Imagen: El Mundo |
Beatriz Miranda · Sin noticias de Dior | El Mundo, 2017-06-26
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/sinnoticiasdedior/2017/06/26/los-crimenes-esteticos-que-cometen-los.html
Es darse un paseo por Madrid por las fiestas del Orgullo y deleitarte con crímenes estéticos que no representan al colectivo gay en general, afortunadamente. Uno es hortera o no independientemente de su condición sexual y estos delitos no son cometidos sólo por los homos, sino también por los heteros, aunque los hayamos etiquetado.
Vayamos por partes, al puro estilo Diana Aller, mi ídola.
-Depilación excesiva. Si Dios nos puso pelo, tendrá algún sentido. Empezando por las cejas, muchos se las depilan a lo Cristiano y dejan a una peluquera de Marco Aldany como si fuera Chewbacca. El perfilado de las mismas es muy chungo, muy rotulador, sólo se permite en viejecitas presumidas. Es muy horrible, incluso el entrecejo brillante como para beber sopas. Por no hablar de los torsos y las piernas. En Chueca hay hombres con menos pelos en el cuerpo que una actriz porno. Creo que se estila depilarse hasta la entrepierna, me imagino que por el efecto óptico que magnifica el tamaño.
-Afeitados con navaja terroríficos. Patillas finas, barbas diseñadas con escuadra y cartabón que marcan la mandíbula. Quiero morir. Perillas sin sentido. De mosca. De chivo. Argh.
-El caso contrario: barbas y 'camisetas de bosque' pobladísimas, léase, pechos peludos, de los llamados osos. Una poda o esquilado no viene mal con estos calores. Es ya cuestión de higiene, por mucho símbolo varonil que sea el pelaje. Un buen corte con la maquinilla está bien, aunque luego seáis puercoespines. Si te vas a depilar entero, hazlo con cera, piensa en aquel al que vas a abrazar. Eres una lija viviente.
-Sandalias. Sólo deberían permitirse en frescos romanos.
-Bragas náuticas. Son antiestéticas, mejor traje de baño. Y dale con marcar paquete.
-Saunas. Digo yo que podéis iros al hotel a ligar. ¿Por qué a una sauna? ¿Para sacar el metro y ponerse a medir la distancia entre el bidé y la pared?
-Tatuajes. A cierta edad quedan fatal. Y de joven también (so sorry, los odio). Mucho cuidado con lo que se tatúa que le acompañará hasta la muerte.
-Plumas. Las boas de marabú multicolor son algo así como los gorros de Papá Noel en la plaza Mayor cada Navidad. Ser gay no obliga a tener o soltar pluma(s).
-Preturas. Sabemos que muchos se matan en el gimnasio, pero no se trata de que se marquen los tríceps a través de la camiseta o los cuádriceps a través de los vaqueros. Lo de marcar paquete es muy ordinario, también entre los heteros chulazos que quieren fardar de poderío.
-Cueros. No me gustan ni en Peter Marino ni en Freddy Mercury. Lo de los arneses y las gorras de piel negra en plan sado me horrorizan. No os representan, sí en cambio a la industria pornográfica y queremos creer que sois más que eso. Si pretendéis integraros en los sectores más carca, así los vais a ahuyentar más.
-Carrozas. Mientras haya víctimas de la homofobia, siempre es necesaria la reivindicación, pero ¿en forma de carnaval de Rio de Janeiro? Lo mismo me ocurre con el Día de la Mujer... No me convence. No voy a hacer la demagogia barata de que pongamos un día del ciudadano chino, otro del heterosexual y otro de la monja. Pero a veces pienso que la normalización pasa por no darle tanta importancia a este día. Eso sí, no todo el mundo piensa como yo y no hace ningún distingo. Aún hay quien discrimina a los homosexuales, y mientras eso suceda hay algo que hacer.
-Mariliendres. Mejores amigas de los gais, por lo general solteras de vida amorosa complicada y feminidad exagerada. Yo he ejercido, mismamente. Y ejerzo de alguna manera, tengo muchos amigos gais, pero menos lesbianas, a quienes les cuesta más salir del armario debido, claro está, al machismo. Será un tópico, pero las mujeres de mi perfil nos sentimos a gusto entre gais. Es una generalización absurda, probablemente, pero tenemos la sensación de que nos escuchan más y contamos con más intereses en común.
-Dietas pre-Orgullo mortales de necesidad desde un mes antes de las fiestas a base de pollo y pollo pero con a.
-Hipermusculación. Ojo a los esteroides. Hay algunos deltoides que no nos creemos que son fruto de horas de gimnasio. Lo de ir tanto a hacer pesas resulta muy egocéntrico. Un metaculto al cuerpo por lo general no va acompañado de un cerebro a la altura. Lo de marcar venas da grima.
-Cabezas rapadas al cero. Os pasáis con la maquinilla. Si algunos tenéis un pelazo que ni Bárcenas, presumid de él. Tampoco en plan melena, pero bueno.
-Abuso de la tendencia Palomo Spain. Ser trans no es lo mismo que ser travesti que ser drag. Aprenda la diferencia. No todos son Paco Clavel, además, y no llevan zancos ni plataformas. Muerte a esos zapatos.
-Camisetas de tirantes o de redecilla. Si usted no es Marlon Brando, no se disfrace, por favor. Siempre será un gogó.
-Desnudos injustificados. La gente siempre gana vestida. Se la toma en serio mucho más.
-Piercings. Deje sus pezones y su prepucio en paz, merci. También el cartílago de su nariz.
-Empacho de arcoiris. Y yo que creía que era el logo de 'Mi pequeño Pony'.
