Imagen: CatalunyaPlural / Miquel Missé |
Artizar | Rebelión Feminista, 2019-08-16
https://rebelionfeminista.wordpress.com/2019/08/16/carta-abierta-a-miquel-misse-hola-senoro/
No tan estimado Miquel Missé:
Te escribo con sentimientos contradictorios, pues anteriormente me basé en varios de tus libros para formarme. Concretamente cuando trataba de comprender mi propia existencia. Sin embargo, pasados pocos años ingresé en la realidad/túnel del feminismo radical con su materialismo y su estudio de las relaciones de poder. Es entonces cuando os dejé atrás a ti y a tu liberalismo.
Durante mucho tiempo te ignoré como a un liberal más, aunque después de tu última canallada, y en retrospectiva, puedo aseverar que estabas apuntando maneras mientras tanteabas el terreno. Lo poco que me llegaba de ti, pese a ser dañino como cualquier otro análisis superficial e inductivo, no era tan dañino como la explicación de lo que es ser trans según incluso un cis-señoro promedio.
Me he preguntado por qué te mandaban a ti a escribir artículos, en lugar de a personas trans mucho más competentes que tú (y seguramente también mejores que yo) como son Alana Portero, Darío Brillis, Atenea Bioque o Rosa María García entre otras. Claramente ha sido una cuestión de qué discurso interesa promover y blanquear; pues las personas mencionadas nunca habrían dado cabida a discursos de odio como haces tú.
Pero ha sido con tu último “artículo” llamado “No ofende quien quiere” cuando has dado el paso de transactivista cómodo para el sistema, a ser uno de tantos traidores para tu gente: la gente trans. Con tu permiso adjuntaré aquí partes de tu artículo para tratarlo párrafo a párrafo como merece:
Destacamos las siguientes frases del artículo: “nacidas con sexo masculino y que se sienten mujeres” para definir a las mujeres trans. “Transexualidad” como término para definir a toda la comunidad, olvidando que es un término patologizante. Y por último, “En nuestro país, esta corriente (la TERF) anglosajona ha sido minoritaria” porque se nota que a él no le han acosado en masa esta sección.
Empiezas fuerte al definirnos a las mujeres trans como “nacidas con el sexo masculino” en toda una declaración de principios donde los haya. A ver Miquel, el sexo no es masculino ni femenino, pues esas son dos categorías políticas que corresponden al género. Y es por esa obstinación de asignar géneros a los sexos, que las personas trans nos vemos constantemente relegadas a las categorías (también políticas) de errores de la naturaleza, de X en cuerpo de Y o demás apelativos vejatorios que tú apoyas. Así refuerzas la cisnorma con la legitimidad que te otorga ser un conocido hombre y escritor trans. Como mucho, y haciendo un ‘extremo alarde de generosidad’, podríamos decir que el sexo es macho y hembra; pero seguiríamos errando puesto que estas dos son también categorías políticas moldeadas según el sitema sexo-género, y no por ello fieles a la realidad material. Según la evidencia científica, el sexo tampoco es dicotómico ni binario.
Por otro lado, en la segunda parte de esa frase usas el “se sienten mujeres” para definirnos a las mujeres trans. Irónicamente, no es errado de forma pero sí de fondo. Claro que nos sentimos mujeres y es que nos sentimos mujeres porque lo somos. Sin embargo, me arriesgaré a aseverar que tu uso del 'se sienten' se corresponde más a la forma ordinaria de degradarnos a las mujeres trans: en el sentido de hombre que se siente mujer. Estereotipo que ha sido tan empleado para situarnos en un escalón inferior (y por tanto menos respetable) que nuestras homólogas cis. Y así, tu que impostas la representación de las personas trans, planteas tu blanqueamiento de los discursos de odio.
He de recordarte que la palabra “transexual” es patologizante. Lo acuñó Harry Benjamin para patologizar nuestra existencia. Creía que a un activista por la despatologización trans le gustaría saberlo.
Y otra cosa: ¿Donde has estado estos últimos años para decir que la corriente TERF siempre ha sido minoritaria en nuestro país? Hemos de tener en cuenta que a día de hoy sus cabezas visibles están en la academia, como ejemplifica la Escuela Feminista de Rosario Acuña, evento cuya organización por parte de personas pertenecientes o afines nada más y nada menos que al partido que ostenta el Gobierno en funciones.
