Imagen: El Mundo / Majandra |
Esta activista transexual peruana pide asilo en nuestro país tras huir de América Latina, donde está amenazada de muerte y donde se producen el 78% de los asesinatos a personas LGTBIQ.
Teresa Aburto | El Mundo, 2019-06-22
https://www.elmundo.es/internacional/2019/06/22/5d0d0dfdfc6c839a738b469d.html
Majandra tuvo que huir. No emigró de Etiopía en busca de sustento para su familia, tampoco de Venezuela por falta de asistencia sanitaria, ni de Siria por miedo a morir bajo una bomba. Huyó de Perú, una democracia en la que cientos de personas son asesinadas cada año por el mero hecho de sentir como sienten.
"Mi pesadilla comenzó hace un año, cuando empecé a recibir amenazas de muerte: 'Tú sabes lo que dices y lo que piensas maricón de mierda'. Más tarde, se materializaron en un tiro que me pegaron dos hombres que me esperaban en la puerta de mi casa, y que logré esquivar. Es entonces cuando entendí que lo único que podía hacer era marcharme", explica Majandra durante la entrevista en Madrid.
Tras una década de lucha por los derechos de las personas LGTBIQ, esta activista peruana y abogada transexual corría el riesgo inminente de pasar a engrosar la lista del odio en América del Sur, donde 1.768 personas de ese colectivo fueron asesinadas entre 2008 y 2016. Había denunciado en los 'años del plomo' los crímenes de los grupos terroristas de su país contra los homosexuales y estaba en el punto de mira de aquellos que habían quedado libres o de facciones que resisten.
Majandra buscó una excusa para poder viajar a Europa. Su profesión de abogada le permitió matricularse en un curso de derechos humanos y, una vez aquí, formalizó una solicitud de asilo que fue admitida a trámite en mayo. "Antes de huir a Europa hablé con algunas organizaciones en países vecinos para conseguir una reubicación, pero sólo querían dármela temporalmente. Tres meses y después tenía que regresar a lo mismo. Estaba sumida en la ansiedad y el pánico, apenas dormía", relata.
Crímenes de una violencia extrema
Muchas de las más de 3.000 personas LGTBIQ asesinadas en todo el mundo entre los años 2008 y 2018 -según datos del Observatorio de Transgender Europe- padecieron, además de la represión en vida, una muerte con un nivel de ensañamiento, violencia y crueldad "que en algunos casos supera al que se encuentra en otros tipos de delitos de odio", según señala un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La abogada de 39 años ha dado la cara para denunciar el desamparo que padece su colectivo por parte de las autoridades y de la Justicia del continente: "El Gobierno peruano bloquea normativas relacionadas con la promoción y la protección de derechos humanos de las personas LGTBIQ. No existe una ley específica para este tipo de delitos de odio, de hecho muchos miembros del Ejecutivo nos llaman los 'no normados', porque no existimos en ninguna legislación".
América Latina ostenta el vergonzoso récord de albergar el 78% de los asesinatos a personas trans. Lapidaciones, decapitaciones, empalamientos, mutilaciones, personas quemadas, atropelladas, rociadas con ácido... Majandra se ha hecho muchas veces la misma pregunta: ¿Porqué tanta crudeza, de donde nace tanto odio y frustración? "El pensamiento machista imperante en América Latina odia la renuncia que hace una persona transgénero de su hombría", reflexiona.
Brasil, el peor país del mundo para ser trans
La legada de Jair Bolsonaro a la Presidencia de un país "tradicionalmente abierto" como Brasil preocupa especialmente. No sólo por sus tristemente célebres comentarios homófobos ("Sería incapaz de amar a un hijo homosexual. Prefiero que un hijo mío se muera en un accidente a que aparezca con un bigotudo por ahí"), sino por las alarmantes cifras de asesinatos en el país: en los últimos dos años, 765 integrantes del colectivo LGTBIQ perdieron la vida en homicidios homófobos o se suicidaron, uno cada 19 horas, según la ONG Grupo Gay de Bahía. "Hay una corriente de retroceso social provocada por los grupos ultraconservadores que se están enquistados en los parlamentos. Se produce una legitimación de los delitos que promueve la impunidad", advierte Majandra.
La sociedad es la otra pata de la desprotección. Es una paradoja, pero los grupos ultra religiosos son los más agresivos contra el colectivo LGTBIQ. "Se hacen llamar 'Con mis hijos no te metas' y utilizan al niño alegando que las personas de mi condición vamos a pervertir a los menores, que las políticas progresistas están enfocadas a la 'homosexualización' de sus hijos. Son grupos muy peligrosos que se están convirtiendo en formaciones políticas", explica la activista.
La represión ha provocado que muchos busquen refugio, como Majandra, en países europeos como Portugal. Algo que la activista recomienda hacer a quien se sienta en peligro, aunque sabe "que es muy difícil salir del país si no tienes recursos", como la gran mayoría. "La comunidad internacional debe exigir y presionar a los países latinoamericanos para el cumplimiento de las leyes internacionales, por imperativo moral", demanda.
