Imagen: El País |
Durante las semanas de encierro que estamos viviendo, los recuerdos y el pasado se magnifican e idealizan. Entre otras cosas, esto ha provocado que amores pasados aparezcan de nuevo en nuestras vidas sin motivo aparente.
Sara Navas | Icon, El País, 2020-04-23
https://elpais.com/elpais/2020/04/20/icon/1587370299_815423.html
Una pandemia mundial puede ser uno de los acontecimientos históricos con más fuerza para reafirmar aquello que Jorge Manrique ya mencionó en ‘Coplas por la muerte de su padre’: "Cualquier tiempo pasado fue mejor". Cualquier conversación pasada, cualquier lugar que no sean los mismos setenta metros cuadrados que hoy nos oprimen y cualquier encuentro que no hace tanto hubiéramos calificado como mediocre hoy se nos antoja un refugio al que volver. De ahí que durante estas semanas de confinamiento —donde lo más emocionante que a uno le puede ocurrir es encontrar una botella de vino cuando pensaba que ya no quedaba— los recuerdos y el pasado se idealicen y magnifiquen hasta el punto de dar lugar a un fenómeno que ha surgido estos días: el retorno de los ex.
La usuaria de Twitter MariajoHF compartía en la red social el mensaje que le había enviado una expareja estando ya inmersos en la cuarentena. "No era necesaria una pandemia, pero te lo voy a decir. Me voy a arrepentir toda mi vida. Eres la mejor y sé que es tarde y que te lo hice pasar mal. Me estoy dando cuenta tarde de muchas cosas", decía el WhatsApp que le habían mandado. Pero este no es un caso aislado. Eva Bárcena, asturiana de 28 años, cuenta a Icon que a ella y a muchos de sus conocidos también les está ocurriendo: "Un chico con el que quedé un par de veces en 2015 empezó a responder a todas mis stories de Instagram cuando se decretó el estado de alarma. Al final acabé preguntándole si no tenía nada mejor que hacer y volvió a tirarme la caña. ¡Cinco años sin hablar y ha tenido que venir una pandemia para que vuelva a ser simpático!".
Por su parte, Jorge, guionista madrileño de 42 años, recuerda que hace unos días estaba en mitad de una videollamada con una ex con la que ya mantenía el contacto antes de la cuarentena, cuando empezó a recibir whatsapps de una chica con la que tuvo una historia hacía años y de la que no había vuelto a saber nada. "Después de intercambiar varios mensajes con ella llegué a la conclusión de que la gente se anima a escribir a sus ex por la combinación infrecuente de dos factores: primero, el tiempo del que disponemos nos hace bucear más en nuestra agenda buscando gente del pasado, y, segundo, la certeza de que puedes tontear un poco sin que se te vaya de las manos porque nadie va a poder salir de casa", opina.
No deja de ser curioso que la nueva toma de contacto la lleven a cabo sobre todo personas que formaron parte de nuestra vida hace tantos años. Patricia Rosillo, psicóloga especializada en pareja del centro Prado Psicólogos, señala a Icon los motivos por los que esto ocurre: "Vivimos tiempos inciertos que despiertan miedo e incertidumbre. Esto es algo que el ser humano gestiona mal. De repente, durante el confinamiento aparecen recuerdos de personas del pasado que fueron importantes y que de una forma y otra nos han marcado. Entonces empiezan a surgir pensamientos distorsionados donde se obvia lo negativo y se idealizan relaciones anteriores". La nostalgia, comenta la especialista, nos hace preguntarnos cómo estará esa persona de la que llevamos tiempo sin saber y nos lleva a querer contactar con ella. "Los dramas pasados, sobre todo comparados con el momento que estamos viviendo, se relativizan y olvidamos que si en su momento la relación no funcionó por algo sería", apunta Rosillo.
Porque si algo nos da el encierro, además de múltiples oportunidades para discutir con quien lo compartimos, es tiempo para pensar y valorar aquello que tuvimos en el pasado. "Nos vemos inmersos en un estado de hibernación en el que se da una especie de anestesia emocional. Esto nos lleva a buscar un chute de adrenalina que nos ayude a sentirnos vivos y a olvidar nuestras preocupaciones cotidianas en tiempos de pandemia", opina María Hurtado, psicóloga clínica de AGS Psicólogos Madrid.
Pasar todo el tiempo entre cuatro paredes sin más opción que sociabilizar, en el mejor de los casos, con pareja, familia o algún compañero de piso, nos lleva a cubrir el vacío que sentimos durante la cuarentena mediante vehículos que no siempre son los más adecuados. "Durante el confinamiento tenemos que lidiar con nosotros mismos. Se trata de una situación difícil que en muchos casos tratamos de sobrellevar tirando de antiguos conocidos y recuerdos que nos calman", anota Rosillo.