Destacamos las siguientes frases del artículo: “…para promoverlo (el feminismo) es necesario ser mujer.” y la comparativa entre terf y feministas no excluyentes de “el esencialismo biológico o el subjetivismo, ambas están atrapadas en el mismo marco” olvidando que unas atacan a sabiendas a las otras.
No, Miquel, para promover el feminismo no hace falta ser mujer, ese planteamiento es absurdo cuando hay tantos hombres promoviendo todas las corrientes del feminismo, incluyéndote a ti que blanqueas el que trae el discurso filofascista como caballo de Troya. Para lo que hace falta ser mujer en el feminismo es para ser su sujeto político, y ser mujer no se trata de un determinismo biológico (como sostienen las TERF) ni en un subjetivismo (como pretendes que sostengamos las trans), sino en una realidad material científicamente avalada. Y por supuesto tampoco nuestros argumentos están al mismo nivel, pues unas odian, excluyen y demonizan (amén de considerarte a ti como mujer en contra de tu propia autodeterminación de género), mientras las otras tratamos de defendernos de ese odio y esa exclusión. Te lo explicaré, Miquel, una mujer es mujer por ocupar la posición política femenina dentro del sistema patriarcal de géneros, posición a la que se accede mediante la socialización. Aquí lo explicamos mejor por si quieres entretenerte.
Este párrafo me parece, en un intento no malicioso pero sí experimentado, otro de los mil artículos de hombres quejándose de que las malas feministas no les dejan abanderar nuestros espacios, relegarnos a la marginación y, en definitiva, borrar del feminismo su impronta revolucionaria en torno a las necesidades de las mujeres. De todas y cada una de las mujeres.
Nos resulta llamativo, aunque tampoco demasiado, que repitas el mismo discurso misógino que muchos otros antifeministas como son Un Tío Blanco Hetero, Dalas o Pérez-Reverte, a la par que blanqueas justamente el discurso del grupo transfobo que te permitiría estar a la cabeza de nuestro movimiento.
Destacamos las siguientes frases del artículo: “Algunas personas trans alegan sentirse dañadas por este feminismo acusándolo abiertamente de transfobia”, sí Miquel, llamar hombres a las mujeres trans es transfobia. “…debate sano y plural” como se nota que no es a ti directamente al que atacan (aunque sí de forma secundaria, considerándote una mujer). “(La transfobia) Es promover el odio hacia las personas trans” que es justamente lo que hacen las TERF. “El feminismo TERF no me ofende ni personal ni políticamente” claro, porque como hombre no es a ti a quien quieren borrar.
Alegamos sentirnos dañadas porque nos dañan, porque nos excluyen, fomentan discursos de odio contra nosotras y terminan boicoteando nuestros derechos en mesas de trabajo de Igualdad (por poner un solo ejemplo) como sucedió en la pasada legislatura.
Al considerar esto un debate sano y plural, Miquel, estás cayendo en la tolerancia a un discurso de odio, y eso nunca ha llevado a nada bueno. Ningún debate es sano cuando se están debatiendo derechos humanos, y ese debate es el que tú pretendes promover. Aceptas que considerar a las mujeres trans hombres (como pareces hacer tú) sea una opinión respetable como cualquier otra a pesar de la violencia estructural de la que se nutre y la que ejerce.
¿El “feminismo” TERF no te ofende ni te agrede? Puede que no te ofenda por tus circunstancias, pero desde luego que te agrede al considerarte mujer y al difundir el bulo de que tú eres una mujer. ¿Pero no eres un hombre trans? ¿Por qué toleras que te nieguen a ti también? ¿Qué ganas con esto?
Destacamos las siguientes frases del artículo: “…el símbolo de la vagina (dos manos formando un triángulo)…” no es una vagina este símbolo, el problema es que las TERF hayan convertido un símbolo como este en una interpretación de la vagina. Y “…el símbolo de la vagina no puede ser transfobo porque muchos hombres vivimos con una”, dice el señoro de nuevo queriendo que el feminismo trate sobre él.
