Imagen: The Guardian / Henry Badenghorst |
Henry Badenhorst, uno de los creadores de Gaydar, ha muerto al caerse de un edificio. Su expareja Gary Frisch, falleció del mismo modo hace diez años. Así es como los dos construyeron una plataforma que cambió para siempre las redes de contactos.
Guillermo Alonso | Icon, El País, 2017-11-14
https://elpais.com/elpais/2017/11/13/icon/1510587669_761103.html
Henry Badenhorst, uno de los dos creadores de la red de contactos entre hombres Gaydar, ha fallecido tras caerse de una altura de 23 pisos de la torre de apartamentos Michelangelo en Johanesburgo, Sudáfrica. La policía baraja la tesis de un suicidio, pues según muchos amigos del fallecido estaba atravesando una depresión.
El que había sido pareja de Badenhorst durante 15 años, Gary Frisch, el otro creador de la plataforma, falleció de la misma manera hace exactamente diez años. Frisch se arrojó de la terraza de un octavo piso de un edificio en el sur de Londres en febrero de 2007 cuando se encontraba bajo los efectos de la ketamina, sedante que es también utilizado como droga recreacional.
Frisch y Badenhorst, ambos originarios de Sudáfrica, se hicieron pareja en 1991, se mudaron a Londres en 1997 y se volvieron millonarios algún tiempo después de fundar Gaydar en 1999. Sus nombres aparecieron en las listas de los hombres homosexuales más influyentes junto a presencias como Ian McKellen o Elton John. Pero la historia se torció hasta terminar en tragedia. Así fue cómo.
En 1999 un amigo común de la pareja, un holandés llamado Frank, les comentó que le apetecía conocer a un hombre, pero no tenía tiempo para visitar bares de los barrios gais. Una web llamada Excite, hoy ya desactivada, tenía una sección de contactos en la que el usuario podía subir una foto. Henry y Gary subieron la de su amigo y tuvieron que esperar dos semanas a que alguien respondiese.
La idea para crear una web exclusiva de contactos para hombres gais y bisexuales nació en ese momento. En noviembre de ese año, la lanzaron. Lo que la diferenciaba de otras webs de contactos –ya sea para heterosexuales como match.com o para gais, como la entonces ya existente gay.com–, era la presencia de "perfiles": cada usuario registrado tenía su propia página, con sus fotos y detalladas descripciones. Había nacido la madre de todas las webs y aplicaciones de contactos que el mundo ha conocido desde entonces.
Gaydar permitía, además, hacer hincapié en las características más elevadas de uno mismo (los gustos culturales, sus aficiones en la vida) y las más bajas (detalles anatómicos y preferencias sexuales). Allí se podía encontrar el amor o, sencillamente, un desahogo rápido y efectivo. La influencia de Gaydar no solo se extendió sobre las aplicaciones de ligoteo tanto homosexuales como heterosexuales, sino que llegó a cambiar las normas y los modales del ocio nocturno: ensayos como The end of gay culture (‘El fin de la cultura gay’, de Andrew Sullivan) lo han señalado como responsable de cómo los bares gais cambiaron de usos y costumbres una vez que la ‘caza’ se trasladó de la pista de baile a lo virtual.
Según Badenhorst contó al diario inglés The Guardian, el dinero tardó años en llegar. Las marcas tenían pavor por una plataforma dedicada a los encuentros sexuales entre hombres (un miedo que las revistas impresas para homosexuales ya habían sufrido durante los noventa). Pero su suerte cambió en 2004 y de una manera que tiene mucho de justicia poética: si muchos ejecutivos se dieron cuenta de las posibilidades que ofrecía una plataforma en la que muchísimos socios podían llegar a estar hasta una hora conectados fue porque ellos mismos eran usuarios de Gaydar.
Los automóviles Ford fueron los primeros en anunciarse y a ellos los siguieron American Express, BMW y Virgin. Una estrategia que sirvió de ensayo para que más de una década después marcas como Diesel se atreviesen a anunciarse en plataformas de pornografía (Pornhub) y, en lo que supone una bonita devolución de la jugada, Pornhub se anunciase con un cartel gigantesco en la plaza Times Square de Nueva York (que fue retirado a las 48 horas, pero esa historia merece ser contada otro día).
La fama de Gaydar subió también gracias a los escándalos públicos en los que la plataforma se veía envuelta. Ya fuese por la presencia de políticos en sus perfiles (el liberal Mark Oaten dimitió después de que el periódico ‘News of the world’ airease sus aventuras con prostitutos que había contactado a través de Gaydar) o de estrellas de la música (Gaydar también fue la red que usó Boy George para conocer al prostituto al que mantuvo prisionero en su casa y que le llevó a cumplir cuatro meses de cárcel).
