Imagen: La Vaguardia / Agustín Fuentes |
Agustín Fuentes es antropólogo estadounidense, autor de ‘La chispa creativa’.
Joaquín Luna | La Vanguardia, 2020-04-25
https://www.lavanguardia.com/vida/20200425/48700121713/no-creo-que-los-humanos-puedan-dejar-de-tener-sexo.html
Agustín Fuentes, estadounidense, 53 años, hijo de madrileño y neoyorquina, es antropólogo y primatólogo, imparte clases en la Universidad de Notre Dame (EE.UU.). Ha escrito ‘La chispa creativa. Cómo la imaginación nos hizo humanos’, del que uno retiene: “los hombres estamos hechos para sobrevivir”.
Pronostica la desaparición durante un año de apretones de mano, abrazos y besos. Hay sociedades –la japonesa– que parecen hechas a medida para ello. Pero ¿y los mediterráneos?
El mundo mediterráneo es muy social. La interacción cara a cara es básica, incluyendo tocarse. Cambiar esto va a costar. Física y psicológicamente. Y al principio incluso resultará muy incómodo. ¡Pero lo podemos conseguir! Y no porque lo diga yo: hay muchas evidencias. Se trata de cambiar la forma de interactuar.
Ya, adiós a la barra del bar...
España es el ejemplo perfecto. La gente sale y toma cañas con los amigos. ¿Cómo va a funcionar eso con dos metros de separación? Pero vamos a encontrar maneras de que la distancia física no suponga distancia social. Hallaremos otras formas de interactuar.
Ya, ¿y una boda? ¿O los sanfermines? ¿Volverán a su formato?
En los próximos doce meses, no. No hay otra. En diez años, el 2030 lo que cambiará es el ritmo de la vida cotidiana porque habrá rebrotes y puede que confinamientos de pocas semanas y volveremos a recluirnos.
No me deprima...
¡No! En dos años tendremos una vacuna y una mayor inmunidad. La comunicación cara a cara volverá, fijo, pero de vez en vez tocará retomar la distancia social. Y eso es lo que tenemos que aprender a hacer.
¿Qué lo hace diferente de tantas otras pandemias?
La gran diferencia y no es una minucia, es que es muy fuerte y resistente y fácil de transmitir. Si combinas esto con la globalización de los viajes y las grandes densidades. ¿Cuánta gente vivía en Barcelona hace un siglo? Pero hay otra gran diferencia: la tecnología y la infraestructura social que nos permiten desarrollar la habilidad de socializar. Somos más flexibles.
Buena noticia...
Y en el pasado si no ibas a trabajar físicamente, adiós salario. No podías comprar pan. Ahora, al menos, tenemos el pan seguro unos meses.
Ha advertido que la soledad provocará enfermedades y muchas. He aquí un riesgo latente.
La comparación de Japón y España. Allí, el individuo queda supeditado al grupo y sigue con facilidad las direcciones. En España, un mes enclaustrados, incluso niños, va en contra de su tradición. Y provocará más enfermedades de todo tipo y una pérdida de identidad social.
¿Qué hacer entonces?
¡Seguir socializando! Usar las redes, salir a los balcones, elevar la voz. Hasta hace poco, en Barcelona era imposible no ser social. Ahora hay que tomarlo como una obligación. ¡Claro que se puede conseguir!
¿Y cómo queda el sexo ?
En EE.UU. hay muchos estudiando esto y tenemos dos corrientes. Los que creen que en ocho meses habrá un boom de natalidad y los que creen que habrá un boom de divorcios. Yo diría que habrá el mismo número de bebés y el mismo de divorcios. La gente comprenderá que hay que seguir adelante aunque la conectividad social en el sexo será más complicada por los temores.
¿Conclusión?
Lo que cambiará es la forma del flirteo. Cosas poderosas como un primer saludo o contacto provocarán dudas pero encontraremos alternativas, como la manera de mirarnos o de sonreír, gestos corporales. No creo que puedas convencer a los seres humanos de que no tengan sexo.
¿Se admitirá por sexo algo que no implique contacto?
Sin duda, habrá más relaciones sexuales por vídeo, ya lo estamos viendo. El concepto de lo que entendemos por sexo será más amplio. Y ahí las culturas mediterráneas tienen ventaja sobre las otras porque tienen más formas de coquetear, seducir, guiñar los ojos que otras culturas. ¡Ahí ganan a Japón!
¿Son los gobiernos los indicados para guiarnos en el trato?
Según si las guías son positivas o no. Si son draconianas pero correctas, como las de España, sí, pero si son como las de Estados Unidos, no. Estoy seguro de que en dos meses nos tocará volver en EE.UU. al confinamiento. A largo plazo, la respuesta es no. Los gobiernos no pueden decirnos cómo relacionarnos.
¿Lo peor de estos meses?
Cuando acabe el confinamiento y veas a tu gran amigo pero no puedas abrazarlo. Y cuando apreciemos el impacto económico. Va a ser muy duro, mentalmente.
Copio al colega Riba. ¿Puede Homer Simpson cambiar?
Homer no cambiará pero Lisa puede que sí. Mucha gente tendrá muchos, muchos problemas pero habrá el cambio suficiente. Mire la polución. No seguiremos en este nivel, claro, porque la gente volverá a viajar pero menos. ¿Qué tal si cambiamos un 3%? Nuestras vidas sociales no tienen que cambiar al 100%, basta un 3%...
¿Qué le gustaría añadir?
El virus no es un hecho biológico es político, económico, social. La única razón por la que un microbio ha podido tener tanta importancia es por cómo es nuestra sociedad.