Miquel, lamento informarte de que el triángulo con las manos no es el símbolo de la vagina, sino el de la unión de todas las mujeres, y por lo tanto ni es tránsfobo ni tú tienes sitio en él porque eres un hombre. Y aunque tuviera su raíz en querer simbolizar la vagina seguiría siendo pertinente al señalar la división sexual del trabajo, que a ti te afecta solo por transfobia y no misoginia, que es el comienzo del sistema sexo-género. Por tanto, tú que como varón estás en una posición política de poder respecto a nosotras, sigues sin ser incluido por mucha vagina que tengas. Porque eres un hombre y como hombre no eres sujeto político del feminismo. Aceptarte como tal supondría la transfobia de negarte tu género y la misoginia de dejarte invadir nuestros espacios feministas tal y como, paradójicamente, el discurso TERF nos acusa a las mujeres trans.
Destacamos las siguientes frases del artículo: “…así es como algunos feminismos tratan a los hombres” porque de nuevo, el feminismo tiene que girar en torno a los hombres.
No, Miquel, a los hombres no se os puede excluir porque el mundo está hecho por y para vosotros. De nuevo, para excluiros deberíais ser los hombres una categoría oprimida con menos derechos reconocidos que las mujeres. Por eso, los hombres, no sois sujeto político del feminismo. Además, debemos recordarte que son mujeres trans las que acaban expulsadas por esta panda a la que has decidido bailar el agua de los espacios feministas que legítimamente les pertenecen, como le ha ocurrido a una de nuestras compañeras. Es a nosotras, en un afán de negarnos nuestra identidad, a quienes se nos expulsa no solamente de la esfera física, sino también de la teórica: Ignorando nuestras problemáticas concretas como mujeres trans y arrojándonos a una situación de vulnerabilidad. Mientras, a hombres con vagina como tú, se les permite no solo tener espacio en la esfera física permitiéndote acceder a espacios que nos son negados, sino también a la teórica hablando de vuestras problemáticas solo porque tenéis vagina (con la consiguiente transfobia de considerar que esa vagina os hace mujeres, ojo no olvidamos tampoco la transfobia implícita).
Destacamos las siguientes frases del artículo: “Todo esto es abono para el auténtico enemigo, que acaba de entrar en las instituciones…” Llevaba mucho tiempo en las instituciones, solo que no habéis querido verlo mientras nosotras lo señalábamos, ¿o acaso crees que las TERF no tienen un discurso fascista? “(la propuesta) basada en ideas y no en identidades” porque crees que un fascista lo es por ignorancia, no, lamentablemente lo es por intereses políticos y, sobre todo, económicos.
No, Miquel, el auténtico enemigo no acaba de entrar en las instituciones, lleva años en ellas además de los recién llegados. Y con esto me refiero a ese partido que ya hemos mencionado que está fomentando el feminismo TERF para sacar rédito electoral del feminismo; creando un enemigo imaginario en las mujeres trans en lugar de afrontar los auténticos retos del feminismo como son la violencia de genero, la explotación reproductiva o la brecha salarial. Y es un enemigo al que con tu artículo das fuerza. ¿Por qué? Pues por lo mismo que las TERF han construido este feminismo antagónico, porque te beneficia no solamente de forma política y social, sino también económicamente. (¿Con qué te pagan por blanquear a las TERF con tu texto cargado de falacias, liberalismo y mierda misógina?)
Finalmente, Miquel, me despediré dándote un consejo: Un movimiento no se debe basar en ideas ni identidades, ya que ninguna de estas salen del aire. Los movimientos feminista y LGTBI deben basarse en realidades materiales como nuestra exclusión social y laboral, nuestra pobreza y nuestras violencias vividas a diario, que al fin y al cabo configuran no sólo nuestras identidades sino también nuestras ideas y nuestro corpus teórico, es decir, las bases que tenemos para entender y encauzar nuestra acción política. Y en coherencia con esta misma me atrevo a decir que tú como hombre sobras en el feminismo y que como colaboracionista has traicionado el movimiento LGTBI.
