Imagen: El País |
El festival de ocio gay barcelonés reúne 7.000 personas en la fiesta de Isla Fantasía.
Camilo S. Baquero | El País, 2016-08-10
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/08/09/catalunya/1470755986_613246.htm
Hay preguntas que generan angustia y malestar profundo en la sociedad pos pos pos moderna. Este martes, en el día grande del festival barcelonés de ocio gay Circuit, en Isla Fantasía de Vilassar de Mar, emergió alguna: ¿bañador largo o corto? La respuesta, a grandes trazos, fue una inmensa marea multicolor que según la organización reunió a unas 7.000 personas en el parque acuático, demostrando un año más que el Circuit es uno de los eventos gays más masivos y fotogénicos del mundo.
La fiesta se alarga durante 14 días -acaba el próximo domingo, para después continuar en Ibiza a partir del día 18 -, pero, sin duda, el Water Park Day es su máximo reclamo. Y como en los reinados de belleza, se trata del día de la verdad, la prueba de fuego. De ahí que la elección del largo del bañador sea crítica. En ningún otro evento una pieza tan pequeña cobra tanta importancia.
Para muchos la fiesta comenzó pronto. Las puertas del parque abrieron a las 10 (para cerrar 12 horas después), pero a primera hora el trasiego por los gimnasios barceloneses era evidente. Una famosa cadena de fitness de la ciudad ha visto una oportunidad de negocio con tanto nativo de vacaciones y por ello le permite a los circueteros -80% extranjeros y con un gasto medio de 250 euros por día, según Matinée Group- ingresar a sus instalaciones para un bombeo de último minuto. Que no sea que el remordimiento por el abdominal no hecho carcoma la conciencia a alguno.
Pero pese a que la estética dominante sea la masa muscular cercana a la explosión, los tirantes que a duras penas cubren los pezones y la gran gafa negra, hay algo de ecuménico en el Circuit. A nadie parece importarle alguna lorza de más metida en un 'Turbo' multicolor. Finalmente, se trata de una fiesta.
Perchas aparte, hay que volver al bañador. Este año los grandes ausentes han sido los de relleno, fabricados también por una marca Barcelona y que escandalizan tanto a algunos como falsas ilusiones crean. Un experto de moda diría que hay una vuelta a lo natural, a estar orgulloso de las configuraciones de fábrica. Ricardo, mexicano de 31 años, va de largo. Pero por debajo lleva un speedo de animal print de jirafa. "Un atuendo de día y uno de noche", bromea. Las entradas para la fiesta costaban 60 euros y la fiesta está previsto que siga hasta la madrugada en un local aledaño tras un espectáculo de fuegos artificiales.
Jaime, venezolano de 40, optó por el corto. Y rojo. "Hace menos calor", asegura con toda la seguridad del mundo. Ventajas: desliza más fácil por los toboganes del parque acuático. Una especie de tubos hechizados en los que entran toros que destilan testoterona pero que, por los gritos que el plástico amplifica, salen niñas de excursión.
Hay casos extremos. Mike, australiano de 27 años optó por el largo. Larguísimo. Tejido hidrodinamico 3D que aumenta la flotabilidad a lo Michel Phelps. "Desde hace un par de años en Sidney se habla mucho de esta fiesta. Es sensacional y aproveche mi primer viaje por Europa para venir aquí", explica. Su elección, claro está, llama la atención entre tanta bermuda dos dedos por arriba de la rodilla o slip de flores o con toques militares. "Todo está en su lugar", le dice otro asistente que pasa a su lado, con bañador y bambas a juego, simulando un jardín tropical. Hay coqueteo. El australiano le devuelve una sonrisa. El otro se va radiante. A pesar del estampado.
La fiesta se alarga durante 14 días -acaba el próximo domingo, para después continuar en Ibiza a partir del día 18 -, pero, sin duda, el Water Park Day es su máximo reclamo. Y como en los reinados de belleza, se trata del día de la verdad, la prueba de fuego. De ahí que la elección del largo del bañador sea crítica. En ningún otro evento una pieza tan pequeña cobra tanta importancia.
Para muchos la fiesta comenzó pronto. Las puertas del parque abrieron a las 10 (para cerrar 12 horas después), pero a primera hora el trasiego por los gimnasios barceloneses era evidente. Una famosa cadena de fitness de la ciudad ha visto una oportunidad de negocio con tanto nativo de vacaciones y por ello le permite a los circueteros -80% extranjeros y con un gasto medio de 250 euros por día, según Matinée Group- ingresar a sus instalaciones para un bombeo de último minuto. Que no sea que el remordimiento por el abdominal no hecho carcoma la conciencia a alguno.
Pero pese a que la estética dominante sea la masa muscular cercana a la explosión, los tirantes que a duras penas cubren los pezones y la gran gafa negra, hay algo de ecuménico en el Circuit. A nadie parece importarle alguna lorza de más metida en un 'Turbo' multicolor. Finalmente, se trata de una fiesta.
Perchas aparte, hay que volver al bañador. Este año los grandes ausentes han sido los de relleno, fabricados también por una marca Barcelona y que escandalizan tanto a algunos como falsas ilusiones crean. Un experto de moda diría que hay una vuelta a lo natural, a estar orgulloso de las configuraciones de fábrica. Ricardo, mexicano de 31 años, va de largo. Pero por debajo lleva un speedo de animal print de jirafa. "Un atuendo de día y uno de noche", bromea. Las entradas para la fiesta costaban 60 euros y la fiesta está previsto que siga hasta la madrugada en un local aledaño tras un espectáculo de fuegos artificiales.
Jaime, venezolano de 40, optó por el corto. Y rojo. "Hace menos calor", asegura con toda la seguridad del mundo. Ventajas: desliza más fácil por los toboganes del parque acuático. Una especie de tubos hechizados en los que entran toros que destilan testoterona pero que, por los gritos que el plástico amplifica, salen niñas de excursión.
Hay casos extremos. Mike, australiano de 27 años optó por el largo. Larguísimo. Tejido hidrodinamico 3D que aumenta la flotabilidad a lo Michel Phelps. "Desde hace un par de años en Sidney se habla mucho de esta fiesta. Es sensacional y aproveche mi primer viaje por Europa para venir aquí", explica. Su elección, claro está, llama la atención entre tanta bermuda dos dedos por arriba de la rodilla o slip de flores o con toques militares. "Todo está en su lugar", le dice otro asistente que pasa a su lado, con bañador y bambas a juego, simulando un jardín tropical. Hay coqueteo. El australiano le devuelve una sonrisa. El otro se va radiante. A pesar del estampado.
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