Imagen: Somos Chueca / Manifestación 'Orgullo frente al fascismo' en Madrid |
La convocatoria, a la que asistieron más de mil personas, plantó cara a la extrema derecha y a los partidos que usan los derechos LGTBI como moneda de cambio.
Somos Chueca, El Diario, 2019-09-22
https://somoschueca.eldiario.es/asi-vivio-madrid-primer-orgullo-frente-fascismo/
Más de mil personas, con los activistas LGTBI Ramón Martínez y Mili Hernández a la cabeza, se manifestaron este sábado desde Atocha hasta la Plaza de Colón para plantar cara a la ultraderecha y recordar a los políticos que con los derechos de gais, lesbianas, bisexuales, intersexuales y otras identidades de género y afectivas no se negocia.
La convocatoria, surgida este verano a raíz de los incidentes protagonizados por Ciudadanos en el Orgullo LGTBI oficial y los pactos con la extrema derecha, marcaba tres premisas básicas: acudir vestidos de blanco, como símbolo de pureza frente al mal que nos acecha, lucir la bandera arcoíris y de otras identidades LGTB+ y renunciar a cualquier emblema político y siglas.
Una manifestación que pretendía recuperar los orígenes del activismo LGTBI y que, a diferencia del Orgullo estatal de julio, no estuvo dirigida por ningún partido político, asociación o colectivo organizado, sino de manera asamblearia por personas LGTBIQ+ individuales.
Encabezando la marcha una sola pancarta de cabecera con un mensaje directo para la extrema derecha y sus socios políticos: «Orgullo Frente al Fascismo. Siempre adelante. Nuestros Derechos no se pactan» y con proclamas como «¡Ni un paso atrás!» o «Madrid será la tumba del fascismo», que fueron ganando fuerza según los manifestantes se acercaban a Cibeles.
Para Ramón Martínez era necesario salir de nuevo a las calles porque, por primera vez en muchos años, «el Orgullo se ha politizado» y un partido político «quería venir a hacerse una foto en el Orgullo» después de haber pactado con la extrema derecha.
Para él, el colectivo LGTBI tiene que volver a manifestarse y hacerse visible fuera de las siglas políticas y las asociaciones. «Nuestro Orgullo tiene que ser libre, ciudadano y una respuesta frente al fascismo», declaró ante los medios de comunicación.
Algunas críticas y otros puntos de vista…
Aunque la manifestación discurrió sin ningún tipo de incidentes y se respetaron la mayoría de las premisas de la organización, también acudieron sectores del activismo más radical que aportaron su propia manera de manifestarse y sus cánticos.
Días antes el Centro Social Okupado Transfeminista La Pluma explicaba en Twitter sus reticencias ante la manera en la que se realizó la convocatoria y cómo se ha decidido darle publicidad. En su opinión, la convocatoria estaba marcada por un «lenguaje institucional, cartelería naif, nada de banderas antifascistas o anticapitalistas».
De hecho, se creó una polémica entre la organización y el CSOT La Pluma, que censuró los provocadores carteles que este colectivo había preparado y comenzaron un «señalamiento público y acoso en redes para mantener la centralización de la convocatoria y censurar la guerrilla comunicativa».
Pese a las críticas, desde La Pluma decidieron sumarse a la convocatoria, pero llamando a la participación a través de su propia cartelería, abierta y explícitamente antifascista.
La convocatoria, surgida este verano a raíz de los incidentes protagonizados por Ciudadanos en el Orgullo LGTBI oficial y los pactos con la extrema derecha, marcaba tres premisas básicas: acudir vestidos de blanco, como símbolo de pureza frente al mal que nos acecha, lucir la bandera arcoíris y de otras identidades LGTB+ y renunciar a cualquier emblema político y siglas.
Una manifestación que pretendía recuperar los orígenes del activismo LGTBI y que, a diferencia del Orgullo estatal de julio, no estuvo dirigida por ningún partido político, asociación o colectivo organizado, sino de manera asamblearia por personas LGTBIQ+ individuales.
Encabezando la marcha una sola pancarta de cabecera con un mensaje directo para la extrema derecha y sus socios políticos: «Orgullo Frente al Fascismo. Siempre adelante. Nuestros Derechos no se pactan» y con proclamas como «¡Ni un paso atrás!» o «Madrid será la tumba del fascismo», que fueron ganando fuerza según los manifestantes se acercaban a Cibeles.
Para Ramón Martínez era necesario salir de nuevo a las calles porque, por primera vez en muchos años, «el Orgullo se ha politizado» y un partido político «quería venir a hacerse una foto en el Orgullo» después de haber pactado con la extrema derecha.
Para él, el colectivo LGTBI tiene que volver a manifestarse y hacerse visible fuera de las siglas políticas y las asociaciones. «Nuestro Orgullo tiene que ser libre, ciudadano y una respuesta frente al fascismo», declaró ante los medios de comunicación.
Algunas críticas y otros puntos de vista…
Aunque la manifestación discurrió sin ningún tipo de incidentes y se respetaron la mayoría de las premisas de la organización, también acudieron sectores del activismo más radical que aportaron su propia manera de manifestarse y sus cánticos.
Días antes el Centro Social Okupado Transfeminista La Pluma explicaba en Twitter sus reticencias ante la manera en la que se realizó la convocatoria y cómo se ha decidido darle publicidad. En su opinión, la convocatoria estaba marcada por un «lenguaje institucional, cartelería naif, nada de banderas antifascistas o anticapitalistas».
De hecho, se creó una polémica entre la organización y el CSOT La Pluma, que censuró los provocadores carteles que este colectivo había preparado y comenzaron un «señalamiento público y acoso en redes para mantener la centralización de la convocatoria y censurar la guerrilla comunicativa».
Pese a las críticas, desde La Pluma decidieron sumarse a la convocatoria, pero llamando a la participación a través de su propia cartelería, abierta y explícitamente antifascista.
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