Imagen: 20 Minutos / Sam Smith |
Marcos Ventura Armas · Activista de Gamá, Colectivo LGTB de Canarias | 1 de cada 10, 20 Minutos, 2019-10-16
https://blogs.20minutos.es/1-de-cada-10/2019/10/16/todos-todas-y-todes/
Estos días ha sido noticia que el prestigioso diccionario Merriam-Webster ha reconocido el uso de ‘they’ como pronombre singular de género neutro en la lengua inglesa. Este cambio ha coincidido con unas declaraciones públicas de Sam Smith, artista visiblemente no binarie, en las que exponía ante el mundo que había decidido que sus pronombres serían they/them.
Estas declaraciones tienen que ver con uno de los aspectos esenciales de las realidades no binarias: la visibilidad. Todes necesitamos que nuestra identidad sea reconocida socialmente. Y en nuestras sociedades occidentales hay dos elementos claves para identificar a una persona que son su aspecto y su lenguaje. La forma en la que nos mostramos ante el mundo y en la que nos comunicamos con el mundo le dice a los demás quienes somos.
El castellano es un idioma con género gramatical muy marcado. Es difícil encontrar una palabra que no tenga un género claramente definido, pero también las hay. Por ejemplo, si yo digo de alguien que es guapo, ¿quién es guapo? La respuesta que pensará todo el mundo es que él es guapo, que es un hombre. Pero, ¿y si digo que alguien es inteligente? Inteligente puede ser tanto él como ella. Si digo de alguien que la vi ayer, sabes que me refiero a ella, pero ¿si digo que le conté lo que me pediste? Le conté puede ser tanto a él como a ella. En castellano, las pocas palabras que no tienen un genero gramatical marcado tienden a acabar en -e.
Desde los activismos llevamos mucho tiempo haciendo política a través de la modificación del lenguaje. Porque sabemos que el lenguaje construye realidad, que el masculino genérico lo que hace es invisibilizar otras realidades y que necesitamos un lenguaje que sea inclusivo. Esta inclusión se intenta hacer de dos maneras: o bien repitiendo la misma palabra en ambos géneros gramaticales (normalmente en una concepción binarista que usa solo el masculino y el femenino) como en “todos y todas”, o bien tratando de generar opciones de expresión que no tengan un género marcado. Son las famosas “tod@s” o “todxs”, que son impronunciables, no sirven para el lenguaje oral e impiden, por ejemplo, que los sistemas de lectura para personas ciegas puedan leer adecuadamente los textos.
Sin embargo, parte del activismo lleva ya años intentando generar nuevas palabras sin género marcado. Es el ejemplo de la terminación en la -e, como ‘todes’. Todes es una palabra que cumple la misma función que tod@s o todxs, pero que es pronunciable y sirve también para el lenguaje oral. Parte de la idea expuesta anteriormente de que la mayoría de las palabras sin género marcado en castellano acaban en -e.
Para muchas personas no binarias, los pronombres acabados en -e (elle) son una vía de escape para no tener que usar pronombres binarios, y deciden usar el neutro. Pero sigue siendo un pronombre neutro, sin marca de género, no un pronombre con marca de género no binaria. ¿Qué sucede cuando decimos “todos, todas y todes”? Que estamos usando simultáneamente dos estrategias de lenguaje inclusivo y, muchas veces sin ser nuestra intención, le quitamos a una de esas estrategias su carácter de inclusividad.
Nadie hace una enumeración en la que junto a varios subconjuntos aparezca el conjunto que los engloba a todos, porque atenta contra las bases del pensamiento lógico. Nadie diría “los extremeños, los madrileños y los españoles me caen bien” o “las manzanas, las peras y las frutas son sanas” ni “bienvenidos damas, caballeros y personas asistentes”, porque si lo haces, lo que transmites es que esas “personas asistentes” son las que no sean ni damas ni caballeros, es decir, el resto, pero personas es el conjunto que las engloba a todas. Igual que nadie escribiría un texto hablando de “todas, todos y tod@s”.