En 2006 se adelantó a las modernas aplicaciones de geolocalización al crear GPS (Gaydar Positioning System), que permitía al usuario buscar hombres disponibles en un radio de una milla. La plataforma también disfrutó de su propia emisora de radio (GaydarRadio), su versión femenina para mujeres lesbianas y bisexuales (GaydarGirls, que nunca alcanzó el éxito de su versión masculina), su web de entretenimiento (GaydarNation) o su propio local nocturno (muy tentadoramente llamado Profile –"Perfil" en inglés–, en el Soho londinense, que cerró en 2013).
Algunas de esas aventuras tuvieron éxito, otras no, pero Badenhorst y Frisch ya eran ricos: la plataforma llegó a tener hasta cinco millones de usuarios en sus mejores tiempos y muchos de ellos pagaban una cuota mensual para disfrutar de ventajas.
En 2006 la relación de pareja se terminó. Frisch, según Badenhorst contó a The Guardian, se cansó de las horas y horas de trabajo y dedicación al proyecto y quiso vivir la vida. Estaba en la treintena, quería viajar, quería revivir su juventud, quería vivir la noche. Entonces, el 10 de febrero de 2007, a las seis de la tarde, Badenhorst recibió la llamada que cambió su vida. Frisch, bajo los efectos de la ketamina, se había tirado por la ventana de su apartamento en Londres. En la entrevista de ‘The Guardian’ queda patente que hay algo de culpabilidad en él. "Lo que más me hizo sufrir fue preguntarme: si no hubiéramos roto, ¿habrían sido diferentes las cosas?".
Los amigos de Badenhorst, según Buzzfeed News, aseguran que nunca superó la muerte de Frisch. Tras su muerte el sábado (el mismo día, de la misma manera y justo una década después que la de su expareja), la plataforma Gaydar lo homenajeaba desde sus redes sociales. "Para Henry, el hombre que revolucionó las citas entre gais. Nuestro fundador y nuestro amigo. Gracias por soñar. Estarás siempre en nuestros corazones".
La plataforma, que para muchos era simplemente otro método para que algunos hombres satisficiesen sus instintos más bajos, supuso para otros un paso de gigante en las posibilidades para conocer gente, abrir horizontes vitales y ejercer su libertad sexual sin miedo. Si hoy los lectores –de cualquier tendencia sexual– utilizan Tinder, Grindr, Happn y otras aplicaciones para tener citas y encontrar posibles parejas, deben agradecérselo en parte a estos dos hombres que cuando intentaban ayudar a su amigo Frank acabaron no solo ayudando a millones de personas, sino cambiando las reglas de la publicidad y la forma que tenemos de relacionarnos. Con una excepción: no cambió esto último en el caso de Badenhorst. Tras la muerte de Frisch, borró su propio perfil de su propia plataforma y jamás lo volvió a usar.
El que había sido pareja de Badenhorst durante 15 años, Gary Frisch, el otro creador de la plataforma, falleció de la misma manera hace exactamente diez años. Frisch se arrojó de la terraza de un octavo piso de un edificio en el sur de Londres en febrero de 2007 cuando se encontraba bajo los efectos de la ketamina, sedante que es también utilizado como droga recreacional.
Frisch y Badenhorst, ambos originarios de Sudáfrica, se hicieron pareja en 1991, se mudaron a Londres en 1997 y se volvieron millonarios algún tiempo después de fundar Gaydar en 1999. Sus nombres aparecieron en las listas de los hombres homosexuales más influyentes junto a presencias como Ian McKellen o Elton John. Pero la historia se torció hasta terminar en tragedia. Así fue cómo.
En 1999 un amigo común de la pareja, un holandés llamado Frank, les comentó que le apetecía conocer a un hombre, pero no tenía tiempo para visitar bares de los barrios gais. Una web llamada Excite, hoy ya desactivada, tenía una sección de contactos en la que el usuario podía subir una foto. Henry y Gary subieron la de su amigo y tuvieron que esperar dos semanas a que alguien respondiese.
La idea para crear una web exclusiva de contactos para hombres gais y bisexuales nació en ese momento. En noviembre de ese año, la lanzaron. Lo que la diferenciaba de otras webs de contactos –ya sea para heterosexuales como match.com o para gais, como la entonces ya existente gay.com–, era la presencia de "perfiles": cada usuario registrado tenía su propia página, con sus fotos y detalladas descripciones. Había nacido la madre de todas las webs y aplicaciones de contactos que el mundo ha conocido desde entonces.
