaron a un centro de menores. De allí, desapareció a las pocas semanas. "Había vuelto a caer en manos de la red de trata", relata Yerga, que cuenta cómo la camerunesa, meses después, volvió a contactar con la ONG desde París. "Nos pidió ayuda", afirma el integrante del Servicio Jesuita de Migrantes, que explica cómo alertaron a la policía y a la fiscalía. Pero ya no volvieron a dar con ella. Se esfumó de nuevo.
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