Imagen: Huffpost / Pride de Nueva York |
No todo será celebración alrededor del World Pride en Nueva York.
Ricardo Baruch · Investigador en temas de salud y derechos humanos | Huffpost, 2019-02-11
https://www.huffingtonpost.com.mx/ricardo-baruch/a-50-anos-de-stonewall-la-polemica-entre-el-activismo-lgbt-y-el-pink-washing_a_23666283/
El 28 de junio de 1969, en un acto de resistencia por parte de gays, lesbianas y trans cansadas del abuso y la violencia por parte de la policía de Nueva York, hubo disturbios en la calle de Stonewall en el ‘West Village’. Ese hecho es considerado el inicio del movimiento de liberación homosexual en el mundo occidental y, además, dio pie a la celebración del día del Orgullo LGBT+ el último sábado de junio de cada año en cientos de ciudades alrededor del mundo, incluyendo la Ciudad de México.
En 2019 se cumplen 50 años de esos disturbios y como parte de la celebración se llevará a cabo el ‘World Pride’ o fiesta del orgullo mundial en Nueva York. Esta gran fiesta bianual que se realizó por última vez en Madrid en 2017 busca concentrar diversas expresiones de la diversidad sexual incluyendo la política, la cultura, el activismo, los deportes, los negocios y los espectáculos.
Sin embargo, no todo será celebración alrededor del ‘World Pride’, ya que diversos grupos de activistas se han quejado de que las marchas LGBT+ en Estados Unidos se han convertido en pasarelas de los políticos y las empresas ‘gay-friendly’. Acusan que se han dejado de lado las exigencias históricas que se buscaban reivindicar durante las marchas tales como el fin de la violencia homo/lesbo/transfóbica, la discriminación y los ataques por parte de los sectores conservadores de la sociedad.
En otros países existen controversias similares, incluyendo en México, en la que conviven constantes tensiones entre los intereses del "dinero rosa" y el activismo que denuncia los asesinatos, la discriminación en la escuela, los débiles marcos legales para proteger a las familias homoparentales, la falta de políticas integrales para combatir la epidemia del VIH, entre otras exigencias.
¿Acaso son intereses irreconciliables? Creo que no, porque se pueden celebrar los avances al mismo tiempo que recordar que aún hay mucho trabajo por hacer. El problema es que el desfile el ‘Pride’ en Nueva York lleva años privilegiando el paso de políticos que incluyen alcaldes, congresistas y candidatos, seguidos por las grandes empresas patrocinadoras y dejando muy, pero muy relegados a los contingentes de la sociedad civil en un desfile del orgullo LGBT+ que dura más de 7 horas.
Ante esa situación, un grupo de organizaciones y colectivos celebrará el 50 aniversario de Stonewall en una movilización alternativa que reivindicará las demandas originales del movimiento, más las que se han sumado dado el ambiente hostil que se vive en Estados Unidos con el gobierno de Donald Trump y sus aliados ultraconservadores.
Entre los nuevos obstáculos promovidos por los republicanos se cuenta la pretensión de prohibir que personas trans sirvan en el ejército, detener la creación de baños mixtos en las escuelas, frenar los programas que facilitan la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo, eliminar los contenidos educativos que hablen de diversidad sexual en las escuelas, entre otros asuntos.
Los detractores han acusado a las grandes corporativos de hacer ‘pink washing’, es decir, promoverse como empresas que defienden los derechos de personas LGBT, pero que no necesariamente respetan otros derechos humanos (como los de personas migrantes o incluso de mujeres). O que es solo una pantalla en Estados Unidos, pero sus prácticas en otros países son dudosas. Tal es el caso de empresas petroleras como Chevron, Shell y Exxon, que tienen un record perfecto de inclusión laboral en Estados Unidos, pero en sus sedes de países en África y Medio Oriente no promueven ni por poco los derechos de la diversidad sexual ante un ambiente legal adverso.
Otra de las críticas más comunes es que el movimiento del Orgullo en Estados Unidos suele a visibilizar solo a personas blancas y tendientes a la ‘homonormatividad’, es decir, aquellas que imitan a las familias heterosexuales. Al mismo tiempo, se invisibilizan a las personas LGBT afroamericanas, latinas y asiáticas, aquellas con discapacidad, las que habitan en las calles o incluso aquellas que no tienen cuerpos atléticos, quienes son justamente las que iniciaron los disturbios de Stonewall.
Este año, la celebración del Orgullo LGBT+ también será especial en México ya que se celebra la 41ª Marcha, número significativo para la historia del movimiento homosexual debido al famoso baile de los 41, llevado a cabo en 1901 y que marcó uno de los hitos de la historia de la homosexualidad en nuestro país. En la marcha de la CDMX normalmente conviven los contingentes de las organizaciones y grupos sociales que si bien caminan primero, en ocasiones son invisibilizados ante el paso de los carros alegóricos de los clubes y empresas. Aunque sin duda no se ha alcanzado la brecha entre lo social y lo comercial que se vive en Estados Unidos.
En Estados Unidos, en México y en prácticamente todo el continente (con excepción de algunos países del Caribe) hay muchos avances que celebrar. Pero también hay mucha lucha por delante. 2019 será un año de fiesta, aunque también de nuevos retos como el gobierno ultraconservador de Jair Bolsonaro en Brasil, el movimiento evangélico que busca echar para atrás el reconocimiento de derechos LGBT en varios países Latinoamericanos y el ultranacionalismo norteamericano que impulsa Trump.
