Imagen: Deia / Ares Piñeiro |
Ares Piñeiro fue ayer el encargado de hacer la lectura del pregón del orgullo LGTBI de Santurtzi. Tras su cambio de asignación hace doce años trabaja por los derechos del colectivo transexual.
Miguel A. Pardo | Deia, 2017-06-11
http://www.deia.com/2017/06/11/bizkaia/margen-izquierda-encartaciones/ares-imagen-de-la-lucha-transexual
“¿Si un día, por cualquier circunstancia, en un accidente, perdieses los genitales, dejarías de ser hombre o mujer? Unos genitales no hacen a un hombre o una mujer”.
Esta frase de Ares Piñeiro sirve para poner en situación, para concienciar a la sociedad en general sobre la cuestión de la transexualidad. Este santurtziarra de 44 años nació con un cuerpo cuyos genitales eran femeninos, pero él es, y ha sido siempre, un hombre. “Desde muy pequeño, con cuatro años yo pedía a los Reyes que me trajesen un scalextric y un pitilín”, recuerda. Algunos pensarían que eran cosas de niño, pero Ares tenía las ideas y sus sentimientos muy claros. Desde entonces inició su lucha y este sexólogo se ha convertido en todo un ejemplo, tanto es así que fue él quien leyó ayer el pregón con el que se inició el orgullo LGTBI de Santurtzi. “Estoy orgullosísimo de haber leído el pregón aquí, en mi pueblo. Cuando terminé de escribir el pregón, estaba en la oficina y, realmente, me emocioné”, asegura. Y es que su texto hablaba de sentimientos, iba directo al corazón para que las personas del colectivo LGTBI se viesen identificadas y para que el resto de la sociedad sea consciente de que hay muchas cosas por cambiar en esta materia.
Haber leído ese pregón ha sido un paso más en la vida de este hombre que ha contado con muchos obstáculos, pero que con tesón y valentía ha ido superando uno a uno hasta llegar al momento actual en el que es uno de los abanderados de la diversidad. “A lo largo de mi vida he tenido que responder a muchas preguntas, algunas de ellas eran auténticas barbaridades”, señala Ares. También ha tenido que soportar insultos, especialmente, en la época del instituto. “Fueron años muy duros con pintadas en la pizarra, insultos... Ojalá los transexuales del futuro no tengan que pasar por cosas así porque ya vivamos en una sociedad abierta y que acepte la diversidad”, reconoce. Han sido muchos años de miedos, de temor a decir “que soy un hombre”, pero al miedo hay que hacerle frente y fue a los 32 años cuando reunió a los suyos y les dijo claramente: “Yo soy un hombre y si no lo soy, no puedo ser feliz, no puedo seguir así. No le encontraba sentido a la vida porque estaba jugando a ser quien realmente no era”, rememora. Así, decidió iniciar el tratamiento que le permitió completar el cambio de asignación. “Por primera vez, pasados 32 años, me estaba viendo a mi mismo en el espejo, por primera vez era realmente yo”, señala.
Era comenzar a disfrutar, a sentirse libre, tanto es así, que nada más salir de la operación de mastectomía, quiso empezar a redecorar su vida y comprarse camisetas ajustadas algo que no había llevado hasta entonces “para esconder el pecho. Lo que se ve es lo que te sexa y tratas de esconderlo”.
Una vez culminado todo el proceso, Ares se involucró en cuerpo y alma en defender los derechos de los transexuales, en trabajar para concienciar a la ciudadanía y, por ello, desde 2007, es una figura muy importante del colectivo en Euskadi. “Normalmente, el colectivo transexual tiende a hacer su camino y desaparecer, porque no quieren ser visibles, pero yo me propuse que quienes vengan detrás no pasen todo por lo que yo he pasado”, explica. Así, nació Errespetuz, una asociación que sirve de punto de encuentro y de reivindicación para los transexuales. “Nos dedicamos a trabajar por los derechos del colectivo, necesitamos que nos comprendan”, remarca Ares, quien imparte charlas, sobre todo, a escolares.
