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Vicky y Tom, 20 Minutos, 2018-11-15
https://blogs.20minutos.es/en-espana/2018/11/15/la-mayor-diferencia-entre-la-prostitucion-en-espana-y-en-el-reino-unido-es-que-para-los-ingleses-esta-peor-visto/
La prostitución en España es alegal, igual que en el Reino Unido. De algún modo, ha terminado ocupando un vacío del cual parece difícil salir. Tendemos a pensar que si un acto no es legal, es ilegal, o al revés, pero a veces las cosas no son tan sencillas. No es un delito, pero es una actividad laboral no legalizada. Actualmente, asistimos a un debate que parece infinito entre los que están a favor de legalizarlo o abolirlo, pero se sigue sin llegar a un acuerdo.
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ha declarado recientemente que “la prostitución es ilegal en España”, y la ministra de trabajo Magdalena Valerio lo ha llamado ‘actividad ilegal’, pero no es de todo cierto. No está regulado como en otros países, como Alemania, donde es legal desde 2002, o en Suecia, donde ahora se castiga a los clientes de la prostitución.
En España, como en Reino Unido, hay zonas de las ciudades en las que no es raro encontrarse prostituta en plena calle, incluso tienen fama por ello. En Londres, el Soho, por ejemplo, es conocido precisamente este motivo; Holbeck en Leeds fue la primera zona de prueba de prostitución legal en Reino Unido; o Merseyside en Liverpool. Y Madrid también tiene zonas conocidas por ello: las calles de Montera, Desengaño, de la Ballesta, el triángulo de la prostitución entre Legazpi y Atocha, Casa de Campo, el Polígono Marconi de Villaverde y, por supuesto, los clubes de carretera con sus neones, que yo no soy consciente de que existan como en UK como aquí. También se pueden contratar servicios por internet y cada vez son más los hombres que también la ejercen, siendo más notable la presencia de estos en Chueca y Puerta del Sol, además de por páginas web como Telechapero.
Según el diario Independent, 1 de cada 10 hombres en Reino Unido ha utilizado en algún momento los servicios ofrecidos por la prostitución. En España se estima que acuden un 39% y es el primer país de la UE en consumo de prostitución. El motivo más frecuente por lo cual la gente ‘va de putas’ es, según el mismo medio, por ocio y una mayoría cree que las prostitutas son ‘víctimas’ de alguna manera, ¿cómo es posible que siguen usando sus servicios? Carmen Meneses, antropóloga de la universidad de Comillas, asegura que los hombres que pagan por sexo no asumen las consecuencias reales de sus actos. El síndrome de “no me pasará a mí” que todos tenemos.
La diferencia que veo yo entre nuestros dos países es la visibilidad. En Reino Unido, aparte de ser menos popular, es mucho menos visible, menos aceptado, más visto con malos ojos. En España es algo más abierto, más normal, menos mugriento y sórdido. De hecho hay hasta ‘artículos’ muy accesibles en internet sobre el tema. Por ejemplo: este texto en Coches.net que declara ser un “manual para ir de putas”. Incluso en las series españolas como ‘Aquí no hay quien viva’, el tema sale a menudo como algo perfectamente normal, y la verdad es que en la calle Desengaño, la situación es así: saludas todos los días a las chicas de la calle. En otra serie me suena haber visto una madre comprarle al hijo una puta porque es un chico muy raro y se preocupa que nunca conocerá a una chica.
Los motivos que encuentro por los que se paga por sexo, tras hablarlo con amigos, conocidos, desconocidos y prostitutas, son varios. Algunos me han hablado del ‘pobre amigo’ del grupo, que es el feo o el raro, y que llegó el momento en que decidieron entre todos que era hora de que echara un polvo “porque si no el pobre no va a perder la virginidad nunca”. En este caso fue un regalo, pagaron los demás de la pandilla. Un tal Paco me ha contado la historia de su vida, durante la cual ha pasado mucho tiempo en la compañía de prostitutas simplemente porque le agrada y no lo vio como algo raro ni problemático. Ahora es abuelo y sigue yendo cuando puede. Otro conocido empezó cuando llegó al país y ahora gasta la mayoría de su sueldo en prostitutas. Tiene 18 años. Otros me dicen que simplemente es por conveniencia. Pagan como si fuera una hamburguesa: sabes lo que has pedido y lo que vas a conseguir. Curiosamente, la única persona que me ha dicho que contrataría a una persona por sexo ‘profesional,’ por una experiencia con un experto, fue una mujer.
