Imagen: El Mundo |
Las Naves acoge la exposición Museari Queer Art aprovechando el 50 aniversario de la revuelta por los sucesos de Stonewall Inn,
Salva Torres | El Mundo, 2019-07-26
https://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2019/07/26/5d3ab44821efa0e82e8b46b8.html
El cineasta Pier Paolo Pasolini, aludido en la exposición Museari Queer Art por Ricard Huerta, se refirió a su obra caracterizándola por un «anhelo de vida» que lindaba con cierto «sentimiento de exclusión». Sentimiento que, según él, no disminuía, sino que aumentaba «el amor a la vida». También habló de la soledad inherente al creador que dedica muchas horas para dar forma a algo que, a su juicio, «es fuerza, abandono, vicio, libertad, para dar estilo al caos». Soledad y exclusión con las que imprimió de intenso canto a la vida sus películas.
La muestra Museari Queer Art que, aprovechando los sucesos de Stonewall Inn ocurridos en 1969, acoge en esta ocasión Las Naves, se hace eco de las palabras de Pasolini para insistir en esa voluntad de resistencia a través del arte. De manera que en su cuarta edición, con 50 exposiciones realizadas desde 2015 en su museo online, reúne un total de 14 proyectos, en los que diversos artistas exhiben sus diferentes formas de representar ese anhelo de vida. Anhelo que suele estar asociado con cierta incomprensión.
El escritor Oscar Wilde se refería a esa incomprensión diciendo que no había ningún artista que viera las cosas como son en realidad, «si lo hiciera, dejaría de ser artista». Museari Queer Art acerca al espectador una serie de propuestas artísticas que hurgan en esa dificultad de entendimiento hacia lo propio y ajeno. Pasolini, de nuevo, trillando ese camino: «Hay que decir que mientras los intolerantes creen que la diferencia de los diferentes carece de explicación y, por lo tanto, sólo merece odio, los tolerantes a menudo se preguntan, más o menos sinceramente, por las razones de esa diferencia».
Desde el propio Ricard Huerta, que además de aludir a Pasolini en sus acrílicos se refiere también a Robert Indiana, Patricia Highsmith o Maria Mercé Marçal, al historietista Nazario Luque, pasando por Natividad Navalón, Eva Máñez, Graham Bell Tornado y Anna Maria Staiano (La Erreria), Sebas Martín o Pepa Arróniz, entre otros, la exposición se adentra en los vericuetos de la diversidad sexual, que es tanto como decir en el intrincado universo de las formas que tenemos de relacionarnos con nuestro propio cuerpo y, desde ahí, con el del otro. Incluso con la naturaleza, de cuyo proceso de colonización se hará cargo La Erreria en una visita guiada y performance P.I.N.Q. que tendrá lugar en Las Naves el 1 de agosto.
Nazario, en su propuesta, «convierte el sexo en tema obsesivo de sus cómics, siendo el primer dibujante que usa la temática gay como fuente de inspiración en su obra», según se hace constar en el catálogo de la exposición que hasta el 31 de agosto permanecerá en Las Naves. Temática gay que, asociada a los colectivos LGTBIQ+, fue precisamente el detonante de lo ocurrido en el bar Stonewall Inn de Nueva York un 28 de junio de hace 50 años, como protesta por la actuación violenta de la policía en una redada contra miembros de esa comunidad que frecuentaba el pub.
Eva Máñez refleja, en las fotografías expuestas en Museari, la intervención de un grupo de transexuales invitados todos los años en la ciudad Cusco en Perú, para que bailen en honor de la Virgen de Copacabana la danza denominada 'Morenada', que se remonta a la época colonial de cuando la trata de esclavos. Sebas Martín, utilizando sus propias palabras, se hace cargo en sus ilustraciones de hombres en diferentes entornos históricos, fantásticos o cotidianos: «Hombres, hombres, siempre hombres saliendo de mi lápiz. Historias de hombres con hombres en la fina barrera que puede separar el erotismo de algunos más explícito».
De la persecución de los homosexuales en el franquismo se ocupan Marina Cochet, Juan Sepúlveda y Antonio Santos, en ilustraciones de la novela gráfica 'El Violeta' (Draku Editorial). Un relato que se adentra en los años 50 y en la ley de peligrosidad social que en España llevó a muchos homosexuales a la clandestinidad, el exilio o la integración previa negación de su orientación sexual. Pepa Arróniz, tomando como punto de partida la representación plástica del cuerpo femenino, cuestiona los roles de la mujer, ampliando su crítica al conjunto de la sociedad «en unos momentos en que se está produciendo una polarización en demasiados ámbitos», señala la artista en el marco de su Proyecto Hyster.
Natividad Navalón, mediante unas obras impresas en papel de algodón, contrasta esta textura algodonosa con la más áspera imagen de diferentes cuerpos femeninos con agujas clavadas, fusiles o pistolas tatuadas. Arte en defensa propia contra esa hostilidad que, viniendo del cuerpo social en su conjunto, se inscribe en la propia mujer. Ángel Pantoja, por su parte, realiza un collage digital de bustos, en los que problematiza el binarismo de género mediante la dislocación que tenemos de la estatuaria clásica.