Esta especialista en terapia de pareja señala que al recontactar con un ex con el que se había cortado todo tipo de relación "se busca cubrir necesidades emocionales sin dejar al otro pasar página cuando lo que hay que hacer es un buen cierre, con su respectivo duelo, para curar heridas y mirar hacia adelante". María Hurtado incide, además, en que al estar encerrados en pareja se discute más, lo que nos lleva a valorar y, una vez más, idealizar relaciones pasadas. "Cuando pasas 24 horas metido en casa con tu pareja es inevitable que surjan disputas que nos lleven a dudar y a cuestionarnos tanto nuestra relación actual como otras pasadas", afirma a Icon Hurtado.
Decirle a la otra persona aquello que querría haber escuchado en el momento en que la relación llegaba a su fin es un recurso manido a la hora de intentar un acercamiento con un ex. Pero el que se recurra tanto a él tiene su explicación: como apunta la psicóloga, normalmente las relaciones no se cierran de una manera sana. Lorena Navarro, madrileña de 34 años, recuerda a Icon cómo una expareja, años después de haber terminado la relación, le dijo palabra por palabra todo lo que hubiera necesitado escuchar cuando la dejó. "En mi caso, fui yo la ‘abandonada’ y mi autoestima se vio muy dañada. Sentí que me había dejado porque yo no era suficiente. Sin embargo, mucho tiempo después ese chico volvió a contactar conmigo con un discurso que era lo que siempre había querido que me dijera. Me confesó que aún pensaba en mí como una de las mujeres más importantes de su vida y que muchas veces se preguntaba si no había cometido un error al dejarme. Yo tenía pareja cuando me dijo todo esto y, aunque me gustó escuchar aquello, remover un pasado que me había dejado huella me confundió. Nunca fuimos amigos. Desde que nos conocimos empezamos a salir como pareja y pretender entablar una amistad cuando lo que tuvimos fue una relación íntima no tenía sentido para mí".
Renunciar a mantener una relación cordial con un ex es un desenlace muy común. Pero no es la única vía. Juan, andaluz de 36 años, por ejemplo, mantiene conversaciones civilizadas con la mayoría de sus exparejas, como si nunca hubiera dolido. Las acoge en su casa cuando están de visita en la ciudad, las invita a sus cumpleaños e incluso es amigo de los nuevos novios de sus ex. "Ser amigo de personas que han sido importantes para mí es algo natural. Cierto es que cuando la ruptura es reciente lo mejor es darse espacio, pero pasado el tiempo de duelo el cuerpo siempre me ha pedido mantener el contacto y estar presente en los momentos trascendentales de la vida de esas personas", explica a Icon.
El escritor Frédéric Beigbeder aseguraba en una novela que el amor dura tres años. Puede que el suyo fuera un pronóstico pesimista, pero es un hecho que los divorcios en China, espejo en el que nos miramos en tiempos de pandemia, se están disparando. Todo parece indicar que pronto replicaremos aquí el mismo fenómeno. Y es ahí, donde el amor y las ganas perecen, cuando nace algo que sí es para siempre: un ex.
La usuaria de Twitter MariajoHF compartía en la red social el mensaje que le había enviado una expareja estando ya inmersos en la cuarentena. "No era necesaria una pandemia, pero te lo voy a decir. Me voy a arrepentir toda mi vida. Eres la mejor y sé que es tarde y que te lo hice pasar mal. Me estoy dando cuenta tarde de muchas cosas", decía el WhatsApp que le habían mandado. Pero este no es un caso aislado. Eva Bárcena, asturiana de 28 años, cuenta a Icon que a ella y a muchos de sus conocidos también les está ocurriendo: "Un chico con el que quedé un par de veces en 2015 empezó a responder a todas mis stories de Instagram cuando se decretó el estado de alarma. Al final acabé preguntándole si no tenía nada mejor que hacer y volvió a tirarme la caña. ¡Cinco años sin hablar y ha tenido que venir una pandemia para que vuelva a ser simpático!".
Por su parte, Jorge, guionista madrileño de 42 años, recuerda que hace unos días estaba en mitad de una videollamada con una ex con la que ya mantenía el contacto antes de la cuarentena, cuando empezó a recibir whatsapps de una chica con la que tuvo una historia hacía años y de la que no había vuelto a saber nada. "Después de intercambiar varios mensajes con ella llegué a la conclusión de que la gente se anima a escribir a sus ex por la combinación infrecuente de dos factores: primero, el tiempo del que disponemos nos hace bucear más en nuestra agenda buscando gente del pasado, y, segundo, la certeza de que puedes tontear un poco sin que se te vaya de las manos porque nadie va a poder salir de casa", opina.