Que te cundan las migajas,
PD: Dudo mucho que llegues a saber que te he escrito esta carta. Sin embargo, esto debía decirse, pues te has convertido en un ser dañino para nosotras y tu discurso se debe destapar como el peligro que representa.
Te escribo con sentimientos contradictorios, pues anteriormente me basé en varios de tus libros para formarme. Concretamente cuando trataba de comprender mi propia existencia. Sin embargo, pasados pocos años ingresé en la realidad/túnel del feminismo radical con su materialismo y su estudio de las relaciones de poder. Es entonces cuando os dejé atrás a ti y a tu liberalismo.
Durante mucho tiempo te ignoré como a un liberal más, aunque después de tu última canallada, y en retrospectiva, puedo aseverar que estabas apuntando maneras mientras tanteabas el terreno. Lo poco que me llegaba de ti, pese a ser dañino como cualquier otro análisis superficial e inductivo, no era tan dañino como la explicación de lo que es ser trans según incluso un cis-señoro promedio.
Me he preguntado por qué te mandaban a ti a escribir artículos, en lugar de a personas trans mucho más competentes que tú (y seguramente también mejores que yo) como son Alana Portero, Darío Brillis, Atenea Bioque o Rosa María García entre otras. Claramente ha sido una cuestión de qué discurso interesa promover y blanquear; pues las personas mencionadas nunca habrían dado cabida a discursos de odio como haces tú.
Pero ha sido con tu último “artículo” llamado “No ofende quien quiere” cuando has dado el paso de transactivista cómodo para el sistema, a ser uno de tantos traidores para tu gente: la gente trans. Con tu permiso adjuntaré aquí partes de tu artículo para tratarlo párrafo a párrafo como merece:
Destacamos las siguientes frases del artículo: “nacidas con sexo masculino y que se sienten mujeres” para definir a las mujeres trans. “Transexualidad” como término para definir a toda la comunidad, olvidando que es un término patologizante. Y por último, “En nuestro país, esta corriente (la TERF) anglosajona ha sido minoritaria” porque se nota que a él no le han acosado en masa esta sección.
Empiezas fuerte al definirnos a las mujeres trans como “nacidas con el sexo masculino” en toda una declaración de principios donde los haya. A ver Miquel, el sexo no es masculino ni femenino, pues esas son dos categorías políticas que corresponden al género. Y es por esa obstinación de asignar géneros a los sexos, que las personas trans nos vemos constantemente relegadas a las categorías (también políticas) de errores de la naturaleza, de X en cuerpo de Y o demás apelativos vejatorios que tú apoyas. Así refuerzas la cisnorma con la legitimidad que te otorga ser un conocido hombre y escritor trans. Como mucho, y haciendo un ‘extremo alarde de generosidad’, podríamos decir que el sexo es macho y hembra; pero seguiríamos errando puesto que estas dos son también categorías políticas moldeadas según el sitema sexo-género, y no por ello fieles a la realidad material. Según la evidencia científica, el sexo tampoco es dicotómico ni binario.
Por otro lado, en la segunda parte de esa frase usas el “se sienten mujeres” para definirnos a las mujeres trans. Irónicamente, no es errado de forma pero sí de fondo. Claro que nos sentimos mujeres y es que nos sentimos mujeres porque lo somos. Sin embargo, me arriesgaré a aseverar que tu uso del 'se sienten' se corresponde más a la forma ordinaria de degradarnos a las mujeres trans: en el sentido de hombre que se siente mujer. Estereotipo que ha sido tan empleado para situarnos en un escalón inferior (y por tanto menos respetable) que nuestras homólogas cis. Y así, tu que impostas la representación de las personas trans, planteas tu blanqueamiento de los discursos de odio.
He de recordarte que la palabra “transexual” es patologizante. Lo acuñó Harry Benjamin para patologizar nuestra existencia. Creía que a un activista por la despatologización trans le gustaría saberlo.
Y otra cosa: ¿Donde has estado estos últimos años para decir que la corriente TERF siempre ha sido minoritaria en nuestro país? Hemos de tener en cuenta que a día de hoy sus cabezas visibles están en la academia, como ejemplifica la Escuela Feminista de Rosario Acuña, evento cuya organización por parte de personas pertenecientes o afines nada más y nada menos que al partido que ostenta el Gobierno en funciones.