¿Nos aterra la muerte como nunca en la historia?
No es un mayor miedo a la muerte sino por la dependencia global de las economías y el efecto cascada. Un café en Barcelona cerraba antes un mes y reabría pero ahora entran en juegos fondos de inversión, ya nada es local y hemos perdido resiliencia en favor de tener más dinero. Es la economía y la política las que nos hacen más débiles.
Pronostica la desaparición durante un año de apretones de mano, abrazos y besos. Hay sociedades –la japonesa– que parecen hechas a medida para ello. Pero ¿y los mediterráneos?
El mundo mediterráneo es muy social. La interacción cara a cara es básica, incluyendo tocarse. Cambiar esto va a costar. Física y psicológicamente. Y al principio incluso resultará muy incómodo. ¡Pero lo podemos conseguir! Y no porque lo diga yo: hay muchas evidencias. Se trata de cambiar la forma de interactuar.
Ya, adiós a la barra del bar...
España es el ejemplo perfecto. La gente sale y toma cañas con los amigos. ¿Cómo va a funcionar eso con dos metros de separación? Pero vamos a encontrar maneras de que la distancia física no suponga distancia social. Hallaremos otras formas de interactuar.
Ya, ¿y una boda? ¿O los sanfermines? ¿Volverán a su formato?
En los próximos doce meses, no. No hay otra. En diez años, el 2030 lo que cambiará es el ritmo de la vida cotidiana porque habrá rebrotes y puede que confinamientos de pocas semanas y volveremos a recluirnos.
No me deprima...
¡No! En dos años tendremos una vacuna y una mayor inmunidad. La comunicación cara a cara volverá, fijo, pero de vez en vez tocará retomar la distancia social. Y eso es lo que tenemos que aprender a hacer.
¿Qué lo hace diferente de tantas otras pandemias?
La gran diferencia y no es una minucia, es que es muy fuerte y resistente y fácil de transmitir. Si combinas esto con la globalización de los viajes y las grandes densidades. ¿Cuánta gente vivía en Barcelona hace un siglo? Pero hay otra gran diferencia: la tecnología y la infraestructura social que nos permiten desarrollar la habilidad de socializar. Somos más flexibles.
Buena noticia...
Y en el pasado si no ibas a trabajar físicamente, adiós salario. No podías comprar pan. Ahora, al menos, tenemos el pan seguro unos meses.
Ha advertido que la soledad provocará enfermedades y muchas. He aquí un riesgo latente.
La comparación de Japón y España. Allí, el individuo queda supeditado al grupo y sigue con facilidad las direcciones. En España, un mes enclaustrados, incluso niños, va en contra de su tradición. Y provocará más enfermedades de todo tipo y una pérdida de identidad social.
¿Qué hacer entonces?
¡Seguir socializando! Usar las redes, salir a los balcones, elevar la voz. Hasta hace poco, en Barcelona era imposible no ser social. Ahora hay que tomarlo como una obligación. ¡Claro que se puede conseguir!
¿Y cómo queda el sexo ?
En EE.UU. hay muchos estudiando esto y tenemos dos corrientes. Los que creen que en ocho meses habrá un boom de natalidad y los que creen que habrá un boom de divorcios. Yo diría que habrá el mismo número de bebés y el mismo de divorcios. La gente comprenderá que hay que seguir adelante aunque la conectividad social en el sexo será más complicada por los temores.
¿Conclusión?
Lo que cambiará es la forma del flirteo. Cosas poderosas como un primer saludo o contacto provocarán dudas pero encontraremos alternativas, como la manera de mirarnos o de sonreír, gestos corporales. No creo que puedas convencer a los seres humanos de que no tengan sexo.
¿Se admitirá por sexo algo que no implique contacto?
Sin duda, habrá más relaciones sexuales por vídeo, ya lo estamos viendo. El concepto de lo que entendemos por sexo será más amplio. Y ahí las culturas mediterráneas tienen ventaja sobre las otras porque tienen más formas de coquetear, seducir, guiñar los ojos que otras culturas. ¡Ahí ganan a Japón!
¿Son los gobiernos los indicados para guiarnos en el trato?
Según si las guías son positivas o no. Si son draconianas pero correctas, como las de España, sí, pero si son como las de Estados Unidos, no. Estoy seguro de que en dos meses nos tocará volver en EE.UU. al confinamiento. A largo plazo, la respuesta es no. Los gobiernos no pueden decirnos cómo relacionarnos.
¿Lo peor de estos meses?
Cuando acabe el confinamiento y veas a tu gran amigo pero no puedas abrazarlo. Y cuando apreciemos el impacto económico. Va a ser muy duro, mentalmente.
Copio al colega Riba. ¿Puede Homer Simpson cambiar?
Homer no cambiará pero Lisa puede que sí. Mucha gente tendrá muchos, muchos problemas pero habrá el cambio suficiente. Mire la polución. No seguiremos en este nivel, claro, porque la gente volverá a viajar pero menos. ¿Qué tal si cambiamos un 3%? Nuestras vidas sociales no tienen que cambiar al 100%, basta un 3%...
¿Qué le gustaría añadir?
El virus no es un hecho biológico es político, económico, social. La única razón por la que un microbio ha podido tener tanta importancia es por cómo es nuestra sociedad.
¿Nos aterra la muerte como nunca en la historia?
No es un mayor miedo a la muerte sino por la dependencia global de las economías y el efecto cascada. Un café en Barcelona cerraba antes un mes y reabría pero ahora entran en juegos fondos de inversión, ya nada es local y hemos perdido resiliencia en favor de tener más dinero. Es la economía y la política las que nos hacen más débiles.
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