Imagen: Google Imágenes / Juan José Omella |
Juan José Omella, cercano al Papa Francisco, carga contra las políticas de igualdad y género en su última pastoral, titulada 'Varón y mujer los creó'. "Ante la deconstrucción de la visión de la persona humana que propone la ideología de género, ante este desafío educativo, no podemos dejar la familia sola", afirma. El cardenal lamenta que se defienda que "la identidad de la persona (hombre o mujer) no se define biológicamente, sino que vendría determinada por los propios sentimientos y deseos individuales".
Jesús Bastante | El Diario, 2019-08-19
https://www.eldiario.es/sociedad/cardenal-Barcelona-ideologia-desorientacion-escolares_0_933007097.html
Es considerado uno de los obispos más cercanos al papa Francisco, de los pocos con los que cuenta España y, sin embargo, respecto a la lucha por la igualdad, el cardenal de Barcelona, Juan José Omella, se suma a las tesis más reaccionarias. Así, en su última pastoral, titulado 'Varón y mujer los creó', el purpurado denuncia la "implantación progresiva" de la ideología de género en el sistema educativo español, que "está provocando una gran desorientación entre los niños, adolescentes y jóvenes".
El texto de Omella hace referencia a un documento publicado en junio por la Congregación para la Educación Católica, en la que el Vaticano considera que la "ideología de género" está creando una "emergencia educativa". En la línea del dicho documento, el cardenal de Barcelona lamenta que que "según los partidarios de la ideología de género, la identidad de la persona (hombre o mujer) no se define biológicamente, es decir, en el nacimiento, sino que vendría determinada por los propios sentimientos y deseos individuales".
En consecuencia, explica Omella, según esta corriente "la identidad sexual de la persona tendría más que ver con una construcción social que con una realidad natural o biológica", lo que supone separar "drásticamente el valor de la diversidad y complementariedad biológica, afectiva y sexual entre el hombre y la mujer".
"Ante la deconstrucción de la visión de la persona humana que propone la ideología de género, ante este desafío educativo, no podemos dejar la familia sola", denuncia Omella, quien se coloca así en la línea de los prelados más ultras, como el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig (y sus cursos para 'curar' la homosexualidad), u otros prelados como Jesús Sanz (Oviedo), José Ignacio Munilla (San Sebastián), Demetrio Fernández (Córdoba), Juan José Asenjo (Sevilla) o Fidel Herráez (Burgos).
No es una postura nueva. Ya en 2012, la Conferencia Episcopal aprobaba un documento titulado "La verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar" en el que sostiene que el origen de dicha ideología "hay que buscarlos en el feminismo radical y en los primeros grupos organizados a favor de una cultura en la que prima la despersonalización absoluta de la sexualidad", que con la ayuda de "la cultura unisex y la incorporación del pensamiento feminista radical", aboga por separar "la 'sexualidad' de la persona: ya no habría varón y mujer; el sexo sería un dato anatómico sin relevancia antropológica. El cuerpo ya no hablaría de la persona, de la complementariedad sexual que expresa la vocación a la donación, de la vocación al amor. Cada cual podría elegir configurarse sexualmente como desee".
En esa misma línea, el cardenal Omella subraya cómo "hoy más que nunca necesitamos una educación afectiva y sexual que ayude a los niños y jóvenes a desarrollar un sentido crítico ante una invasión de propuestas, ante la pornografía y la sobrecarga de estímulos que pueden provocarles una desorientación emocional y el impedimento de su madurez psico-relacional".
El texto de Omella hace referencia a un documento publicado en junio por la Congregación para la Educación Católica, en la que el Vaticano considera que la "ideología de género" está creando una "emergencia educativa". En la línea del dicho documento, el cardenal de Barcelona lamenta que que "según los partidarios de la ideología de género, la identidad de la persona (hombre o mujer) no se define biológicamente, es decir, en el nacimiento, sino que vendría determinada por los propios sentimientos y deseos individuales".
En consecuencia, explica Omella, según esta corriente "la identidad sexual de la persona tendría más que ver con una construcción social que con una realidad natural o biológica", lo que supone separar "drásticamente el valor de la diversidad y complementariedad biológica, afectiva y sexual entre el hombre y la mujer".
"Ante la deconstrucción de la visión de la persona humana que propone la ideología de género, ante este desafío educativo, no podemos dejar la familia sola", denuncia Omella, quien se coloca así en la línea de los prelados más ultras, como el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig (y sus cursos para 'curar' la homosexualidad), u otros prelados como Jesús Sanz (Oviedo), José Ignacio Munilla (San Sebastián), Demetrio Fernández (Córdoba), Juan José Asenjo (Sevilla) o Fidel Herráez (Burgos).
No es una postura nueva. Ya en 2012, la Conferencia Episcopal aprobaba un documento titulado "La verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar" en el que sostiene que el origen de dicha ideología "hay que buscarlos en el feminismo radical y en los primeros grupos organizados a favor de una cultura en la que prima la despersonalización absoluta de la sexualidad", que con la ayuda de "la cultura unisex y la incorporación del pensamiento feminista radical", aboga por separar "la 'sexualidad' de la persona: ya no habría varón y mujer; el sexo sería un dato anatómico sin relevancia antropológica. El cuerpo ya no hablaría de la persona, de la complementariedad sexual que expresa la vocación a la donación, de la vocación al amor. Cada cual podría elegir configurarse sexualmente como desee".
En esa misma línea, el cardenal Omella subraya cómo "hoy más que nunca necesitamos una educación afectiva y sexual que ayude a los niños y jóvenes a desarrollar un sentido crítico ante una invasión de propuestas, ante la pornografía y la sobrecarga de estímulos que pueden provocarles una desorientación emocional y el impedimento de su madurez psico-relacional".
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