Imagen: El Periódico / Fotograma de 'Carmen y Lola' |
La mayoría de las películas con más nominaciones están relacionadas con algún tipo de temática política o social. Actores y actrices sin formación acumulan candidaturas como consecuencia de este nuevo rumbo cinematográfico.
Beatriz Martínez | El Periódico, 2019-01-31
https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20190131/bano-realidad-cine-espanol-premios-goya-2019-corrupcion-exclusion-homofobia-7279278
El cine español en los últimos años no siempre se ha caracterizado por su compromiso con la realidad de nuestro tiempo. Aunque pueda parecer lo contrario, no son muchas las películas que se han encargado de radiografiar nuestro presente y tomar el pulso a la actualidad para erigirse como un reflejo de algunos de los problemas más delicados a los que nos enfrentamos, desde la corrupción, el paro y la precariedad laboral al desarraigo juvenil, la inmigración o la violencia machista.
A pesar de la fuerte herencia del neorrealismo presente en nuestra cinematografía y del impacto de subgéneros como el cine quinqui que se encargaron de reflejar el espectro marginal, lo cierto es que el cine que retrata nuestro aquí y ahora ha ido restringiéndose a un par de películas por temporada hasta el punto de desaparecer casi por completo en la anterior edición de los Premios Goya, donde una película como 'La vida y nada más', de Antonio Méndez Esparta, pasó totalmente desapercibida.
Autenticidad
Sin embargo, el panorama ha cambiado por completo este año, y la mayoría de las películas con más nominaciones están relacionadas con algún tipo de temática política o social. 'El reino', de Rodrigo Sorogoyen, se introduce en las cenagosas aguas de los casos de corrupción que han salpicado la escena española en los últimos tiempos a ritmo de thriller. 'Campeones' sitúa a las personas con discapacidad al frente de un relato en el que por primera vez se convierten en los auténticos protagonistas, utilizando la comedia como vehículo, e incluso una película como 'Todos lo saben' contiene un discurso en torno al clasismo y el odio que se perpetúa en las comunidades más cerradas a través de un mecanismo de intriga.
En cualquier caso, son 'Carmen y Lola' y 'Entre dos aguas' las dos películas que de alguna manera se han encargado de perpetuar un discurso de raigambre puramente realista a través de una narración que coquetea con el género documental para retratar a los personajes y el entorno en el que se ubican de la manera más auténtica posible.
Inmersión en la comunidad gitana
Arantxa Echevarría se empapó de la cultura gitana introduciéndose en el seno de la comunidad e intentó reflejar sus ritos y sus costumbres sin adornos ni florituras. Mientras, Isaki Lacuesta había seguido manteniendo a lo largo de los años vínculos personales con los protagonistas de 'Entre dos aguas' desde que rodó 'La leyenda del tiempo', y conocía a la perfección los problemas de exclusión y desempleo presentes en la zona en la que viven, San Fernando, en Cádiz. Su intención no era rodar una película de temática social, sino sumergirse en el ambiente y los problemas de los personajes.
"Buscábamos la invisibilidad del guion, de la cámara, de la foto, del director. Nos han preguntado mucho por lo que es verdad y mentira en la película, sobre si rodamos tanto como para poder captar esa realidad mostrada. Pero solo empleamos cuatro semanas en hacerla", cuenta Isa Campo, productora de 'Entre dos aguas'.
Y es que, en ese afán por ofrecer una total transparencia, tanto Echevarría como Lacuesta optaron por utilizar actores naturales, un paso esencial a la hora de transmitir ese plus de pureza que buscaban. El resultado: a Israel Gómez Romero no han parado de preguntarle si había estado en la cárcel o lo había abandonado su mujer, porque la línea entre su personaje real y el de ficción es tan fina que parece haberse diluido durante el proceso.
Desnudas
Estas interpretaciones desnudas, pero al mismo tiempo tan poderosas, han terminado convirtiéndose en auténticas protagonistas de la temporada de premios. Gloria Ramos está nominada por 'Campeones'; Zaira Morales, Rosy Rodríguez y Moreno Borja, por 'Carmen y Lola', y Carlos Acosta, que se interpreta a sí mismo, por 'Yuli'. "Al principio esto me chocó un poco, ya que es un oficio muy duro que requiere mucha preparación", cuenta Eva Llorach, nominada por 'Quién te cantará' y la única intérprete con formación previa dentro de su categoría, la de actriz revelación. "Pero al final he llegado a la conclusión de que cualquier persona que se pone delante de la cámara con generosidad y valentía, se convierte automáticamente en actor".
Javier Fesser cambió radicalmente el chip cuando se dio cuenta de que lo importante no era buscar actores para los personajes que había escrito, porque las personas que estaba conociendo durante el periodo de casting eran mucho más interesantes. "Así que el guion fue adaptándose a ellos. Intentamos aprovechar al máximo sus cualidades en lugar de intentar presionarlos para que interpretaran algo que les fuera ajeno", dice.
Delito
El director ha pasado de inventar ficciones en las que latían la imaginación y el surrealismo, a aferrarse cada vez más a la realidad. "Creo que es un camino lógico de madurez. Poco a poco me fui dando cuenta de que cualquier cosa que quieras inventarte, va a estar siempre por debajo de lo que la realidad te ofrece".