Por lo que he visto desde mi ventana -tengo esa extraña suerte-, gran parte de la clientela son personas en cierto modo excluidas de la sociedad, y llegan buscando no solamente sexo sino también compañía. El domingo por la mañana por ejemplo, en mi zona, hay bastante movimiento, sobre todo hombres muy mayores.
Los motivos por los cuales la gente vende sexo también son variados. Hay mujeres que llevan más de 25 años trabajando en las calles, todos los días, independientemente del clima. Ya no les queda otra. Algunas prueban en otras países, por ejemplo una me contó que había probado en Suecia, porque pagan mejor, pero después de tan solo dos semanas tuvo que regresar porque el mercado estaba muerto por las leyes. Otras personas lo ven como dinero fácil. Pagan mejor que trabajar en un bar, o limpiar oficinas. Una rumana conocida trabajaba en la prostitución solamente para pagar un préstamo, tuvo su trabajo de día en un restaurante, pero no le daba, entonces de noche salió a la calle. Otras más, ya metidas en el ciclo, son incapaces de salir, y si añadimos a la mezcla que muchos de los pisos que usan ofrecen también droga por unas monedas... se puede uno imaginar el circulo vicioso que ahí se crea. Hay universitarias buscando mejorar sus finanzas, pero se suelen encontrar en las páginas de contratación en vez de en la calle. Por último, y abarcando una multitud de maneras distintas, también existe la trata. Mujeres (normalmente) subyugadas y obligadas a prostituirse.
Los servicios en la calle son increíblemente baratos (desde mi punto de vista), empezando en unos 10 euros por felación, y 20 euros un ‘todoski’ o ‘completo’. Incluso me han dicho que hace años en la zona de la Plaza de la Luna hubo una mujer que masturbaba a sus clientes por unos dos euros. Siempre había cola.
Las páginas web ofrecen un servicio mucho más caro, empezando alrededor a unos 150 euros por hora. Hay docenas. Ofrecen mujeres y hombres e incluso experiencias VIP, personas que hablan varios idiomas, o servicio a domicilio.
La cuestión perece ser que si la mayoría de las mujeres que se encuentran en esta situación lo están por obligación, y la mayoría de la gente lo sabe, ¿por qué permitimos que la situación se perpetúe?
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ha declarado recientemente que “la prostitución es ilegal en España”, y la ministra de trabajo Magdalena Valerio lo ha llamado ‘actividad ilegal’, pero no es de todo cierto. No está regulado como en otros países, como Alemania, donde es legal desde 2002, o en Suecia, donde ahora se castiga a los clientes de la prostitución.
En España, como en Reino Unido, hay zonas de las ciudades en las que no es raro encontrarse prostituta en plena calle, incluso tienen fama por ello. En Londres, el Soho, por ejemplo, es conocido precisamente este motivo; Holbeck en Leeds fue la primera zona de prueba de prostitución legal en Reino Unido; o Merseyside en Liverpool. Y Madrid también tiene zonas conocidas por ello: las calles de Montera, Desengaño, de la Ballesta, el triángulo de la prostitución entre Legazpi y Atocha, Casa de Campo, el Polígono Marconi de Villaverde y, por supuesto, los clubes de carretera con sus neones, que yo no soy consciente de que existan como en UK como aquí. También se pueden contratar servicios por internet y cada vez son más los hombres que también la ejercen, siendo más notable la presencia de estos en Chueca y Puerta del Sol, además de por páginas web como Telechapero.
Según el diario Independent, 1 de cada 10 hombres en Reino Unido ha utilizado en algún momento los servicios ofrecidos por la prostitución. En España se estima que acuden un 39% y es el primer país de la UE en consumo de prostitución. El motivo más frecuente por lo cual la gente ‘va de putas’ es, según el mismo medio, por ocio y una mayoría cree que las prostitutas son ‘víctimas’ de alguna manera, ¿cómo es posible que siguen usando sus servicios? Carmen Meneses, antropóloga de la universidad de Comillas, asegura que los hombres que pagan por sexo no asumen las consecuencias reales de sus actos. El síndrome de “no me pasará a mí” que todos tenemos.
