Imagen: Deia |
El año pasado se detectaron 169 nuevos casos en la CAV, de ellos 51 en Gipuzkoa, la cifra más alta desde 2012.
A.U. Soto / Iker Azurmendi | Noticias de Gipuzkoa, 2019-07-19
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/2019/07/19/sociedad/la-banalizacion-del-riesgo-contribuye-a-aumentar-los-diagnosticos-de-vih-un-25
La gráfica muestra un pico ascendente en 2018. 169 diagnósticos de VIH. Un 25% más que en 2017 y la cifra más alta de nuevas infecciones por el virus causante de la enfermedad del sida desde 2012. No es un dato alarmante, pero el incremento sí es lo suficientemente considerable para abordar las causas. Y hay una, principalmente, que sobresale entre las demás: la sociedad se ha relajado.
El sida ya no mata, no es el monstruo que destrozaba miles de vidas en los años 90. Pero sigue siendo una enfermedad crónica sin curación con la que, una vez se diagnostica, hay que convivir durante toda la vida. No es una condena a muerte, pero sí perpetua.
Afortunadamente, los casos de sida -cuando la infección ha avanzado- son muchos menos. Osakidetza diagnosticó el año pasado 32, una cifra que continúa en claro descenso gracias a la generalización de los antirretrovirales en los noventa. Por poner un ejemplo, en 1994 se identificó a 533 personas con sida.
Los casos de sida han disminuido notablemente, pero las infecciones por VIH han experimentado, un repunte causado por “la banalización del riesgo” y no usar el preservativo, según explicó el coordinador del Plan vasco del Sida e Infecciones de Transmisión Sexual, el doctor Antonio Arraiza, quien consideró preocupante que la mitad de los diagnósticos fueron tardíos -es decir, cuando ya hay algún síntoma de que la enfermedad ha avanzado-.
En este sentido, la presidenta de Euskalsida, Marta Pastor, hizo un llamamiento a cualquier persona que haya tenido una práctica de riesgo a hacerse la prueba, ya que cuanto antes se produce el diagnóstico, mejor calidad de vida podrá tener esa persona.
De hecho, Pastor fue muy contundente a la hora de hablar de que una relación sexual sin protección dentro de una pareja estable también es práctica de riesgo, “ya que uno de los miembros puede haberse infectado en una relación anterior y no saberlo todavía”.
36,7 años de media
El perfil mayoritario entre las personas que se infectan con el VIH es también claro: hombre (80,5%) que en más de la mitad de los casos (56,2%) se contagia por haber tenido una relación con otro varón. La edad media se sitúa en torno a los 36,7 años y el 47,3% de las infecciones corresponde a personas originarias de otros países, principalmente latinoamericanas y africanas.
De los 169 nuevas infecciones por VIH detectadas durante 2018, 51 se diagnosticaron en el Hospital Universitario Donostia, centro en el que también se confirmaron 11 casos de sida, según los datos aportados.
Tras las relaciones homosexuales, la vía de transmisión más común son las relaciones heterosexuales (32,6%), sobre todo entre las mujeres, donde el porcentaje anterior asciende al 84,9% de los 33 infecciones por VIH diagnosticadas durante el año pasado en este colectivo. Aunque también hay un porcentaje muy reducido (4,1%) en el que la vía de transmisión son los inyectores de drogas, queda claro, una vez más, que mantener relaciones sexuales sin protección es la principal causa de infección.
Espejismo de invulnerabilidad
“El tabú, el miedo y la vergüenza son ingredientes para generar estigma y discriminación social y no son efectivos a la hora de prevenir”, explicó Pastor, quien consideró el “estigma como la principal barrera para el diagnóstico”.
Otra de las trabas para la detección precoz es creer que solo un colectivo particular tiene más riesgo que los demás. “Pensar que a mí no me va a pasar es un fenómeno denominado espejismo de invulnerabilidad, es decir, pensar que el VIH lo adquieren otras personas”, consideró. Por eso, detalló que entre los nuevos casos detectados el año pasado hubo muchas personas “que no se lo esperaban”, como demuestra el dato de que poco más de la mitad fueron diagnósticos tardíos.