En ese sentido, Echevarría piensa que el mundo que nos rodea está muy desaprovechado. "Carlos Saura o Eloy de la Iglesia desafiaban a la censura. Y ahora que tenemos democracia y podemos decir lo que queramos, estamos anclados en patrones estereotipados y falsos. Me parece un delito no escarbar y sacar a relucir lo que hay debajo de la alfombra".
A pesar de la fuerte herencia del neorrealismo presente en nuestra cinematografía y del impacto de subgéneros como el cine quinqui que se encargaron de reflejar el espectro marginal, lo cierto es que el cine que retrata nuestro aquí y ahora ha ido restringiéndose a un par de películas por temporada hasta el punto de desaparecer casi por completo en la anterior edición de los Premios Goya, donde una película como 'La vida y nada más', de Antonio Méndez Esparta, pasó totalmente desapercibida.
Autenticidad
Sin embargo, el panorama ha cambiado por completo este año, y la mayoría de las películas con más nominaciones están relacionadas con algún tipo de temática política o social. 'El reino', de Rodrigo Sorogoyen, se introduce en las cenagosas aguas de los casos de corrupción que han salpicado la escena española en los últimos tiempos a ritmo de thriller. 'Campeones' sitúa a las personas con discapacidad al frente de un relato en el que por primera vez se convierten en los auténticos protagonistas, utilizando la comedia como vehículo, e incluso una película como 'Todos lo saben' contiene un discurso en torno al clasismo y el odio que se perpetúa en las comunidades más cerradas a través de un mecanismo de intriga.
En cualquier caso, son 'Carmen y Lola' y 'Entre dos aguas' las dos películas que de alguna manera se han encargado de perpetuar un discurso de raigambre puramente realista a través de una narración que coquetea con el género documental para retratar a los personajes y el entorno en el que se ubican de la manera más auténtica posible.
Inmersión en la comunidad gitana
Arantxa Echevarría se empapó de la cultura gitana introduciéndose en el seno de la comunidad e intentó reflejar sus ritos y sus costumbres sin adornos ni florituras. Mientras, Isaki Lacuesta había seguido manteniendo a lo largo de los años vínculos personales con los protagonistas de 'Entre dos aguas' desde que rodó 'La leyenda del tiempo', y conocía a la perfección los problemas de exclusión y desempleo presentes en la zona en la que viven, San Fernando, en Cádiz. Su intención no era rodar una película de temática social, sino sumergirse en el ambiente y los problemas de los personajes.
"Buscábamos la invisibilidad del guion, de la cámara, de la foto, del director. Nos han preguntado mucho por lo que es verdad y mentira en la película, sobre si rodamos tanto como para poder captar esa realidad mostrada. Pero solo empleamos cuatro semanas en hacerla", cuenta Isa Campo, productora de 'Entre dos aguas'.
Y es que, en ese afán por ofrecer una total transparencia, tanto Echevarría como Lacuesta optaron por utilizar actores naturales, un paso esencial a la hora de transmitir ese plus de pureza que buscaban. El resultado: a Israel Gómez Romero no han parado de preguntarle si había estado en la cárcel o lo había abandonado su mujer, porque la línea entre su personaje real y el de ficción es tan fina que parece haberse diluido durante el proceso.
Desnudas
Estas interpretaciones desnudas, pero al mismo tiempo tan poderosas, han terminado convirtiéndose en auténticas protagonistas de la temporada de premios. Gloria Ramos está nominada por 'Campeones'; Zaira Morales, Rosy Rodríguez y Moreno Borja, por 'Carmen y Lola', y Carlos Acosta, que se interpreta a sí mismo, por 'Yuli'. "Al principio esto me chocó un poco, ya que es un oficio muy duro que requiere mucha preparación", cuenta Eva Llorach, nominada por 'Quién te cantará' y la única intérprete con formación previa dentro de su categoría, la de actriz revelación. "Pero al final he llegado a la conclusión de que cualquier persona que se pone delante de la cámara con generosidad y valentía, se convierte automáticamente en actor".
Javier Fesser cambió radicalmente el chip cuando se dio cuenta de que lo importante no era buscar actores para los personajes que había escrito, porque las personas que estaba conociendo durante el periodo de casting eran mucho más interesantes. "Así que el guion fue adaptándose a ellos. Intentamos aprovechar al máximo sus cualidades en lugar de intentar presionarlos para que interpretaran algo que les fuera ajeno", dice.
Delito
El director ha pasado de inventar ficciones en las que latían la imaginación y el surrealismo, a aferrarse cada vez más a la realidad. "Creo que es un camino lógico de madurez. Poco a poco me fui dando cuenta de que cualquier cosa que quieras inventarte, va a estar siempre por debajo de lo que la realidad te ofrece".
En ese sentido, Echevarría piensa que el mundo que nos rodea está muy desaprovechado. "Carlos Saura o Eloy de la Iglesia desafiaban a la censura. Y ahora que tenemos democracia y podemos decir lo que queramos, estamos anclados en patrones estereotipados y falsos. Me parece un delito no escarbar y sacar a relucir lo que hay debajo de la alfombra".
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