La diferencia que veo yo entre nuestros dos países es la visibilidad. En Reino Unido, aparte de ser menos popular, es mucho menos visible, menos aceptado, más visto con malos ojos. En España es algo más abierto, más normal, menos mugriento y sórdido. De hecho hay hasta ‘artículos’ muy accesibles en internet sobre el tema. Por ejemplo: este texto en Coches.net que declara ser un “manual para ir de putas”. Incluso en las series españolas como ‘Aquí no hay quien viva’, el tema sale a menudo como algo perfectamente normal, y la verdad es que en la calle Desengaño, la situación es así: saludas todos los días a las chicas de la calle. En otra serie me suena haber visto una madre comprarle al hijo una puta porque es un chico muy raro y se preocupa que nunca conocerá a una chica.
Los motivos que encuentro por los que se paga por sexo, tras hablarlo con amigos, conocidos, desconocidos y prostitutas, son varios. Algunos me han hablado del ‘pobre amigo’ del grupo, que es el feo o el raro, y que llegó el momento en que decidieron entre todos que era hora de que echara un polvo “porque si no el pobre no va a perder la virginidad nunca”. En este caso fue un regalo, pagaron los demás de la pandilla. Un tal Paco me ha contado la historia de su vida, durante la cual ha pasado mucho tiempo en la compañía de prostitutas simplemente porque le agrada y no lo vio como algo raro ni problemático. Ahora es abuelo y sigue yendo cuando puede. Otro conocido empezó cuando llegó al país y ahora gasta la mayoría de su sueldo en prostitutas. Tiene 18 años. Otros me dicen que simplemente es por conveniencia. Pagan como si fuera una hamburguesa: sabes lo que has pedido y lo que vas a conseguir. Curiosamente, la única persona que me ha dicho que contrataría a una persona por sexo ‘profesional,’ por una experiencia con un experto, fue una mujer.
Por lo que he visto desde mi ventana -tengo esa extraña suerte-, gran parte de la clientela son personas en cierto modo excluidas de la sociedad, y llegan buscando no solamente sexo sino también compañía. El domingo por la mañana por ejemplo, en mi zona, hay bastante movimiento, sobre todo hombres muy mayores.
Los motivos por los cuales la gente vende sexo también son variados. Hay mujeres que llevan más de 25 años trabajando en las calles, todos los días, independientemente del clima. Ya no les queda otra. Algunas prueban en otras países, por ejemplo una me contó que había probado en Suecia, porque pagan mejor, pero después de tan solo dos semanas tuvo que regresar porque el mercado estaba muerto por las leyes. Otras personas lo ven como dinero fácil. Pagan mejor que trabajar en un bar, o limpiar oficinas. Una rumana conocida trabajaba en la prostitución solamente para pagar un préstamo, tuvo su trabajo de día en un restaurante, pero no le daba, entonces de noche salió a la calle. Otras más, ya metidas en el ciclo, son incapaces de salir, y si añadimos a la mezcla que muchos de los pisos que usan ofrecen también droga por unas monedas... se puede uno imaginar el circulo vicioso que ahí se crea. Hay universitarias buscando mejorar sus finanzas, pero se suelen encontrar en las páginas de contratación en vez de en la calle. Por último, y abarcando una multitud de maneras distintas, también existe la trata. Mujeres (normalmente) subyugadas y obligadas a prostituirse.
Los servicios en la calle son increíblemente baratos (desde mi punto de vista), empezando en unos 10 euros por felación, y 20 euros un ‘todoski’ o ‘completo’. Incluso me han dicho que hace años en la zona de la Plaza de la Luna hubo una mujer que masturbaba a sus clientes por unos dos euros. Siempre había cola.
Las páginas web ofrecen un servicio mucho más caro, empezando alrededor a unos 150 euros por hora. Hay docenas. Ofrecen mujeres y hombres e incluso experiencias VIP, personas que hablan varios idiomas, o servicio a domicilio.
La cuestión perece ser que si la mayoría de las mujeres que se encuentran en esta situación lo están por obligación, y la mayoría de la gente lo sabe, ¿por qué permitimos que la situación se perpetúe?
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