Imagen: El País / El beso de Angélica Lozano y Claudia López |
El sector más reaccionario ha cargado contra la natural muestra de afecto de Claudia López con su pareja por "no respetar a las minorías cristianas".
SModa, El País, 2019-10-28
https://smoda.elpais.com/feminismo/el-beso-triunfal-de-la-primera-alcadesa-lesbiana-de-bogota-a-su-novia-indigna-a-los-homofobos/
Los ciudadanos de Bogotá eligieron ayer a su primera mujer alcaldesa de la historia. Apodada como «la incorruptible«, la exsenadora Claudia López, del partido progresista Alianza Verde y a sus 49 años, se hará con el consistorio de la capital colombiana los próximos cuatro años tras superar en más de un de un millón de votos, el 35,21% del total, al independiente y liberal Carlos Fernando Galán.
Mujer, lesbiana e hija de un campesino y una maestra de escuela, el triunfo de López tiene una trascendente dimensión simbólica, teniendo en cuenta que las mujeres nunca han alcanzado la presidencia en Colombia y en promedio ocupan apenas el 15% de los cargos de elección popular. «Soy consciente de que recibo el fruto del trabajo y las luchas de muchas generaciones, de muchas mujeres que han defendido no solo a las mujeres, no solo a sus hijos, sino a toda la sociedad», recogía en la crónica del triunfo el periodista Santiago Torrado en El País.
Ha sido parte de la celebración de su triunfo la que ha despertado un oleada de homofobia y desvío del discurso mediático, especialmente a raíz del espontáneo beso que protagonizó la futura alcaldesa y su pareja, la congresista Angélica Lozano, tras conocer los resultados de los comicios. Como recogía la periodista de ‘El País’ y excorresponsal en Colombia, Ana Marcos, algunas publicaciones han decidido destacar el beso por encima del logro histórico de ver a una mujer lesbiana asumiendo una alcaldía crucial como la de Bogotá. «2019. Una mujer lesbiana es elegida alcaldesa de Bogotá. Y una gran parte del debate en Colombia se centra en una fotografía en la que besa a su mujer», lamentaba desde su cuenta de Twitter, señalando la cobertura de LaFM, que destaca el hito de López optando por ‘Claudia López celebró con su pareja el triunfo de alcaldesa de Bogotá’. El beso no solo ha sido recogido por ese medio: Noticias Caracol o El Heraldo también han destacado específicamente esta muestra de afecto, algo habitual y normalizado entre los miembros de la política con sus respectivas parejas.
El poder simbólico de ese beso lésbico en el olimpo político ha despertado la ira del sector más reaccionario, que ha criticado la muestra de afecto en directo, como recuerdan desde Semana: «Es un mensaje contundente en contra de la homofobia y el machismo, es una brizna de aliento en una ciudad que mayoritariamente se la jugó por la igualdad, pese a que aún haya resistencias. Un beso que puede ser un acto tan cotidiano fue tomado como agresivo por ciertos sectores recalcitrantes y ultraconservadores». La misma publicación recoge diversas reacciones homófobas, que, curiosamente, se aferran al discurso de ofender «a las minorías» por la muestra de afecto. Así lo ha expresado la columnista Salud Hernández-Mora, que tuiteó que el «beso en la boca» resultaba «innecesario» y se preguntó si era una provocación: «¿Para qué ofender a los partidos cristianos y sus votantes?». La periodista dio a entender que se trataba de una señal deliberada que no se dio en campaña, y concluyó que «será buena alcaldesa, seguro, pero que no empiece retando a otras minorías». La publicación también recoge la indignación del autodenominado «concejal de la Familia» Marco Fidel Ramírez, que lanzó un mensaje de rechazo por la escena del beso: «A partir de ahora, Bogotá bajo el yugo de Sodoma», dijo desde sus redes sociales el conocido radical.
A pesar de que la nueva alcaldesa ha optado por desviarse del activismo LGTBQI y feminista en su campaña, cuenta con el apoyo pleno del sector feminista y progresista, tal y como recordaba la activista colombofrancesa Florence Thomas en su columna en ‘Tiempo’ antes de los comicios: «En un país que necesita urgentemente cerrar las brechas de género –para estas elecciones tenemos un vergonzoso 10 por ciento de candidatas a alcaldías del país, lo que por supuesto implicará un porcentaje muchísimo menor de mujeres elegidas–, el hecho de que una mujer pueda llegar al segundo cargo más importante de Colombia tendrá con toda seguridad un impacto increíble para una joven de estrato 2 o 3 que, conociendo la trayectoria de Claudia, entienda que también para ella es posible ser alcaldesa y, por qué no, un día, presidenta».