Destacamos las siguientes frases del artículo: “…para promoverlo (el feminismo) es necesario ser mujer.” y la comparativa entre terf y feministas no excluyentes de “el esencialismo biológico o el subjetivismo, ambas están atrapadas en el mismo marco” olvidando que unas atacan a sabiendas a las otras.
No, Miquel, para promover el feminismo no hace falta ser mujer, ese planteamiento es absurdo cuando hay tantos hombres promoviendo todas las corrientes del feminismo, incluyéndote a ti que blanqueas el que trae el discurso filofascista como caballo de Troya. Para lo que hace falta ser mujer en el feminismo es para ser su sujeto político, y ser mujer no se trata de un determinismo biológico (como sostienen las TERF) ni en un subjetivismo (como pretendes que sostengamos las trans), sino en una realidad material científicamente avalada. Y por supuesto tampoco nuestros argumentos están al mismo nivel, pues unas odian, excluyen y demonizan (amén de considerarte a ti como mujer en contra de tu propia autodeterminación de género), mientras las otras tratamos de defendernos de ese odio y esa exclusión. Te lo explicaré, Miquel, una mujer es mujer por ocupar la posición política femenina dentro del sistema patriarcal de géneros, posición a la que se accede mediante la socialización. Aquí lo explicamos mejor por si quieres entretenerte.
Este párrafo me parece, en un intento no malicioso pero sí experimentado, otro de los mil artículos de hombres quejándose de que las malas feministas no les dejan abanderar nuestros espacios, relegarnos a la marginación y, en definitiva, borrar del feminismo su impronta revolucionaria en torno a las necesidades de las mujeres. De todas y cada una de las mujeres.
Nos resulta llamativo, aunque tampoco demasiado, que repitas el mismo discurso misógino que muchos otros antifeministas como son Un Tío Blanco Hetero, Dalas o Pérez-Reverte, a la par que blanqueas justamente el discurso del grupo transfobo que te permitiría estar a la cabeza de nuestro movimiento.
Destacamos las siguientes frases del artículo: “Algunas personas trans alegan sentirse dañadas por este feminismo acusándolo abiertamente de transfobia”, sí Miquel, llamar hombres a las mujeres trans es transfobia. “…debate sano y plural” como se nota que no es a ti directamente al que atacan (aunque sí de forma secundaria, considerándote una mujer). “(La transfobia) Es promover el odio hacia las personas trans” que es justamente lo que hacen las TERF. “El feminismo TERF no me ofende ni personal ni políticamente” claro, porque como hombre no es a ti a quien quieren borrar.
Alegamos sentirnos dañadas porque nos dañan, porque nos excluyen, fomentan discursos de odio contra nosotras y terminan boicoteando nuestros derechos en mesas de trabajo de Igualdad (por poner un solo ejemplo) como sucedió en la pasada legislatura.
Al considerar esto un debate sano y plural, Miquel, estás cayendo en la tolerancia a un discurso de odio, y eso nunca ha llevado a nada bueno. Ningún debate es sano cuando se están debatiendo derechos humanos, y ese debate es el que tú pretendes promover. Aceptas que considerar a las mujeres trans hombres (como pareces hacer tú) sea una opinión respetable como cualquier otra a pesar de la violencia estructural de la que se nutre y la que ejerce.
¿El “feminismo” TERF no te ofende ni te agrede? Puede que no te ofenda por tus circunstancias, pero desde luego que te agrede al considerarte mujer y al difundir el bulo de que tú eres una mujer. ¿Pero no eres un hombre trans? ¿Por qué toleras que te nieguen a ti también? ¿Qué ganas con esto?
Destacamos las siguientes frases del artículo: “…el símbolo de la vagina (dos manos formando un triángulo)…” no es una vagina este símbolo, el problema es que las TERF hayan convertido un símbolo como este en una interpretación de la vagina. Y “…el símbolo de la vagina no puede ser transfobo porque muchos hombres vivimos con una”, dice el señoro de nuevo queriendo que el feminismo trate sobre él.