Museari Queer Art se completa con los trabajos de Ricardo Cotanda, Cacho Falcón, Randomagus, Elia Torrecilla y Del LaGrace Volcano. Todos ellos fieles al espíritu de Museari (Museu de l'Imaginari), cuyo objetivo principal es «la promoción de la educación artística y de la historia como instrumentos fundamentales para la defensa de los derechos humanos, con un especial énfasis en el respeto a la diversidad sexual y los colectivos LGTBIQ+». Como diría Pasolini, la tragedia actualmente es que «ya no hay seres humanos, hay máquinas extrañas que chocan entre ellas».
La muestra Museari Queer Art que, aprovechando los sucesos de Stonewall Inn ocurridos en 1969, acoge en esta ocasión Las Naves, se hace eco de las palabras de Pasolini para insistir en esa voluntad de resistencia a través del arte. De manera que en su cuarta edición, con 50 exposiciones realizadas desde 2015 en su museo online, reúne un total de 14 proyectos, en los que diversos artistas exhiben sus diferentes formas de representar ese anhelo de vida. Anhelo que suele estar asociado con cierta incomprensión.
El escritor Oscar Wilde se refería a esa incomprensión diciendo que no había ningún artista que viera las cosas como son en realidad, «si lo hiciera, dejaría de ser artista». Museari Queer Art acerca al espectador una serie de propuestas artísticas que hurgan en esa dificultad de entendimiento hacia lo propio y ajeno. Pasolini, de nuevo, trillando ese camino: «Hay que decir que mientras los intolerantes creen que la diferencia de los diferentes carece de explicación y, por lo tanto, sólo merece odio, los tolerantes a menudo se preguntan, más o menos sinceramente, por las razones de esa diferencia».
Desde el propio Ricard Huerta, que además de aludir a Pasolini en sus acrílicos se refiere también a Robert Indiana, Patricia Highsmith o Maria Mercé Marçal, al historietista Nazario Luque, pasando por Natividad Navalón, Eva Máñez, Graham Bell Tornado y Anna Maria Staiano (La Erreria), Sebas Martín o Pepa Arróniz, entre otros, la exposición se adentra en los vericuetos de la diversidad sexual, que es tanto como decir en el intrincado universo de las formas que tenemos de relacionarnos con nuestro propio cuerpo y, desde ahí, con el del otro. Incluso con la naturaleza, de cuyo proceso de colonización se hará cargo La Erreria en una visita guiada y performance P.I.N.Q. que tendrá lugar en Las Naves el 1 de agosto.
Nazario, en su propuesta, «convierte el sexo en tema obsesivo de sus cómics, siendo el primer dibujante que usa la temática gay como fuente de inspiración en su obra», según se hace constar en el catálogo de la exposición que hasta el 31 de agosto permanecerá en Las Naves. Temática gay que, asociada a los colectivos LGTBIQ+, fue precisamente el detonante de lo ocurrido en el bar Stonewall Inn de Nueva York un 28 de junio de hace 50 años, como protesta por la actuación violenta de la policía en una redada contra miembros de esa comunidad que frecuentaba el pub.
Eva Máñez refleja, en las fotografías expuestas en Museari, la intervención de un grupo de transexuales invitados todos los años en la ciudad Cusco en Perú, para que bailen en honor de la Virgen de Copacabana la danza denominada 'Morenada', que se remonta a la época colonial de cuando la trata de esclavos. Sebas Martín, utilizando sus propias palabras, se hace cargo en sus ilustraciones de hombres en diferentes entornos históricos, fantásticos o cotidianos: «Hombres, hombres, siempre hombres saliendo de mi lápiz. Historias de hombres con hombres en la fina barrera que puede separar el erotismo de algunos más explícito».
De la persecución de los homosexuales en el franquismo se ocupan Marina Cochet, Juan Sepúlveda y Antonio Santos, en ilustraciones de la novela gráfica 'El Violeta' (Draku Editorial). Un relato que se adentra en los años 50 y en la ley de peligrosidad social que en España llevó a muchos homosexuales a la clandestinidad, el exilio o la integración previa negación de su orientación sexual. Pepa Arróniz, tomando como punto de partida la representación plástica del cuerpo femenino, cuestiona los roles de la mujer, ampliando su crítica al conjunto de la sociedad «en unos momentos en que se está produciendo una polarización en demasiados ámbitos», señala la artista en el marco de su Proyecto Hyster.
Natividad Navalón, mediante unas obras impresas en papel de algodón, contrasta esta textura algodonosa con la más áspera imagen de diferentes cuerpos femeninos con agujas clavadas, fusiles o pistolas tatuadas. Arte en defensa propia contra esa hostilidad que, viniendo del cuerpo social en su conjunto, se inscribe en la propia mujer. Ángel Pantoja, por su parte, realiza un collage digital de bustos, en los que problematiza el binarismo de género mediante la dislocación que tenemos de la estatuaria clásica.
Museari Queer Art se completa con los trabajos de Ricardo Cotanda, Cacho Falcón, Randomagus, Elia Torrecilla y Del LaGrace Volcano. Todos ellos fieles al espíritu de Museari (Museu de l'Imaginari), cuyo objetivo principal es «la promoción de la educación artística y de la historia como instrumentos fundamentales para la defensa de los derechos humanos, con un especial énfasis en el respeto a la diversidad sexual y los colectivos LGTBIQ+». Como diría Pasolini, la tragedia actualmente es que «ya no hay seres humanos, hay máquinas extrañas que chocan entre ellas».
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