Imagen: Cadena SER / Marcela |
El experto en memoria histórica LGTBi en Canarias, Víctor Ramírez, recuerda el infierno que vivieron muchos homosexuales y trans en Tefía. Marcela, histórica activista LGTBI, rememora la represión que vivió en los últimos estertores del Franquismo.
Javi Rodríguez | Cadena SER, 2019-06-26
https://cadenaser.com/emisora/2019/06/26/ser_lanzarote/1561568270_702289.html
Se han cumplido cuarenta años del primer acto público de reivindicación LGTBi celebrado en Gran Canaria. El año pasado se cumplieron cuatro décadas de la primera manifestación del Orgullo en Tenerife, fuertemente contestada. La vida de lesbianas, gais, trans, bisexuales y otras sexualidades diversas no ha sido fácil en las islas. Así lo certifica, por ejemplo, el testimonio de quienes estuvieron en la Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía durante el Franquismo. Un campo de trabajo y tortura que inauguró la dictadura en Canarias para aplicar plenas de peligrosidad social a quienes consideraban vagos, maleantes, delincuentes o corruptores de menores. Su único pecado era ser homosexuales, transexuales u otras sexualidades diversas.
Picaron piedras en una cantería, construyeron muros y caminos inútiles con el único objetivo de aplicar sobre ellos una cruel tortura. Padecieron un régimen disciplinario estricto. Recibieron más de una paliza y pasaron hambre. "Comían sopas y potajes llenos de gorgojos", así lo contaron Octavio y Juan, dos presos de la Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía y lo recuerda Víctor Ramírez, investigador de la memoria histórica LGTBi en Canarias. "Eran considerados pecadores y enfermos y su enfermedad era contagiosa, por eso se les consideraba peligrosos sociales", explica Víctor.
Según explica Ramírez, la Colonia se creó mediante la Orden del Ministerio de Justicia de 15 de enero de 1954, “se instituye una Colonia Agrícola para el tratamiento de Vagos y Maleantes, en “Tefía”, de la Isla de Fuerteventura” (BOE núm. 30, de 30 de enero de 1954), y los primeros años fueron los más duros para quienes allí estuvieron. Sin embargo, la represión continuó en los últimos estertores del régimen, "detenciones por parte de la policía que acaban en multas, en comisaría, en ocasiones se dieron palizas y abusos sexuales", explica Ramírez.
Marcela es incapaz de recordar la cantidad de veces que fue detenida junto a sus compañeras por "sospechas" en las comisarías de Tenerife. Marcela organizó las primeras marchas del Orgullo que se celebraron en Tenerife y nunca dejó que el miedo venciera la homofobia social e institucional. "Llegaron a hacer redadas y a detener a quince en la bombona de la policía, como ganado, como una pila de cochinos", recuerda Marcela. "Acabábamos 72 horas detenidas en la comisaría por el solo hecho de ser transexual", lamenta.
"Nos llegaron a llamar escoria, el hecho de salir a la calle mirando para todos lados para que no te detuviera la policía era la Ley de las transexuales y muchos homosexuales también", explica Marcela. "No éramos nadie, éramos menos que nadie", lamenta. Marcela transmite su preocupación por el rumbo cada vez más homófobo que han tomado algunos partidos de derechas en España, "por favor, no permitan que nos vuelvan a arruinar la vida, si nos quieren ayudar de verdad, no les voten, porque nos amargaron la vida y lo quieren volver a hacer", pide Marcela, que se emociona al hacer esta petición, recordando todo lo que vivió.
Picaron piedras en una cantería, construyeron muros y caminos inútiles con el único objetivo de aplicar sobre ellos una cruel tortura. Padecieron un régimen disciplinario estricto. Recibieron más de una paliza y pasaron hambre. "Comían sopas y potajes llenos de gorgojos", así lo contaron Octavio y Juan, dos presos de la Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía y lo recuerda Víctor Ramírez, investigador de la memoria histórica LGTBi en Canarias. "Eran considerados pecadores y enfermos y su enfermedad era contagiosa, por eso se les consideraba peligrosos sociales", explica Víctor.
Según explica Ramírez, la Colonia se creó mediante la Orden del Ministerio de Justicia de 15 de enero de 1954, “se instituye una Colonia Agrícola para el tratamiento de Vagos y Maleantes, en “Tefía”, de la Isla de Fuerteventura” (BOE núm. 30, de 30 de enero de 1954), y los primeros años fueron los más duros para quienes allí estuvieron. Sin embargo, la represión continuó en los últimos estertores del régimen, "detenciones por parte de la policía que acaban en multas, en comisaría, en ocasiones se dieron palizas y abusos sexuales", explica Ramírez.
Marcela es incapaz de recordar la cantidad de veces que fue detenida junto a sus compañeras por "sospechas" en las comisarías de Tenerife. Marcela organizó las primeras marchas del Orgullo que se celebraron en Tenerife y nunca dejó que el miedo venciera la homofobia social e institucional. "Llegaron a hacer redadas y a detener a quince en la bombona de la policía, como ganado, como una pila de cochinos", recuerda Marcela. "Acabábamos 72 horas detenidas en la comisaría por el solo hecho de ser transexual", lamenta.
"Nos llegaron a llamar escoria, el hecho de salir a la calle mirando para todos lados para que no te detuviera la policía era la Ley de las transexuales y muchos homosexuales también", explica Marcela. "No éramos nadie, éramos menos que nadie", lamenta. Marcela transmite su preocupación por el rumbo cada vez más homófobo que han tomado algunos partidos de derechas en España, "por favor, no permitan que nos vuelvan a arruinar la vida, si nos quieren ayudar de verdad, no les voten, porque nos amargaron la vida y lo quieren volver a hacer", pide Marcela, que se emociona al hacer esta petición, recordando todo lo que vivió.
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