¿Por qué, entonces, decimos “todos, todas y todes”? Mucha gente lo hace porque quiere visibilizar todas las formas de nombrarse. Pero ignora que hacer esa enumeración no es inocua, y que contrapone todes a todos y todas, lo cual hace que todes deje de ser una palabra de género marcado, generando una marca de género no binario. Porque en el fondo, cuando decimos “todos, todas y todes” no estamos diciendo “hombres, mujeres y todas las personas” (por la regla lógica de que las enumeraciones no incluyen a los subconjuntos y al conjunto que los agrupa) sino que estamos diciendo “hombres, mujeres y personas no binarias”.
Y esto es problemático. Porque el activismo no binario tiene que basarse en la libertad personal para elegir nuestra propia configuración de género. No podemos crear una transnormatividad no binaria que marque la forma correcta de ser no binarie porque si lo hacemos acabaremos dejando gente excluida y acabaremos teniendo personas que no sean ni hombres, ni mujeres ni no binarias. No podemos generar una necesidad en todas las personas no binarias de alcanzar cuerpos y expresiones totalmente andróginas, ni podemos establecer elle como pronombre no binario. Yo soy una persona no binaria cuya expresión de género es masculina y cuyo pronombre es ella. Y, sin embargo, acudí hace poco a un congreso en el que en mi acreditación ponía delegade. Porque claro, como soy no binarie, mi pronombre debe ser elle. Y esa es una forma de negar mi autodeterminación del género igual que nombrarme en masculino.
Entiendo y comparto la necesidad feminista de visibilizar el femenino en el lenguaje, pero no puede hacerse a costa de generarle a las palabras acabadas en -e una marca de género no binaria. Mi propuesta es alternar entre el neutro (porque todes es neutro, no es no binarie) y el femenino genérico, ya que así visibilizamos el femenino sin alterar el significado del neutro. Pero tenemos que ser conscientes de que ‘todes’ no es nada más que la versión pronunciable de todxs o tod@s, y que en ‘todes’ estamos incluides tanto hombres, como mujeres, como personas no binarias. Por tanto, no podemos decir todos, todas y todes sin arriesgarnos a generarle a todes una marca de género no binaria y, con ello, generar una normatividad no binaria que es contraria a la lucha que debemos defender.
Así que ya sabes amigue, seas quien seas quien lea esto, todes también te incluye.
Estas declaraciones tienen que ver con uno de los aspectos esenciales de las realidades no binarias: la visibilidad. Todes necesitamos que nuestra identidad sea reconocida socialmente. Y en nuestras sociedades occidentales hay dos elementos claves para identificar a una persona que son su aspecto y su lenguaje. La forma en la que nos mostramos ante el mundo y en la que nos comunicamos con el mundo le dice a los demás quienes somos.
El castellano es un idioma con género gramatical muy marcado. Es difícil encontrar una palabra que no tenga un género claramente definido, pero también las hay. Por ejemplo, si yo digo de alguien que es guapo, ¿quién es guapo? La respuesta que pensará todo el mundo es que él es guapo, que es un hombre. Pero, ¿y si digo que alguien es inteligente? Inteligente puede ser tanto él como ella. Si digo de alguien que la vi ayer, sabes que me refiero a ella, pero ¿si digo que le conté lo que me pediste? Le conté puede ser tanto a él como a ella. En castellano, las pocas palabras que no tienen un genero gramatical marcado tienden a acabar en -e.
Desde los activismos llevamos mucho tiempo haciendo política a través de la modificación del lenguaje. Porque sabemos que el lenguaje construye realidad, que el masculino genérico lo que hace es invisibilizar otras realidades y que necesitamos un lenguaje que sea inclusivo. Esta inclusión se intenta hacer de dos maneras: o bien repitiendo la misma palabra en ambos géneros gramaticales (normalmente en una concepción binarista que usa solo el masculino y el femenino) como en “todos y todas”, o bien tratando de generar opciones de expresión que no tengan un género marcado. Son las famosas “tod@s” o “todxs”, que son impronunciables, no sirven para el lenguaje oral e impiden, por ejemplo, que los sistemas de lectura para personas ciegas puedan leer adecuadamente los textos.