Gaydar permitía, además, hacer hincapié en las características más elevadas de uno mismo (los gustos culturales, sus aficiones en la vida) y las más bajas (detalles anatómicos y preferencias sexuales). Allí se podía encontrar el amor o, sencillamente, un desahogo rápido y efectivo. La influencia de Gaydar no solo se extendió sobre las aplicaciones de ligoteo tanto homosexuales como heterosexuales, sino que llegó a cambiar las normas y los modales del ocio nocturno: ensayos como The end of gay culture (‘El fin de la cultura gay’, de Andrew Sullivan) lo han señalado como responsable de cómo los bares gais cambiaron de usos y costumbres una vez que la ‘caza’ se trasladó de la pista de baile a lo virtual.
Según Badenhorst contó al diario inglés The Guardian, el dinero tardó años en llegar. Las marcas tenían pavor por una plataforma dedicada a los encuentros sexuales entre hombres (un miedo que las revistas impresas para homosexuales ya habían sufrido durante los noventa). Pero su suerte cambió en 2004 y de una manera que tiene mucho de justicia poética: si muchos ejecutivos se dieron cuenta de las posibilidades que ofrecía una plataforma en la que muchísimos socios podían llegar a estar hasta una hora conectados fue porque ellos mismos eran usuarios de Gaydar.
Los automóviles Ford fueron los primeros en anunciarse y a ellos los siguieron American Express, BMW y Virgin. Una estrategia que sirvió de ensayo para que más de una década después marcas como Diesel se atreviesen a anunciarse en plataformas de pornografía (Pornhub) y, en lo que supone una bonita devolución de la jugada, Pornhub se anunciase con un cartel gigantesco en la plaza Times Square de Nueva York (que fue retirado a las 48 horas, pero esa historia merece ser contada otro día).
La fama de Gaydar subió también gracias a los escándalos públicos en los que la plataforma se veía envuelta. Ya fuese por la presencia de políticos en sus perfiles (el liberal Mark Oaten dimitió después de que el periódico ‘News of the world’ airease sus aventuras con prostitutos que había contactado a través de Gaydar) o de estrellas de la música (Gaydar también fue la red que usó Boy George para conocer al prostituto al que mantuvo prisionero en su casa y que le llevó a cumplir cuatro meses de cárcel).
En 2006 se adelantó a las modernas aplicaciones de geolocalización al crear GPS (Gaydar Positioning System), que permitía al usuario buscar hombres disponibles en un radio de una milla. La plataforma también disfrutó de su propia emisora de radio (GaydarRadio), su versión femenina para mujeres lesbianas y bisexuales (GaydarGirls, que nunca alcanzó el éxito de su versión masculina), su web de entretenimiento (GaydarNation) o su propio local nocturno (muy tentadoramente llamado Profile –"Perfil" en inglés–, en el Soho londinense, que cerró en 2013).
Algunas de esas aventuras tuvieron éxito, otras no, pero Badenhorst y Frisch ya eran ricos: la plataforma llegó a tener hasta cinco millones de usuarios en sus mejores tiempos y muchos de ellos pagaban una cuota mensual para disfrutar de ventajas.
En 2006 la relación de pareja se terminó. Frisch, según Badenhorst contó a The Guardian, se cansó de las horas y horas de trabajo y dedicación al proyecto y quiso vivir la vida. Estaba en la treintena, quería viajar, quería revivir su juventud, quería vivir la noche. Entonces, el 10 de febrero de 2007, a las seis de la tarde, Badenhorst recibió la llamada que cambió su vida. Frisch, bajo los efectos de la ketamina, se había tirado por la ventana de su apartamento en Londres. En la entrevista de ‘The Guardian’ queda patente que hay algo de culpabilidad en él. "Lo que más me hizo sufrir fue preguntarme: si no hubiéramos roto, ¿habrían sido diferentes las cosas?".
Los amigos de Badenhorst, según Buzzfeed News, aseguran que nunca superó la muerte de Frisch. Tras su muerte el sábado (el mismo día, de la misma manera y justo una década después que la de su expareja), la plataforma Gaydar lo homenajeaba desde sus redes sociales. "Para Henry, el hombre que revolucionó las citas entre gais. Nuestro fundador y nuestro amigo. Gracias por soñar. Estarás siempre en nuestros corazones".
La plataforma, que para muchos era simplemente otro método para que algunos hombres satisficiesen sus instintos más bajos, supuso para otros un paso de gigante en las posibilidades para conocer gente, abrir horizontes vitales y ejercer su libertad sexual sin miedo. Si hoy los lectores –de cualquier tendencia sexual– utilizan Tinder, Grindr, Happn y otras aplicaciones para tener citas y encontrar posibles parejas, deben agradecérselo en parte a estos dos hombres que cuando intentaban ayudar a su amigo Frank acabaron no solo ayudando a millones de personas, sino cambiando las reglas de la publicidad y la forma que tenemos de relacionarnos. Con una excepción: no cambió esto último en el caso de Badenhorst. Tras la muerte de Frisch, borró su propio perfil de su propia plataforma y jamás lo volvió a usar.
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