Al final, aunque son pocos casos, año tras año se van sumando personas infectadas por el virus que tienen que tomar tratamiento antirretroviral de por vida para evitar las infecciones derivadas.
Hoy día en la CAV, según los datos que ofrecieron ayer los responsables del plan antisida, hay 5.852 personas -1.548 en Gipuzkoa- que siguen el tratamiento. El coste sanitario de este tratamiento asciende a más de 22,5 millones de euros.
El sida ya no mata, no es el monstruo que destrozaba miles de vidas en los años 90. Pero sigue siendo una enfermedad crónica sin curación con la que, una vez se diagnostica, hay que convivir durante toda la vida. No es una condena a muerte, pero sí perpetua.
Afortunadamente, los casos de sida -cuando la infección ha avanzado- son muchos menos. Osakidetza diagnosticó el año pasado 32, una cifra que continúa en claro descenso gracias a la generalización de los antirretrovirales en los noventa. Por poner un ejemplo, en 1994 se identificó a 533 personas con sida.
Los casos de sida han disminuido notablemente, pero las infecciones por VIH han experimentado, un repunte causado por “la banalización del riesgo” y no usar el preservativo, según explicó el coordinador del Plan vasco del Sida e Infecciones de Transmisión Sexual, el doctor Antonio Arraiza, quien consideró preocupante que la mitad de los diagnósticos fueron tardíos -es decir, cuando ya hay algún síntoma de que la enfermedad ha avanzado-.
En este sentido, la presidenta de Euskalsida, Marta Pastor, hizo un llamamiento a cualquier persona que haya tenido una práctica de riesgo a hacerse la prueba, ya que cuanto antes se produce el diagnóstico, mejor calidad de vida podrá tener esa persona.
De hecho, Pastor fue muy contundente a la hora de hablar de que una relación sexual sin protección dentro de una pareja estable también es práctica de riesgo, “ya que uno de los miembros puede haberse infectado en una relación anterior y no saberlo todavía”.
36,7 años de media
El perfil mayoritario entre las personas que se infectan con el VIH es también claro: hombre (80,5%) que en más de la mitad de los casos (56,2%) se contagia por haber tenido una relación con otro varón. La edad media se sitúa en torno a los 36,7 años y el 47,3% de las infecciones corresponde a personas originarias de otros países, principalmente latinoamericanas y africanas.
De los 169 nuevas infecciones por VIH detectadas durante 2018, 51 se diagnosticaron en el Hospital Universitario Donostia, centro en el que también se confirmaron 11 casos de sida, según los datos aportados.
Tras las relaciones homosexuales, la vía de transmisión más común son las relaciones heterosexuales (32,6%), sobre todo entre las mujeres, donde el porcentaje anterior asciende al 84,9% de los 33 infecciones por VIH diagnosticadas durante el año pasado en este colectivo. Aunque también hay un porcentaje muy reducido (4,1%) en el que la vía de transmisión son los inyectores de drogas, queda claro, una vez más, que mantener relaciones sexuales sin protección es la principal causa de infección.
Espejismo de invulnerabilidad
“El tabú, el miedo y la vergüenza son ingredientes para generar estigma y discriminación social y no son efectivos a la hora de prevenir”, explicó Pastor, quien consideró el “estigma como la principal barrera para el diagnóstico”.
Otra de las trabas para la detección precoz es creer que solo un colectivo particular tiene más riesgo que los demás. “Pensar que a mí no me va a pasar es un fenómeno denominado espejismo de invulnerabilidad, es decir, pensar que el VIH lo adquieren otras personas”, consideró. Por eso, detalló que entre los nuevos casos detectados el año pasado hubo muchas personas “que no se lo esperaban”, como demuestra el dato de que poco más de la mitad fueron diagnósticos tardíos.
Al final, aunque son pocos casos, año tras año se van sumando personas infectadas por el virus que tienen que tomar tratamiento antirretroviral de por vida para evitar las infecciones derivadas.
Hoy día en la CAV, según los datos que ofrecieron ayer los responsables del plan antisida, hay 5.852 personas -1.548 en Gipuzkoa- que siguen el tratamiento. El coste sanitario de este tratamiento asciende a más de 22,5 millones de euros.
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