LGTBI Santurtzi
Pero la lucha de Ares va mucho más allá de su actividad en Errespetuz, por ello, recientemente, ha sido uno de los fundadores de la asociación del colectivo LGTBI de Santurtzi. Junto a otras siete personas ha puesto en marcha este grupo que aspira a seguir creciendo y a trabajar por los derechos del colectivo. “Mis compañeros están haciendo un trabajo enorme y el propósito que tenemos es crecer”, asegura Ares. Crecer para ser más fuertes y tener más herramientas para seguir concienciando acerca de la diversidad a la sociedad.
Esta frase de Ares Piñeiro sirve para poner en situación, para concienciar a la sociedad en general sobre la cuestión de la transexualidad. Este santurtziarra de 44 años nació con un cuerpo cuyos genitales eran femeninos, pero él es, y ha sido siempre, un hombre. “Desde muy pequeño, con cuatro años yo pedía a los Reyes que me trajesen un scalextric y un pitilín”, recuerda. Algunos pensarían que eran cosas de niño, pero Ares tenía las ideas y sus sentimientos muy claros. Desde entonces inició su lucha y este sexólogo se ha convertido en todo un ejemplo, tanto es así que fue él quien leyó ayer el pregón con el que se inició el orgullo LGTBI de Santurtzi. “Estoy orgullosísimo de haber leído el pregón aquí, en mi pueblo. Cuando terminé de escribir el pregón, estaba en la oficina y, realmente, me emocioné”, asegura. Y es que su texto hablaba de sentimientos, iba directo al corazón para que las personas del colectivo LGTBI se viesen identificadas y para que el resto de la sociedad sea consciente de que hay muchas cosas por cambiar en esta materia.
Haber leído ese pregón ha sido un paso más en la vida de este hombre que ha contado con muchos obstáculos, pero que con tesón y valentía ha ido superando uno a uno hasta llegar al momento actual en el que es uno de los abanderados de la diversidad. “A lo largo de mi vida he tenido que responder a muchas preguntas, algunas de ellas eran auténticas barbaridades”, señala Ares. También ha tenido que soportar insultos, especialmente, en la época del instituto. “Fueron años muy duros con pintadas en la pizarra, insultos... Ojalá los transexuales del futuro no tengan que pasar por cosas así porque ya vivamos en una sociedad abierta y que acepte la diversidad”, reconoce. Han sido muchos años de miedos, de temor a decir “que soy un hombre”, pero al miedo hay que hacerle frente y fue a los 32 años cuando reunió a los suyos y les dijo claramente: “Yo soy un hombre y si no lo soy, no puedo ser feliz, no puedo seguir así. No le encontraba sentido a la vida porque estaba jugando a ser quien realmente no era”, rememora. Así, decidió iniciar el tratamiento que le permitió completar el cambio de asignación. “Por primera vez, pasados 32 años, me estaba viendo a mi mismo en el espejo, por primera vez era realmente yo”, señala.
Era comenzar a disfrutar, a sentirse libre, tanto es así, que nada más salir de la operación de mastectomía, quiso empezar a redecorar su vida y comprarse camisetas ajustadas algo que no había llevado hasta entonces “para esconder el pecho. Lo que se ve es lo que te sexa y tratas de esconderlo”.
Una vez culminado todo el proceso, Ares se involucró en cuerpo y alma en defender los derechos de los transexuales, en trabajar para concienciar a la ciudadanía y, por ello, desde 2007, es una figura muy importante del colectivo en Euskadi. “Normalmente, el colectivo transexual tiende a hacer su camino y desaparecer, porque no quieren ser visibles, pero yo me propuse que quienes vengan detrás no pasen todo por lo que yo he pasado”, explica. Así, nació Errespetuz, una asociación que sirve de punto de encuentro y de reivindicación para los transexuales. “Nos dedicamos a trabajar por los derechos del colectivo, necesitamos que nos comprendan”, remarca Ares, quien imparte charlas, sobre todo, a escolares.
LGTBI Santurtzi
Pero la lucha de Ares va mucho más allá de su actividad en Errespetuz, por ello, recientemente, ha sido uno de los fundadores de la asociación del colectivo LGTBI de Santurtzi. Junto a otras siete personas ha puesto en marcha este grupo que aspira a seguir creciendo y a trabajar por los derechos del colectivo. “Mis compañeros están haciendo un trabajo enorme y el propósito que tenemos es crecer”, asegura Ares. Crecer para ser más fuertes y tener más herramientas para seguir concienciando acerca de la diversidad a la sociedad.
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