Sin embargo, parte del activismo lleva ya años intentando generar nuevas palabras sin género marcado. Es el ejemplo de la terminación en la -e, como ‘todes’. Todes es una palabra que cumple la misma función que tod@s o todxs, pero que es pronunciable y sirve también para el lenguaje oral. Parte de la idea expuesta anteriormente de que la mayoría de las palabras sin género marcado en castellano acaban en -e.
Para muchas personas no binarias, los pronombres acabados en -e (elle) son una vía de escape para no tener que usar pronombres binarios, y deciden usar el neutro. Pero sigue siendo un pronombre neutro, sin marca de género, no un pronombre con marca de género no binaria. ¿Qué sucede cuando decimos “todos, todas y todes”? Que estamos usando simultáneamente dos estrategias de lenguaje inclusivo y, muchas veces sin ser nuestra intención, le quitamos a una de esas estrategias su carácter de inclusividad.
Nadie hace una enumeración en la que junto a varios subconjuntos aparezca el conjunto que los engloba a todos, porque atenta contra las bases del pensamiento lógico. Nadie diría “los extremeños, los madrileños y los españoles me caen bien” o “las manzanas, las peras y las frutas son sanas” ni “bienvenidos damas, caballeros y personas asistentes”, porque si lo haces, lo que transmites es que esas “personas asistentes” son las que no sean ni damas ni caballeros, es decir, el resto, pero personas es el conjunto que las engloba a todas. Igual que nadie escribiría un texto hablando de “todas, todos y tod@s”.
¿Por qué, entonces, decimos “todos, todas y todes”? Mucha gente lo hace porque quiere visibilizar todas las formas de nombrarse. Pero ignora que hacer esa enumeración no es inocua, y que contrapone todes a todos y todas, lo cual hace que todes deje de ser una palabra de género marcado, generando una marca de género no binario. Porque en el fondo, cuando decimos “todos, todas y todes” no estamos diciendo “hombres, mujeres y todas las personas” (por la regla lógica de que las enumeraciones no incluyen a los subconjuntos y al conjunto que los agrupa) sino que estamos diciendo “hombres, mujeres y personas no binarias”.
Y esto es problemático. Porque el activismo no binario tiene que basarse en la libertad personal para elegir nuestra propia configuración de género. No podemos crear una transnormatividad no binaria que marque la forma correcta de ser no binarie porque si lo hacemos acabaremos dejando gente excluida y acabaremos teniendo personas que no sean ni hombres, ni mujeres ni no binarias. No podemos generar una necesidad en todas las personas no binarias de alcanzar cuerpos y expresiones totalmente andróginas, ni podemos establecer elle como pronombre no binario. Yo soy una persona no binaria cuya expresión de género es masculina y cuyo pronombre es ella. Y, sin embargo, acudí hace poco a un congreso en el que en mi acreditación ponía delegade. Porque claro, como soy no binarie, mi pronombre debe ser elle. Y esa es una forma de negar mi autodeterminación del género igual que nombrarme en masculino.
Entiendo y comparto la necesidad feminista de visibilizar el femenino en el lenguaje, pero no puede hacerse a costa de generarle a las palabras acabadas en -e una marca de género no binaria. Mi propuesta es alternar entre el neutro (porque todes es neutro, no es no binarie) y el femenino genérico, ya que así visibilizamos el femenino sin alterar el significado del neutro. Pero tenemos que ser conscientes de que ‘todes’ no es nada más que la versión pronunciable de todxs o tod@s, y que en ‘todes’ estamos incluides tanto hombres, como mujeres, como personas no binarias. Por tanto, no podemos decir todos, todas y todes sin arriesgarnos a generarle a todes una marca de género no binaria y, con ello, generar una normatividad no binaria que es contraria a la lucha que debemos defender.
Así que ya sabes amigue, seas quien seas quien lea esto, todes también te incluye.
“Soy lesbiana, no mujer”: ¿Por qué algunas lesbianas no se consideran mujeres?
Gisele Sousa Dias | Infobae, 2019-10-13
https://www.infobae.com/sociedad/2019/10/13/soy-lesbiana-no-mujer-por-que-algunas-lesbianas-no-se-consideran-mujeres/
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