Imagen: ABC / Leo y su madre, Mónica |
Un menor de Irún, pionero en el País Vasco en bloquear el desarrollo de la pubertad por ser transexual.
Pablo Pazos | ABC, 2016-02-22
http://www.abc.es/sociedad/abci-para-sido-liberador-haberle-dejado-siempre-nino-201602222212_noticia.html
«Ha sido todo muy liberador, muy gratificante. El hecho de haberle dejado ser siempre como él ha necesitado no le genera ningún tipo de rechazo. No le genera rechazo su nombre anterior, sus genitales, su vagina. Va tranquilamente desnudo de su cuarto a la ducha. Le ha dado mucha tranquilidad a la hora de afrontar el siguiente paso». Quien habla, en charla con ABC, es Mónica Zamora, madre de Leo, un chico transexual de 11 años de Irún (Guipúzcoa).
Al nacer le pusieron Ane. Pero «siempre ha manifestado síntomas o comportamientos de niño», explica Mónica. «Nunca hubo manera de ponerle una braguita. El quería el que estaba Cars o Buzz Ligthyear, no quería lacitos ni nada. No tenía ni dos añitos. No quería zapatito ni vestidos ni faldas, ni nada rosa ni nada femenino. Quería la ropa de los niños que veía alrededor».
Leo acaba de dar un paso más, el más importante en su corta vida para ratificar su sexualidad. Desde el pasado 29 de octubre recibe un tratamiento para bloquear el desarrollo de la pubertad. En concreto, bloquea la secreción de estrógenos evitando así el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios femeninos. Aunque se trata de un tratamiento frecuente, que se utiliza de manera habitual en otro tipo de circunstancias de menores, por primera vez en el País Vasco se administra a un menor en situación de transexualidad. En esto Leo es un pionero.
Para llegar al punto actual, Leo y sus padres han recorrido un largo camino. Mónica tiene muy presentes los grandes hitos en la vida de su niño. «Señales nos dio constantemente», advierte. «Sus comportamientos siempre eran muy de los chicos. Tengo una niña mayor y no tiene nada que ver». Recuerda que ya con tres años su gran ilusión era que llegara el fin de semana y desprenderse del uniforme escolar para enfundarse en la equipación del Barça.
Con seis llega uno de esos episodios cruciales. «Le llevaba en un coche a un cumple», evoca la madre. Y ahí Leo, todavía Ane, abrió el inesperado diálogo:
-¿Por qué me llamo Ane?
-Pues porque cuando naciste fue un nombre que nos gustaba a tu padre y a mí. ¿Cómo te gustaría llamarte?
-No sé, Nico o Erik.
-Son nombres de niño. ¿Qué pasa, que tú quieres ser un niño?
-¡Pues claro, amá, pues claro!
-¿Qué pasa, que te gustan las cosas de niño o quieres ser un niño?
-Quiero ser un niño
-Eso signifca que cuando seas mayor tengas barba y tengas pito como tu padre.
-¡Sí, eso, eso quiero!
Punto de inflexión
«El punto de inflexión importante, cuando no aguantó más, fue en las Navidades del año pasado, cuando empezó a ver que le empezaban a crecer las tetas», retoma Mónica su relato. «Nos dimos cuenta porque fueron tres meses super angustiosos. No quería cenar, no quería desayunar, decía que le dolía la tripa, no quería ir al cole, lloraba constantemente. Le notábamos como triste. Y muy irascible, también. Notamos que algo pasaba. No sabíamos muy bien qué».
La historia sigue en la consulta del pediatra: ecografías, análisis... Hasta que una doctora entendió lo que ocurría. «Se bajaba el pantalón y no tenía ningún problema, pero al quitarse la camiseta se tapaba el torso». Durante unas charlas sobre transexualidad en San Sebastián Mónica asiste a una ponencia de Natalia Aventín, la presidenta de Chrysallis, asociación de familias de menores transexuales. «Fue empezar a hablar y lloré como una desconsolada. Estaba describiendo a mi hijo a la perfección».
Fue ella quien le aconsejó que abordara directamente a su hijo y, para hacer más sencillo, el trago, le pusiera el documental «El sexo sentido». «Llegó un minuto en que sale un niño con una edad aproximada a la de él, no pasaron ni cinco segundos, me miró y me dijo: “Mamá, esto es lo que me pasa a mí, es que soy un niño trans”». Nos abrazamos y le dije: «No te preocupes, te queremos, te vamos a querer».
El tratamiento
Diez días más tarde, otra ponencia, en este caso con Itxaso Rica, endocrina, les abre las puertas de la Unidad de Género del Hospital de Cruces (Bilbao). Mónica le confesó que estaba «desbordada». No sabía qué paso dar a continuación. Para entonces Ane ya era Leo, uno de sus alter ego en la videoconsola -«como es tan futbolero, todos hemos intepretado que es por Messi, pero él dice que no»-.
La endocrina les habla de la posibilidad de seguir un tratamiento que bloquea la pubertad. «Lo que Leo llevaba durante tantos años reprimiendo y ocultando a los demás, que era cualquier cosa de rosa se le iba a hacer super evidente con la pubertad. En el momento en que le creciera el pecho para él iba a ser muy complicado justificar que se sintiera un niño». Desde entonces, Leo recibe una inyección cada 28 días. «A priori es reversible pero en el cerebro de Leo no lo es, para él es el siguiente escalón para que los demás le vean como el chico es».
Para muchos niños ese paso, ese escalón, implica cambios radicales. «Leo no ha modificado más que el nombre. Le da muchísima calma. Sí ha modificado algunos comportamientos. Antes no había manera de verle bailar. O llevar cosas de rosa. O mostrar cariño hacia un peluche. Le podía generar un poco de conflicto, de a ver qué podían pensar».
Un mes duro
Para sus padres hubo momentos complicados: «Su padre pasó un duelo de un mes un poco más duro. Le afectaba muchísimo esa incertidumbre, ese desconocimiento, por un lado de lo que es medicarse, que de primeras te genera bastante rechazo. Esa incertidumbre de que pueda llegar a sufrir en lo que es la adolescencia, como puedan llegar a ser sus relaciones íntimas personales. Era lo que más le desestabilizaba de todo».
Incluso Mónica dudó: «Tuve un mes, desde que dijimos socialmente que era Leo... Lo recuerdo con agonía. En el momento en que iba a la cama, era todos los días lo mismo, hacía un retroceso en la vida de Leo para ver si encontraba algo femenino que me hiciera ver que quizás me estaba equivocando. A ver si se me está pasando algún detalle de niña. Cada vez encontraba más detalles que no, que definitivamente es un niño», resume.
«También era un contar y contar y contar a personas cercanas ese cambio que dábamos», continúa. «También ese miedo a ser cuestionado como padre. "Qué barbaridad, cómo le están haciendo eso a su hijo. Qué sabrá un niño de 11 años". Esa angustia de: ¿qué me va a decir el padre de este compañero? ¿Qué va a pensar? ¿Qué le va a decir este padre a su hijo? Me generaba un poco de inquietud».
Hoy Leo y sus padres son felices: «La empatía, el apoyo han sido tan del 100% que todavía me siento más satisfecha del paso y de haberlo contado y de ver a Leo así. Que ese trago de un mes tenga una versión tan positiva. Un final muy, muy, super feliz».
Y TAMBIÉN…
El menor de Irún transexual entendió qué le ocurría viendo un documental.
Europa Press, 2016-02-23
http://www.europapress.es/euskadi/noticia-menor-irun-entendio-le-ocurria-viendo-documental-transexualidad-identifico-protagonista-20160223180012.html
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