Majandra vive sola desde los 15 años, atrás ha dejado familia y amigos. Quiere empezar de cero en España, continuar con su activismo y homologar su título en Derecho para ayudar a personas en su misma situación. "Me encantaría poder volver a Perú, pero en condiciones en las que me sienta segura. Espero que llegue el día en que mi país sea también mío, porque ahora no siento que lo sea. Tengo derecho a construir mi país. Para vivir, para desarrollarme, para ser yo. Sólo quiero ser feliz, nada más".
"Mi pesadilla comenzó hace un año, cuando empecé a recibir amenazas de muerte: 'Tú sabes lo que dices y lo que piensas maricón de mierda'. Más tarde, se materializaron en un tiro que me pegaron dos hombres que me esperaban en la puerta de mi casa, y que logré esquivar. Es entonces cuando entendí que lo único que podía hacer era marcharme", explica Majandra durante la entrevista en Madrid.
Tras una década de lucha por los derechos de las personas LGTBIQ, esta activista peruana y abogada transexual corría el riesgo inminente de pasar a engrosar la lista del odio en América del Sur, donde 1.768 personas de ese colectivo fueron asesinadas entre 2008 y 2016. Había denunciado en los 'años del plomo' los crímenes de los grupos terroristas de su país contra los homosexuales y estaba en el punto de mira de aquellos que habían quedado libres o de facciones que resisten.
Majandra buscó una excusa para poder viajar a Europa. Su profesión de abogada le permitió matricularse en un curso de derechos humanos y, una vez aquí, formalizó una solicitud de asilo que fue admitida a trámite en mayo. "Antes de huir a Europa hablé con algunas organizaciones en países vecinos para conseguir una reubicación, pero sólo querían dármela temporalmente. Tres meses y después tenía que regresar a lo mismo. Estaba sumida en la ansiedad y el pánico, apenas dormía", relata.
Crímenes de una violencia extrema
Muchas de las más de 3.000 personas LGTBIQ asesinadas en todo el mundo entre los años 2008 y 2018 -según datos del Observatorio de Transgender Europe- padecieron, además de la represión en vida, una muerte con un nivel de ensañamiento, violencia y crueldad "que en algunos casos supera al que se encuentra en otros tipos de delitos de odio", según señala un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La abogada de 39 años ha dado la cara para denunciar el desamparo que padece su colectivo por parte de las autoridades y de la Justicia del continente: "El Gobierno peruano bloquea normativas relacionadas con la promoción y la protección de derechos humanos de las personas LGTBIQ. No existe una ley específica para este tipo de delitos de odio, de hecho muchos miembros del Ejecutivo nos llaman los 'no normados', porque no existimos en ninguna legislación".
América Latina ostenta el vergonzoso récord de albergar el 78% de los asesinatos a personas trans. Lapidaciones, decapitaciones, empalamientos, mutilaciones, personas quemadas, atropelladas, rociadas con ácido... Majandra se ha hecho muchas veces la misma pregunta: ¿Porqué tanta crudeza, de donde nace tanto odio y frustración? "El pensamiento machista imperante en América Latina odia la renuncia que hace una persona transgénero de su hombría", reflexiona.
Brasil, el peor país del mundo para ser trans
La legada de Jair Bolsonaro a la Presidencia de un país "tradicionalmente abierto" como Brasil preocupa especialmente. No sólo por sus tristemente célebres comentarios homófobos ("Sería incapaz de amar a un hijo homosexual. Prefiero que un hijo mío se muera en un accidente a que aparezca con un bigotudo por ahí"), sino por las alarmantes cifras de asesinatos en el país: en los últimos dos años, 765 integrantes del colectivo LGTBIQ perdieron la vida en homicidios homófobos o se suicidaron, uno cada 19 horas, según la ONG Grupo Gay de Bahía. "Hay una corriente de retroceso social provocada por los grupos ultraconservadores que se están enquistados en los parlamentos. Se produce una legitimación de los delitos que promueve la impunidad", advierte Majandra.
La sociedad es la otra pata de la desprotección. Es una paradoja, pero los grupos ultra religiosos son los más agresivos contra el colectivo LGTBIQ. "Se hacen llamar 'Con mis hijos no te metas' y utilizan al niño alegando que las personas de mi condición vamos a pervertir a los menores, que las políticas progresistas están enfocadas a la 'homosexualización' de sus hijos. Son grupos muy peligrosos que se están convirtiendo en formaciones políticas", explica la activista.
La represión ha provocado que muchos busquen refugio, como Majandra, en países europeos como Portugal. Algo que la activista recomienda hacer a quien se sienta en peligro, aunque sabe "que es muy difícil salir del país si no tienes recursos", como la gran mayoría. "La comunidad internacional debe exigir y presionar a los países latinoamericanos para el cumplimiento de las leyes internacionales, por imperativo moral", demanda.
Majandra vive sola desde los 15 años, atrás ha dejado familia y amigos. Quiere empezar de cero en España, continuar con su activismo y homologar su título en Derecho para ayudar a personas en su misma situación. "Me encantaría poder volver a Perú, pero en condiciones en las que me sienta segura. Espero que llegue el día en que mi país sea también mío, porque ahora no siento que lo sea. Tengo derecho a construir mi país. Para vivir, para desarrollarme, para ser yo. Sólo quiero ser feliz, nada más".
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