Sea por los 50 años en Nueva York o los 41 de México, no hay que olvidar que el movimiento de la diversidad sexual es plural y que desde diferentes frentes se puede encontrar la visibilidad y el respeto a los derechos de las personas gais, lesbianas, bisexuales, travestis, transgénero, transexuales e intersexuales. Así que en este 2019 festejemos y luchemos.
En 2019 se cumplen 50 años de esos disturbios y como parte de la celebración se llevará a cabo el ‘World Pride’ o fiesta del orgullo mundial en Nueva York. Esta gran fiesta bianual que se realizó por última vez en Madrid en 2017 busca concentrar diversas expresiones de la diversidad sexual incluyendo la política, la cultura, el activismo, los deportes, los negocios y los espectáculos.
Sin embargo, no todo será celebración alrededor del ‘World Pride’, ya que diversos grupos de activistas se han quejado de que las marchas LGBT+ en Estados Unidos se han convertido en pasarelas de los políticos y las empresas ‘gay-friendly’. Acusan que se han dejado de lado las exigencias históricas que se buscaban reivindicar durante las marchas tales como el fin de la violencia homo/lesbo/transfóbica, la discriminación y los ataques por parte de los sectores conservadores de la sociedad.
En otros países existen controversias similares, incluyendo en México, en la que conviven constantes tensiones entre los intereses del "dinero rosa" y el activismo que denuncia los asesinatos, la discriminación en la escuela, los débiles marcos legales para proteger a las familias homoparentales, la falta de políticas integrales para combatir la epidemia del VIH, entre otras exigencias.
¿Acaso son intereses irreconciliables? Creo que no, porque se pueden celebrar los avances al mismo tiempo que recordar que aún hay mucho trabajo por hacer. El problema es que el desfile el ‘Pride’ en Nueva York lleva años privilegiando el paso de políticos que incluyen alcaldes, congresistas y candidatos, seguidos por las grandes empresas patrocinadoras y dejando muy, pero muy relegados a los contingentes de la sociedad civil en un desfile del orgullo LGBT+ que dura más de 7 horas.
Ante esa situación, un grupo de organizaciones y colectivos celebrará el 50 aniversario de Stonewall en una movilización alternativa que reivindicará las demandas originales del movimiento, más las que se han sumado dado el ambiente hostil que se vive en Estados Unidos con el gobierno de Donald Trump y sus aliados ultraconservadores.
Entre los nuevos obstáculos promovidos por los republicanos se cuenta la pretensión de prohibir que personas trans sirvan en el ejército, detener la creación de baños mixtos en las escuelas, frenar los programas que facilitan la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo, eliminar los contenidos educativos que hablen de diversidad sexual en las escuelas, entre otros asuntos.
Los detractores han acusado a las grandes corporativos de hacer ‘pink washing’, es decir, promoverse como empresas que defienden los derechos de personas LGBT, pero que no necesariamente respetan otros derechos humanos (como los de personas migrantes o incluso de mujeres). O que es solo una pantalla en Estados Unidos, pero sus prácticas en otros países son dudosas. Tal es el caso de empresas petroleras como Chevron, Shell y Exxon, que tienen un record perfecto de inclusión laboral en Estados Unidos, pero en sus sedes de países en África y Medio Oriente no promueven ni por poco los derechos de la diversidad sexual ante un ambiente legal adverso.
Otra de las críticas más comunes es que el movimiento del Orgullo en Estados Unidos suele a visibilizar solo a personas blancas y tendientes a la ‘homonormatividad’, es decir, aquellas que imitan a las familias heterosexuales. Al mismo tiempo, se invisibilizan a las personas LGBT afroamericanas, latinas y asiáticas, aquellas con discapacidad, las que habitan en las calles o incluso aquellas que no tienen cuerpos atléticos, quienes son justamente las que iniciaron los disturbios de Stonewall.
Este año, la celebración del Orgullo LGBT+ también será especial en México ya que se celebra la 41ª Marcha, número significativo para la historia del movimiento homosexual debido al famoso baile de los 41, llevado a cabo en 1901 y que marcó uno de los hitos de la historia de la homosexualidad en nuestro país. En la marcha de la CDMX normalmente conviven los contingentes de las organizaciones y grupos sociales que si bien caminan primero, en ocasiones son invisibilizados ante el paso de los carros alegóricos de los clubes y empresas. Aunque sin duda no se ha alcanzado la brecha entre lo social y lo comercial que se vive en Estados Unidos.
En Estados Unidos, en México y en prácticamente todo el continente (con excepción de algunos países del Caribe) hay muchos avances que celebrar. Pero también hay mucha lucha por delante. 2019 será un año de fiesta, aunque también de nuevos retos como el gobierno ultraconservador de Jair Bolsonaro en Brasil, el movimiento evangélico que busca echar para atrás el reconocimiento de derechos LGBT en varios países Latinoamericanos y el ultranacionalismo norteamericano que impulsa Trump.
Sea por los 50 años en Nueva York o los 41 de México, no hay que olvidar que el movimiento de la diversidad sexual es plural y que desde diferentes frentes se puede encontrar la visibilidad y el respeto a los derechos de las personas gais, lesbianas, bisexuales, travestis, transgénero, transexuales e intersexuales. Así que en este 2019 festejemos y luchemos.
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