Miquel, lamento informarte de que el triángulo con las manos no es el símbolo de la vagina, sino el de la unión de todas las mujeres, y por lo tanto ni es tránsfobo ni tú tienes sitio en él porque eres un hombre. Y aunque tuviera su raíz en querer simbolizar la vagina seguiría siendo pertinente al señalar la división sexual del trabajo, que a ti te afecta solo por transfobia y no misoginia, que es el comienzo del sistema sexo-género. Por tanto, tú que como varón estás en una posición política de poder respecto a nosotras, sigues sin ser incluido por mucha vagina que tengas. Porque eres un hombre y como hombre no eres sujeto político del feminismo. Aceptarte como tal supondría la transfobia de negarte tu género y la misoginia de dejarte invadir nuestros espacios feministas tal y como, paradójicamente, el discurso TERF nos acusa a las mujeres trans.
Destacamos las siguientes frases del artículo: “…así es como algunos feminismos tratan a los hombres” porque de nuevo, el feminismo tiene que girar en torno a los hombres.
No, Miquel, a los hombres no se os puede excluir porque el mundo está hecho por y para vosotros. De nuevo, para excluiros deberíais ser los hombres una categoría oprimida con menos derechos reconocidos que las mujeres. Por eso, los hombres, no sois sujeto político del feminismo. Además, debemos recordarte que son mujeres trans las que acaban expulsadas por esta panda a la que has decidido bailar el agua de los espacios feministas que legítimamente les pertenecen, como le ha ocurrido a una de nuestras compañeras. Es a nosotras, en un afán de negarnos nuestra identidad, a quienes se nos expulsa no solamente de la esfera física, sino también de la teórica: Ignorando nuestras problemáticas concretas como mujeres trans y arrojándonos a una situación de vulnerabilidad. Mientras, a hombres con vagina como tú, se les permite no solo tener espacio en la esfera física permitiéndote acceder a espacios que nos son negados, sino también a la teórica hablando de vuestras problemáticas solo porque tenéis vagina (con la consiguiente transfobia de considerar que esa vagina os hace mujeres, ojo no olvidamos tampoco la transfobia implícita).
Destacamos las siguientes frases del artículo: “Todo esto es abono para el auténtico enemigo, que acaba de entrar en las instituciones…” Llevaba mucho tiempo en las instituciones, solo que no habéis querido verlo mientras nosotras lo señalábamos, ¿o acaso crees que las TERF no tienen un discurso fascista? “(la propuesta) basada en ideas y no en identidades” porque crees que un fascista lo es por ignorancia, no, lamentablemente lo es por intereses políticos y, sobre todo, económicos.
No, Miquel, el auténtico enemigo no acaba de entrar en las instituciones, lleva años en ellas además de los recién llegados. Y con esto me refiero a ese partido que ya hemos mencionado que está fomentando el feminismo TERF para sacar rédito electoral del feminismo; creando un enemigo imaginario en las mujeres trans en lugar de afrontar los auténticos retos del feminismo como son la violencia de genero, la explotación reproductiva o la brecha salarial. Y es un enemigo al que con tu artículo das fuerza. ¿Por qué? Pues por lo mismo que las TERF han construido este feminismo antagónico, porque te beneficia no solamente de forma política y social, sino también económicamente. (¿Con qué te pagan por blanquear a las TERF con tu texto cargado de falacias, liberalismo y mierda misógina?)
Finalmente, Miquel, me despediré dándote un consejo: Un movimiento no se debe basar en ideas ni identidades, ya que ninguna de estas salen del aire. Los movimientos feminista y LGTBI deben basarse en realidades materiales como nuestra exclusión social y laboral, nuestra pobreza y nuestras violencias vividas a diario, que al fin y al cabo configuran no sólo nuestras identidades sino también nuestras ideas y nuestro corpus teórico, es decir, las bases que tenemos para entender y encauzar nuestra acción política. Y en coherencia con esta misma me atrevo a decir que tú como hombre sobras en el feminismo y que como colaboracionista has traicionado el movimiento LGTBI.
Que te cundan las migajas,
PD: Dudo mucho que llegues a saber que te he escrito esta carta. Sin embargo, esto debía decirse, pues te has convertido en un ser dañino para nosotras y tu discurso se debe destapar como el peligro que representa.
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