Imagen: Hoyesarte / 'Mesa' (1611), pintura de Clara Peeters |
Hoyesarte, 2016-08-09
http://www.hoyesarte.com/evento/2016/10/clara-peeters-primera-mujer-protagonista-en-el-prado/
Tras su exhibición en el Museum Rockoxhuis de Amberes, el Museo del Prado (Madrid) acogerá desde finales de octubre una exposición dedicada a Clara Peeters (Amberes, h. 1594 - h. 1659), pintora flamenca especializada en bodegones y una de las pocas mujeres artistas activa en Europa durante la primera mitad del siglo XVII.
La muestra será la primera protagonizada por una mujer pintora en el Museo del Prado. ‘El arte de Clara Peeters’ reunirá una selección de las mejores obras de la artista, entre las aproximadamente 30 que se conservan en el mundo. Esta recopilación, similar a la que se ha presentado en la ciudad belga, incluye las cuatro importantes pinturas que pertenecen al Prado.
Con la presencia de este pequeño grupo de obras destacadas se quiere destacar los logros de esta dotada y delicada artista. Tanto en la exposición como en los materiales que la acompañarán se pondrá también el foco de atención en la situación de las mujeres artistas a principios de la Europa Moderna.
Elegancia y opulencia
La vida de Clara Peeters está llena de interrogantes. Hay datos que certifican que nació en Amberes en 1594. Hija del también pintor Jan Peeters, se casó con Hendrick Joossen en Amberes y se cree que se estableció en Ámsterdam (1612) y en La Haya (1617). Las mujeres de la época tenían prohibido dedicarse a la pintura, y sólo las niñas que se criaban en familias de artistas tenían la oportunidad de aprender el oficio.
Se supone que ese fue el caso de Peeters, un prodigio del pincel que desde los trece años firmaba cuadros. Fue la principal impulsora y uno de los máximos exponentes de la pintura del bodegón o naturaleza muerta de los Países Bajos. La pintora está considerada, junto a autores como Rubens o Van Dyck, una figura clave en la pintura barroca flamenca pero nunca alcanzó el reconocimiento de sus coetáneos por el hecho de ser mujer.
Peeters se caracterizó por el uso continuo de estampados, el retrato de banquetes lujosos con vajillas caras, aves, pescados y mariscos, motivos que posteriormente se hicieron populares, y su firma minuciosa en el canto de los cuchillos. Su trabajo tiene una gran elegancia, imponiendo los objetos contra un fondo oscuro.
La muestra será la primera protagonizada por una mujer pintora en el Museo del Prado. ‘El arte de Clara Peeters’ reunirá una selección de las mejores obras de la artista, entre las aproximadamente 30 que se conservan en el mundo. Esta recopilación, similar a la que se ha presentado en la ciudad belga, incluye las cuatro importantes pinturas que pertenecen al Prado.
Con la presencia de este pequeño grupo de obras destacadas se quiere destacar los logros de esta dotada y delicada artista. Tanto en la exposición como en los materiales que la acompañarán se pondrá también el foco de atención en la situación de las mujeres artistas a principios de la Europa Moderna.
Elegancia y opulencia
La vida de Clara Peeters está llena de interrogantes. Hay datos que certifican que nació en Amberes en 1594. Hija del también pintor Jan Peeters, se casó con Hendrick Joossen en Amberes y se cree que se estableció en Ámsterdam (1612) y en La Haya (1617). Las mujeres de la época tenían prohibido dedicarse a la pintura, y sólo las niñas que se criaban en familias de artistas tenían la oportunidad de aprender el oficio.
Se supone que ese fue el caso de Peeters, un prodigio del pincel que desde los trece años firmaba cuadros. Fue la principal impulsora y uno de los máximos exponentes de la pintura del bodegón o naturaleza muerta de los Países Bajos. La pintora está considerada, junto a autores como Rubens o Van Dyck, una figura clave en la pintura barroca flamenca pero nunca alcanzó el reconocimiento de sus coetáneos por el hecho de ser mujer.
Peeters se caracterizó por el uso continuo de estampados, el retrato de banquetes lujosos con vajillas caras, aves, pescados y mariscos, motivos que posteriormente se hicieron populares, y su firma minuciosa en el canto de los cuchillos. Su trabajo tiene una gran elegancia, imponiendo los objetos contra un fondo oscuro.
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