Conclusión:
No se trata de celebrar ahora sólo el estilo de los gais hipsters tipo Almodóvar o el pijismo de Iñaki Oyarzábal. Me quedo con una cosa reposada e intermedia tipo 'El Comidista'. Un tipo normal.
Vayamos por partes, al puro estilo Diana Aller, mi ídola.
-Depilación excesiva. Si Dios nos puso pelo, tendrá algún sentido. Empezando por las cejas, muchos se las depilan a lo Cristiano y dejan a una peluquera de Marco Aldany como si fuera Chewbacca. El perfilado de las mismas es muy chungo, muy rotulador, sólo se permite en viejecitas presumidas. Es muy horrible, incluso el entrecejo brillante como para beber sopas. Por no hablar de los torsos y las piernas. En Chueca hay hombres con menos pelos en el cuerpo que una actriz porno. Creo que se estila depilarse hasta la entrepierna, me imagino que por el efecto óptico que magnifica el tamaño.
-Afeitados con navaja terroríficos. Patillas finas, barbas diseñadas con escuadra y cartabón que marcan la mandíbula. Quiero morir. Perillas sin sentido. De mosca. De chivo. Argh.
-El caso contrario: barbas y 'camisetas de bosque' pobladísimas, léase, pechos peludos, de los llamados osos. Una poda o esquilado no viene mal con estos calores. Es ya cuestión de higiene, por mucho símbolo varonil que sea el pelaje. Un buen corte con la maquinilla está bien, aunque luego seáis puercoespines. Si te vas a depilar entero, hazlo con cera, piensa en aquel al que vas a abrazar. Eres una lija viviente.
-Sandalias. Sólo deberían permitirse en frescos romanos.
-Bragas náuticas. Son antiestéticas, mejor traje de baño. Y dale con marcar paquete.
-Saunas. Digo yo que podéis iros al hotel a ligar. ¿Por qué a una sauna? ¿Para sacar el metro y ponerse a medir la distancia entre el bidé y la pared?
-Tatuajes. A cierta edad quedan fatal. Y de joven también (so sorry, los odio). Mucho cuidado con lo que se tatúa que le acompañará hasta la muerte.
-Plumas. Las boas de marabú multicolor son algo así como los gorros de Papá Noel en la plaza Mayor cada Navidad. Ser gay no obliga a tener o soltar pluma(s).
-Preturas. Sabemos que muchos se matan en el gimnasio, pero no se trata de que se marquen los tríceps a través de la camiseta o los cuádriceps a través de los vaqueros. Lo de marcar paquete es muy ordinario, también entre los heteros chulazos que quieren fardar de poderío.
-Cueros. No me gustan ni en Peter Marino ni en Freddy Mercury. Lo de los arneses y las gorras de piel negra en plan sado me horrorizan. No os representan, sí en cambio a la industria pornográfica y queremos creer que sois más que eso. Si pretendéis integraros en los sectores más carca, así los vais a ahuyentar más.
-Carrozas. Mientras haya víctimas de la homofobia, siempre es necesaria la reivindicación, pero ¿en forma de carnaval de Rio de Janeiro? Lo mismo me ocurre con el Día de la Mujer... No me convence. No voy a hacer la demagogia barata de que pongamos un día del ciudadano chino, otro del heterosexual y otro de la monja. Pero a veces pienso que la normalización pasa por no darle tanta importancia a este día. Eso sí, no todo el mundo piensa como yo y no hace ningún distingo. Aún hay quien discrimina a los homosexuales, y mientras eso suceda hay algo que hacer.
-Mariliendres. Mejores amigas de los gais, por lo general solteras de vida amorosa complicada y feminidad exagerada. Yo he ejercido, mismamente. Y ejerzo de alguna manera, tengo muchos amigos gais, pero menos lesbianas, a quienes les cuesta más salir del armario debido, claro está, al machismo. Será un tópico, pero las mujeres de mi perfil nos sentimos a gusto entre gais. Es una generalización absurda, probablemente, pero tenemos la sensación de que nos escuchan más y contamos con más intereses en común.
-Dietas pre-Orgullo mortales de necesidad desde un mes antes de las fiestas a base de pollo y pollo pero con a.
-Hipermusculación. Ojo a los esteroides. Hay algunos deltoides que no nos creemos que son fruto de horas de gimnasio. Lo de ir tanto a hacer pesas resulta muy egocéntrico. Un metaculto al cuerpo por lo general no va acompañado de un cerebro a la altura. Lo de marcar venas da grima.
-Cabezas rapadas al cero. Os pasáis con la maquinilla. Si algunos tenéis un pelazo que ni Bárcenas, presumid de él. Tampoco en plan melena, pero bueno.
-Abuso de la tendencia Palomo Spain. Ser trans no es lo mismo que ser travesti que ser drag. Aprenda la diferencia. No todos son Paco Clavel, además, y no llevan zancos ni plataformas. Muerte a esos zapatos.
-Camisetas de tirantes o de redecilla. Si usted no es Marlon Brando, no se disfrace, por favor. Siempre será un gogó.
-Desnudos injustificados. La gente siempre gana vestida. Se la toma en serio mucho más.
-Piercings. Deje sus pezones y su prepucio en paz, merci. También el cartílago de su nariz.
-Empacho de arcoiris. Y yo que creía que era el logo de 'Mi pequeño Pony'.
Conclusión:
No se trata de celebrar ahora sólo el estilo de los gais hipsters tipo Almodóvar o el pijismo de Iñaki Oyarzábal. Me quedo con una cosa reposada e intermedia tipo 'El Comidista'. Un tipo normal.
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