Mujer, lesbiana e hija de un campesino y una maestra de escuela, el triunfo de López tiene una trascendente dimensión simbólica, teniendo en cuenta que las mujeres nunca han alcanzado la presidencia en Colombia y en promedio ocupan apenas el 15% de los cargos de elección popular. «Soy consciente de que recibo el fruto del trabajo y las luchas de muchas generaciones, de muchas mujeres que han defendido no solo a las mujeres, no solo a sus hijos, sino a toda la sociedad», recogía en la crónica del triunfo el periodista Santiago Torrado en El País.
Ha sido parte de la celebración de su triunfo la que ha despertado un oleada de homofobia y desvío del discurso mediático, especialmente a raíz del espontáneo beso que protagonizó la futura alcaldesa y su pareja, la congresista Angélica Lozano, tras conocer los resultados de los comicios. Como recogía la periodista de ‘El País’ y excorresponsal en Colombia, Ana Marcos, algunas publicaciones han decidido destacar el beso por encima del logro histórico de ver a una mujer lesbiana asumiendo una alcaldía crucial como la de Bogotá. «2019. Una mujer lesbiana es elegida alcaldesa de Bogotá. Y una gran parte del debate en Colombia se centra en una fotografía en la que besa a su mujer», lamentaba desde su cuenta de Twitter, señalando la cobertura de LaFM, que destaca el hito de López optando por ‘Claudia López celebró con su pareja el triunfo de alcaldesa de Bogotá’. El beso no solo ha sido recogido por ese medio: Noticias Caracol o El Heraldo también han destacado específicamente esta muestra de afecto, algo habitual y normalizado entre los miembros de la política con sus respectivas parejas.
El poder simbólico de ese beso lésbico en el olimpo político ha despertado la ira del sector más reaccionario, que ha criticado la muestra de afecto en directo, como recuerdan desde Semana: «Es un mensaje contundente en contra de la homofobia y el machismo, es una brizna de aliento en una ciudad que mayoritariamente se la jugó por la igualdad, pese a que aún haya resistencias. Un beso que puede ser un acto tan cotidiano fue tomado como agresivo por ciertos sectores recalcitrantes y ultraconservadores». La misma publicación recoge diversas reacciones homófobas, que, curiosamente, se aferran al discurso de ofender «a las minorías» por la muestra de afecto. Así lo ha expresado la columnista Salud Hernández-Mora, que tuiteó que el «beso en la boca» resultaba «innecesario» y se preguntó si era una provocación: «¿Para qué ofender a los partidos cristianos y sus votantes?». La periodista dio a entender que se trataba de una señal deliberada que no se dio en campaña, y concluyó que «será buena alcaldesa, seguro, pero que no empiece retando a otras minorías». La publicación también recoge la indignación del autodenominado «concejal de la Familia» Marco Fidel Ramírez, que lanzó un mensaje de rechazo por la escena del beso: «A partir de ahora, Bogotá bajo el yugo de Sodoma», dijo desde sus redes sociales el conocido radical.
A pesar de que la nueva alcaldesa ha optado por desviarse del activismo LGTBQI y feminista en su campaña, cuenta con el apoyo pleno del sector feminista y progresista, tal y como recordaba la activista colombofrancesa Florence Thomas en su columna en ‘Tiempo’ antes de los comicios: «En un país que necesita urgentemente cerrar las brechas de género –para estas elecciones tenemos un vergonzoso 10 por ciento de candidatas a alcaldías del país, lo que por supuesto implicará un porcentaje muchísimo menor de mujeres elegidas–, el hecho de que una mujer pueda llegar al segundo cargo más importante de Colombia tendrá con toda seguridad un impacto increíble para una joven de estrato 2 o 3 que, conociendo la trayectoria de Claudia, entienda que también para ella es posible ser alcaldesa y, por qué no, un día, presidenta».
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