No deja de ser curioso que la nueva toma de contacto la lleven a cabo sobre todo personas que formaron parte de nuestra vida hace tantos años. Patricia Rosillo, psicóloga especializada en pareja del centro Prado Psicólogos, señala a Icon los motivos por los que esto ocurre: "Vivimos tiempos inciertos que despiertan miedo e incertidumbre. Esto es algo que el ser humano gestiona mal. De repente, durante el confinamiento aparecen recuerdos de personas del pasado que fueron importantes y que de una forma y otra nos han marcado. Entonces empiezan a surgir pensamientos distorsionados donde se obvia lo negativo y se idealizan relaciones anteriores". La nostalgia, comenta la especialista, nos hace preguntarnos cómo estará esa persona de la que llevamos tiempo sin saber y nos lleva a querer contactar con ella. "Los dramas pasados, sobre todo comparados con el momento que estamos viviendo, se relativizan y olvidamos que si en su momento la relación no funcionó por algo sería", apunta Rosillo.
Porque si algo nos da el encierro, además de múltiples oportunidades para discutir con quien lo compartimos, es tiempo para pensar y valorar aquello que tuvimos en el pasado. "Nos vemos inmersos en un estado de hibernación en el que se da una especie de anestesia emocional. Esto nos lleva a buscar un chute de adrenalina que nos ayude a sentirnos vivos y a olvidar nuestras preocupaciones cotidianas en tiempos de pandemia", opina María Hurtado, psicóloga clínica de AGS Psicólogos Madrid.
Pasar todo el tiempo entre cuatro paredes sin más opción que sociabilizar, en el mejor de los casos, con pareja, familia o algún compañero de piso, nos lleva a cubrir el vacío que sentimos durante la cuarentena mediante vehículos que no siempre son los más adecuados. "Durante el confinamiento tenemos que lidiar con nosotros mismos. Se trata de una situación difícil que en muchos casos tratamos de sobrellevar tirando de antiguos conocidos y recuerdos que nos calman", anota Rosillo.
Esta especialista en terapia de pareja señala que al recontactar con un ex con el que se había cortado todo tipo de relación "se busca cubrir necesidades emocionales sin dejar al otro pasar página cuando lo que hay que hacer es un buen cierre, con su respectivo duelo, para curar heridas y mirar hacia adelante". María Hurtado incide, además, en que al estar encerrados en pareja se discute más, lo que nos lleva a valorar y, una vez más, idealizar relaciones pasadas. "Cuando pasas 24 horas metido en casa con tu pareja es inevitable que surjan disputas que nos lleven a dudar y a cuestionarnos tanto nuestra relación actual como otras pasadas", afirma a Icon Hurtado.
Decirle a la otra persona aquello que querría haber escuchado en el momento en que la relación llegaba a su fin es un recurso manido a la hora de intentar un acercamiento con un ex. Pero el que se recurra tanto a él tiene su explicación: como apunta la psicóloga, normalmente las relaciones no se cierran de una manera sana. Lorena Navarro, madrileña de 34 años, recuerda a Icon cómo una expareja, años después de haber terminado la relación, le dijo palabra por palabra todo lo que hubiera necesitado escuchar cuando la dejó. "En mi caso, fui yo la ‘abandonada’ y mi autoestima se vio muy dañada. Sentí que me había dejado porque yo no era suficiente. Sin embargo, mucho tiempo después ese chico volvió a contactar conmigo con un discurso que era lo que siempre había querido que me dijera. Me confesó que aún pensaba en mí como una de las mujeres más importantes de su vida y que muchas veces se preguntaba si no había cometido un error al dejarme. Yo tenía pareja cuando me dijo todo esto y, aunque me gustó escuchar aquello, remover un pasado que me había dejado huella me confundió. Nunca fuimos amigos. Desde que nos conocimos empezamos a salir como pareja y pretender entablar una amistad cuando lo que tuvimos fue una relación íntima no tenía sentido para mí".
Renunciar a mantener una relación cordial con un ex es un desenlace muy común. Pero no es la única vía. Juan, andaluz de 36 años, por ejemplo, mantiene conversaciones civilizadas con la mayoría de sus exparejas, como si nunca hubiera dolido. Las acoge en su casa cuando están de visita en la ciudad, las invita a sus cumpleaños e incluso es amigo de los nuevos novios de sus ex. "Ser amigo de personas que han sido importantes para mí es algo natural. Cierto es que cuando la ruptura es reciente lo mejor es darse espacio, pero pasado el tiempo de duelo el cuerpo siempre me ha pedido mantener el contacto y estar presente en los momentos trascendentales de la vida de esas personas", explica a Icon.
El escritor Frédéric Beigbeder aseguraba en una novela que el amor dura tres años. Puede que el suyo fuera un pronóstico pesimista, pero es un hecho que los divorcios en China, espejo en el que nos miramos en tiempos de pandemia, se están disparando. Todo parece indicar que pronto replicaremos aquí el mismo fenómeno. Y es ahí, donde el amor y las ganas perecen, cuando nace algo que sí es para siempre: un ex.
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