domingo, 23 de junio de 2019

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Imagen: El País
“Este fallo nos cambia la vida”
Cuatro expertas reflexionan tras la decisión del Tribunal Supremo sobre La Manada. “Hemos ganado en libertad”, dice la filósofa Amelia Valcárcel.
Pilar Álvarez | El País, 2019-06-23
https://elpais.com/sociedad/2019/06/22/actualidad/1561222944_181812.html

Carlota estuvo sentada en silencio casi una hora. Y lloró: “Esto cambia la vida de las mujeres”, se dijo. Paula, con la misma edad que tenía la víctima de La Manada cuando fue violada, se quedó boquiabierta mirando el telediario. Amelia pensó que se han ensanchado los límites de la libertad. Pilar, que acababa de salir de hablar del caso en la tele, celebró que se haya saldado una deuda con las víctimas. Y Ángela, que atiende a mujeres violadas, deseó que a partir de ahora no haga falta que lleguen medio muertas para que las crean. Todas sintieron alivio con el fallo del Tribunal Supremo que señala de forma meridiana que lo que ocurrió en los sanfermines de 2016 en un portal de Pamplona fue una violación.

Han transcurrido casi tres años. En medio una decena de movilizaciones, dos huelgas feministas, el voto particular de un juez que definió aquella noche como un episodio de “actos sexuales en un ambiente de jolgorio y regocijo”, dos sentencias que veían abuso sexual en lugar de violación y un trabajo en ciernes para cambiar el Código Penal pendiente de que se forme un nuevo Gobierno.

Hasta que el viernes a mediodía, los magistrados del Tribunal Supremo fallaron que hubo un delito de violación en “un auténtico escenario intimidatorio” con cinco hombres frente a una mujer, a la que grabaron siete vídeos y robaron el móvil. Ella “en ningún momento” consintió los actos sexuales, dice el Supremo. Vivió “angustia e intenso agobio”.

Cuestionamiento
“Hemos mejorado la vida de las mujeres pero queda mucho por hacer”, reflexiona Carlota Álvarez. Tiene 24 años, es feminista y prepara una tesis. “La gente recordará el día que murió Franco y el día que las mujeres conseguimos cambiar una sentencia en el Supremo”, resume. Ella es una de las que estuvo detrás del éxito de las huelgas feministas del 8-M de 2018 y 2019 como integrante de la Comisión 8 de Marzo. “No nos podemos reconciliar con lo ocurrido por el tiempo que ha tenido que pasar y por el cuestionamiento constante que ha sufrido ella”, recuerda. El primer juez del caso, de la Audiencia Provincial de Navarra, admitió como prueba el informe de un detective que siguió a la joven en los días siguientes a la violación, que el abogado de los integrantes de La Manada acabó retirando. También se cuestionó cómo se sentó la joven mientras declaraba.

“El proceso judicial paraliza a las víctimas, no están ni encendidas ni apagadas, se quedan en ‘stand by’, como la tele”, explica Ángela París, psicóloga del servicio de víctimas de violencia sexual (Amuvi) en Málaga. Por su despacho pasan unas 50 mujeres al año. Pocas se atreven a denunciar, explica. Según la Federación de Asociaciones de Mujeres Violadas, Famuvi, son entre el 10% y el 15%. “El fallo es una buena noticia porque hace pensar que la justicia a veces funciona. No sé si a las víctimas les dará sensación de seguridad, eso es más profundo. Pero puede que a los agresores, a quienes estén pensando en salir esta noche a ver qué pillan, les haga pensárselo un poquito más”, considera París.

“Esto salda una deuda con las víctimas”, considera la juez Pilar Llop, delegada del Gobierno para la Violencia de Género entre julio de 2018 y abril de 2019 y actual diputada de la Asamblea de Madrid. Lamenta que las mujeres son cuestionadas, que perviven los prejuicios y los estereotipos: “Una víctima de violación no tiene por qué llegar con lesiones ni declarar llorando amargamente”. Llop espera que el fallo "haya reparado en parte el dolor que ha sufrido tanto la víctima de La Manada como su familia".

“En el siglo que empezamos a vivir la libertad de las mujeres es uno de los asuntos decisivos”, valora la filósofa Amelia Valcárcel, integrante del Consejo de Estado. Valcárcel ha vivido muy pendiente del caso desde el inicio. Le llovieron críticas —y también halagos— cuando valoró en redes sociales que las sentencias hay que acatarlas pero no se tienen por qué respetar. Y a ella, la primera le pareció “asombrosa”. Este sábado estaba satisfecha: “El Supremo ha corregido la doctrina de los dos juicios previos. Estoy muy contenta porque todos y todas hemos ganado en libertad. Ya lo dijo Montesquieu: ‘Libertad es hacer lo que las leyes permiten hacer y no hacer aquello que prohíben’. Con este fallo queda más claro”.

“Es como si nos estuviera pasando a nosotras”. Paula García, de 18 años, confiesa desde Córdoba que empezó a comprender el caso de La Manada durante este curso, cuando debatían sobre el asunto en su clase de 2º de Bachillerato. Tenía 15 años y no salía de fiesta. Pero ahora sí. “Tengo miedo a volver a casa sola, a quedarme sola y que se apague el teléfono, a ir a pedir sola a la barra o al baño… a que alguien me pueda atacar”. Asegura que muchos chicos de su clase no comprenden esos miedos que todas sus compañeras han sentido alguna vez: “Algunos lo entienden. Otros lo ven habitual y otros dicen que nos lo hemos inventado”.

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