domingo, 8 de marzo de 2020

#hemeroteca #feminismo #transfobia | El feminismo trans-excluyente divide el movimiento en el 8-M

Imagen: La Vanguardia / Marta Reina
El feminismo trans-excluyente divide el movimiento en el 8-M.
Las ‘TERF’ se oponen a la presencia de mujeres trans en el colectivo y niegan la identidad de género.
Helena Pelícano | La Vanguardia, 2020-03-08
https://www.lavanguardia.com/vida/20200308/474006771254/feminismo-trans-excluyente-divide-movimiento-8m.html

En todos los movimientos sociales con una penetración significativa en la sociedad nacen, a lo largo del tiempo, discrepancias, guerras internas y escisiones. El feminismo, que busca, en todas sus expresiones, la igualdad entre el hombre y la mujer, no se sale de la norma. Las teorías de género se han mezclado a lo largo de la historia con todos los elementos de la sociedad y han dado lugar a un feminismo de izquierdas, liberal, racializado, ecologista, etc.

Sin embargo, en la víspera del 8 de marzo, el debate más encarnizado se produce en la frontera entre una parte del colectivo LGTBI y el feminismo. Las TERF, feministas radicales trans-excluyentes, en sus siglas en inglés, han fracturado el movimiento entre aquellas que aceptan a mujeres trans en el colectivo y las que no.

Este fenómeno, acuñado por la periodista Viv Smythe en 2008, empezó a coger fuerza en Reino Unido, donde la transfobia está muy extendida. Sus artículos sobre esta discriminación en los medios de comunicación ingleses se viralizaron en redes y Twitter se convirtió en el campo de batalla entre activistas pro y anti trans.

En España, las feministas trans-excluyentes han adquirido presencia en redes como un eco de lo sucedido en Inglaterra. Lidia Falcón, presidenta y fundadora del Partido Feminista, generó una fuerte polémica tras criticar, en un programa de televisión, la intervención de una niña transgénero en el parlamento extremeño. Según ella, “ese niño (...), inducido por una serie de lecturas, juegos y encuentros puede querer castrarse de aquí a 5 años”.

Falcón, activista feminista desde el franquismo, ha defendido desde entonces que el género humano no existe y que estamos intrínsecamente relacionados con nuestro sexo biológico. “El género es un constructo creado por profesoras universitarias sectarias hace muchos años. Lo que hay es el sexo y el cuerpo. Se ha de luchar contra la marginación, opresión, explotación de la mujer que ha nacido como tal a través del feminismo”, afirma Falcón.

La tesis de las TERF es que el género es una construcción social que emana del patriarcado y que únicamente aquellas que han nacido y han sido socializadas como mujeres han padecido la desigualdad vinculada a su sexo. Para Falcón, las trans pueden participar del movimiento porque “en el feminismo puede entrar todo el mundo”. Sin embargo, “tenemos muchos hombres camaradas, pero no podemos consentir que nos saboteen eliminando la distinción entre hombre y mujer”, matiza.

Lidia Falcón no niega, a pesar de ello, que exista la disforia, una terrible sensación de incongruencia entre el sexo con el que se nace y la identidad sexual. “Si (una persona) ha pasado por todo el proceso de cambio de sexo y sufre disforia debería tener el derecho a ser considerada una mujer”, reconoce. Sin embargo, insiste en que estos cambios han de producirse en la mayoría de edad y critica con dureza la permisividad de la sociedad en ese aspecto.

Estas opiniones han causado la expulsión del Partido Feminista de Falcón de Izquierda Unida, partido del que hasta ahora formaba parte. En un tuit emitido el 22 de febrero, se anunció la revocación de pertenencia “por reiterados incumplimientos estatutarios y mantener posiciones contrarias a las aprobadas en los órganos de IU”. La líder de la formación feminista sostiene que “aún no se nos ha comunicado oficialmente la expulsión”.

Ante este ataque frontal por parte de un feminismo profundamente relacionado con la política, muchas trans, activistas y feministas han reclamado que se las considere mujeres de pleno derecho y que se les permita participar del movimiento. Denuncian transfobia y falta de empatía por parte de sectores radicales del feminismo.

Marta Reina, primera mosso d’esquadra transexual, ha realizado un largo proceso de reasignación de sexo que terminó el pasado octubre con una operación en el Hospital de Bellvitge. Ella reniega de la etiqueta trans y prefiere identificarse como mujer reasignada, es decir, que a través de un tratamiento ha conseguido eliminar la disforia y hacer coincidir su sexo con el género con el que nació.

“Las TERF afirman que el género es sociológico, que no eres una mujer porque has vivido durante años como un hombre y con los privilegios del heteropatriarcado. ¿Pero qué ocurre cuando tu cerebro es el de una mujer y tú piensas como una mujer? Vives con esta incongruencia diariamente”, afirma Reina.

La asociación Mujeres Reasignadas nace para aclarar las dudas de la sociedad en cuanto a transexualidad y transgénero. Marta Reina, miembro activa de la organización denuncia la distorsión que ha habido en la última década sobre el concepto queer y la identidad de sexo.

“Son dos realidades muy diferentes, ya que el transgenerismo tiene que ver con la expresión de género y la identidad sexual. La transexualidad, en cambio, tiene que ver con el género: somos mujeres que nacimos en un cuerpo equivocado debido a factores biológicos todavía en fase de estudio, como genes defectuosos que inciden en la hormonación durante el embarazo”.

La teoría queer, ‘desviado’ en inglés, niega que los géneros, identidades y orientaciones sexuales estén inscritos en la biología humana, sino que son construcciones sociales que varían según la cultura. Eliminan todas las etiquetas y dan libertad al individuo para sentirse de la manera que quiera y cambiar cuando quiera.

Para Reina, su lucha como mujer reasignada “se centra en los problemas que afectan principal o exclusivamente a las mujeres. Nuestras necesidades no son las mismas que las de los ‘queer’ y LGTBI, aunque también sufran violencia y discriminación por parte de la mentalidad heteropatriarcal”.

Pese a la crítica a las defensoras de la teoría queer, todas las mujeres trans se han alineado para hacer frente a las TERF y defender su papel en el feminismo. Para Rosa María García, doctoranda en filosofía y portavoz de la Asamblea del Orgullo Crítico de Murcia, la transfobia emergente entre las mujeres se debe “al proceso de popularización del feminismo, cuya principal lucha actualmente es la violencia de género, relacionada para muchos con el sexo”.

García considera que “el auge de las TERF se debe al desconocimiento sobre las realidades trans y por la desinformación”. Además, critica la institucionalización de la transfobia que, según ella “ha comenzado cuando las mujeres trans hemos accedido a derechos básicos de ciudadanía”.

Cada una de las oleadas feministas ha tenido sus fracturas y debates. La inclusión de la transexualidad, la prostitución y la gestación subrogada son los que vertebran el debate actualmente en las instituciones. Con la Ley Trans y la Ley de Libertad Sexual cocinándose, las divisiones en la sociedad civil se hacen más palpables para tratar de intervenir en la futura legislación.

Aunque la pugna se de en los espacios políticos, en asociaciones y en Twitter, todas las feministas se preparan para un 8-M de reivindicación contra la desigualdad y la violencia de género, que afecta a todas las mujeres y que lleva más muertes en este año que el mismísimo coronavirus.

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